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Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

lunes, 1 de septiembre de 2025

La flota de guerra de Estados Unidos en el Caribe y la batalla de percepciones en Venezuela, por Benjamín Tripier


La flota de Estados Unidos no actúa en solitario, pues la operación cuenta con un apoyo tácito, y en algunos casos explícito, de una coalición de países de la región y Europa.

El arribo inminente de una flota de guerra de Estados Unidos para operaciones especiales al Caribe Sur redefine el panorama de la transición venezolana, porque esa presencia plantea un desafío de análisis donde la frase “desde adentro ven los árboles y desde afuera ven el bosque” se torna en una referencia que muestra las diferentes perspectivas y percepciones.El venezolano de la calle, que es el que, principalmente, ve los árboles, percibe el evento con esperanza, pero también con resignación, mientras que los actores geopolíticos, los que ven el bosque, lo analizan como una compleja operación de guerra híbrida.

La flota, que lleva a bordo elementos para operaciones en tierra, no es solamente un ejercicio naval, y su misión, aunque nunca será revelada públicamente en su totalidad, opera en múltiples capas:

1. El espejo público (operación antidrogas): el propósito declarado por los Departamento de Defensa y Departamento de Estado de Estados Unidos y por la Casa Blanca, es el de una operación antidrogas en el Caribe Sur. Esta es una justificación legalmente sólida y políticamente aceptable para sus aliados;

2. El propósito tácito (captura de altos mandos): la designación por parte de la OFAC en julio de 2025 del Cartel de los Soles (y previamente al tren de Aragua) como organización terrorista global, liderado por Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y otros, otorga un mandato de captura legal y un objetivo militar claro. La flota, con equipos de operaciones especiales, está diseñada precisamente para una misión de “extracción”, es decir, la detención de objetivos de alto valor.

La presencia de una fábrica de drones iraní y de campos de entrenamiento de Hezbolá en territorio venezolano eleva la amenaza de regional a global, justificando la intervención de fuerzas especiales; la misión no sería solo desmantelar laboratorios de drogas y sembradíos, sino también neutralizar activos estratégicos de adversarios geopolíticos.

La flota de Estados Unidos no actúa en solitario, pues la operación cuenta con un apoyo tácito, y en algunos casos explícito, de una coalición de países de la región y Europa:

*Apoyo regional: los gobiernos de países como Argentina, Ecuador, México, Paraguay y Perú brindan apoyo logístico y de inteligencia, mientras la posición de Colombia y de Brasil se mantiene en un intermedio entre el rechazo a una intervención y el acompañamiento a la lucha antidrogas… Pero claro, la afinidad ideológica de Petro y de Lula con Maduro tiene un peso importante; y también habría que cuestionarse qué es lo que hace México formando parte de esa coalición;

*Apoyo europeo: se cuenta con la cooperación de países como el reino de los Países Bajos, el Reino Unido y Francia, que tienen intereses estratégicos en el Caribe y en el Atlántico medio.

La operación de la flota es, en sí misma, una pieza clave de la guerra híbrida, pues su sola presencia ya es un mensaje psicológico masivo, diseñado para:

*Generar incertidumbre y pánico en la cúpula chavista, obligándolos a cometer errores;

*Activar la “esperanza” de la población para que mantenga la presión en las calles; y

*Exacerbar las divisiones dentro de las fuerzas armadas venezolanas, entre los que apoyan al régimen y los que buscan una transición.

En todo caso no hay que perder de vista que más de 83% de los venezolanos rechaza una invasión extranjera, por lo que se enfrentan a una posición incómoda para procesar, porque la mimetización que ha logrado el chavismo con la verdadera Venezuela y sus instituciones, hace que no sea un tema fácil de asimilar por la población.

Sumado a esto la habilidad comunicacional del chavismo que sigue negando la existencia misma del Cartel de los Soles, y también del Tren de Aragua; por eso, y conscientes de la amenaza, busca por todos los medios a su alcance, contrarrestar esta operación. El tema psicológico y comunicacional es un arma de mucho peso que están usando los dos lados enfrentados; el chavismo intentará minimizar la amenaza, difundir que el “imperio” no podrá con sus fuerzas regulares e irregulares, y utilizará el miedo a una intervención y el enemigo externo, como herramienta de cohesión.

