Venezuela desde sus inicios como República ha sido testigo de un largo caminar entre la fuerza bruta de las armas y la fuerza de la palabra. Y cuando se ha estado en el filo de la navaja de la confrontación, ha surgido una y otra vez la sombra de la negociación.
Ningún episodio encapsula este drama con más claridad que el frustrado encuentro aquel 1° de septiembre de 1846, entre el General José Antonio Páez, y el hombre fuerte del conservadurismo, Antonio Leocadio Guzmán, líder del emergente Partido Liberal.
Antonio Leocadio Guzmán inició su labor periodística en El Constitucional de Caracas, cuyas páginas dieron cabida a artículos suyos con los cuales ganó pronta notoriedad al enfrentarse al militarismo dominante en el país. Sus opiniones le valieron un sometimiento a juicio por orden del general José Antonio Páez.
José Antonio Páez le tiró un Puente conciliatorio para entrevistarse con Antonio Leocadio Guzmán y dar inicio a un proceso de negociación, con quien desde hacía tiempo tenía una férrea oposición al gobierno.
Páez envió a la hacienda del General Santiago Mariño, dos emisarios, para pedirle que interpusiera su amistad con Guzmán, a fin de que le consiguiera la entrevista planteada. A esta solicitud Guzmán contestó: “Indíquele a Mariño, que estoy presto a ir a la Victoria a tener la entrevista que se deseaba; siempre que el general Páez, viniese también a este punto”.
Al llegar Guzmán al Cantón de La Victoria, fue rodeado de una tumultuosa marcha liberal. Estas manifestaciones frustran la entrevista. Las noticias del alzamiento de Ezequiel Zamora provocaron el regreso precipitado de Guzmán a Caracas, donde es detenido temporalmente por un juez de Paz.
Guzmán fue dejado en libertad, pero será el instigador principal de la llamada “Revolución Campesina" del partido liberal. Es encarcelado y juzgado de acuerdo con la ley de conspiradores y condenado a muerte. La negociación no se ejecutó y la condena tampoco.
Este evento fue la manifestación de un patrón que se repetiría una y otra vez en la vida nacional: la búsqueda desesperada de una negociación política cuando la confrontación ya golpea a la puerta.
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