El venezolano de la calle, que ha salido (despertado) del síndrome de Estocolmo sociológico, no cree que las cosas vayan a cambiar de la noche a la mañana. Pero la llegada de la flota, que, de ser un evento comunicacional pasó a convertirse en un evento real y tangible, y que pasó de rumor conspirativo a ser algo real, admitido por los mismos jerarcas del chavismo, hace que el pueblo se mantenga expectante, y trate de presentar el mínimo flanco posible de vulnerabilidad frente a la represión, quedándose en casa y evitando exponerse.

Si bien algo así alimenta la esperanza de un cambio, la experiencia le ha quitado ingenuidad al pueblo de Venezuela:

*El ciudadano común está preparado para seguir subyugado (o emigrar) si fuera necesario, pero listo para volver a las calles cuando María Corina se los pida… porque en ella sí confían que los va a cuidar del salvajismo del chavismo;

*La resignación es un mecanismo de defensa para evitar la devastadora desilusión de un fracaso más… La experiencia de la Asamblea que manejó Henry Ramos, el abandono de una batalla ganadora por Henrique Capriles en 2017, y la experiencia con Juan Guaidó, los ha vuelto escépticos. Pero como les decía, con María Corina Machado es otra cosa.

La pertinencia del escenario optimista de una transición rápida y negociada depende de si esta fuerza expedicionaria logra su objetivo, y se los lleva de alguna manera, voluntaria o no. La gente lo percibe como el único camino… que no les gusta del todo, pero saben que, sin los gringos, esto no cambiará y que solo se materializará si Estados Unidos mantiene la firmeza y si el gobierno electo mantiene la cohesión.

Por otra parte, la presencia de la flota gringa hace que el escenario inocuo de estancamiento, sea menos probable, ya que el statu quo no puede mantenerse mucho tiempo con esa presión. Porque parece difícil imaginarse en Venezuela un régimen como el Corea del Norte, que sería la única forma en que el chavismo pudiera sostenerse mucho más tiempo.

Y el escenario que nadie quisiera, que es el pesimista, que lleva implícito un conflicto armado, es un riesgo que se incrementa, ante la indolencia de la cúpula chavista que se niega a reconocer que su tiempo se acabó… que quedarse solo causará más daño y dolor.

No obstante, acorralados, podrían ordenar a sus fuerzas regulares e irregulares (milicias y grupos armados) enfrentar a las fuerzas especiales que vienen embarcadas, lo cual podría desatar una escalada que debería ser detenida por la superioridad tecnológica de Estados Unidos. Lo cual sugiere que el conflicto sería corto, aunque podría resultar devastador en lo inmediato.

El chavismo, en una posición de recibir un jaque mate, tiene pocas piezas para jugar y pocos espacios para moverse, por eso lo del escenario pesimista, pues al seguir buscando las tácticas para perpetuarse previstas en el escenario Inocuo, su última opción es el caos -patear el tablero- que podría desencadenar una respuesta rápida y contundente. Dejando al escenario optimista, de salida negociada, con cada vez más baja probabilidad de ocurrencia.

Con la presencia de la flota americana desplegada y un escenario político cada vez más inestable, es evidente que Venezuela enfrenta un futuro marcado por escenarios posibles, pero igualmente probables: una transición que puede ser pacífica y ordenada, una crisis institucional que se enquista, o una escalada de enfrentamientos que agudice la confrontación.

La realidad es que el país debe prepararse para administrar escenarios complejos, que demandan prudencia, determinación y apertura al diálogo que no atrase. La situación del chavismo herido y más peligroso que nunca, y una oposición mayoritariamente siguiendo a María Corina Machado, y otros políticos alacranados sin bases que los sigan; en un entorno económico en deterioro, hace imprescindible que todos los actores actúen con visión estratégica, evitando decisiones impulsivas que puedan agravar la crisis o impedir, u obstaculizar el proceso de transición necesario.

Por todo lo anterior es que quiero reflexionar y compartir que, ante la inminencia de una transición política y económica en Venezuela, las empresas deben comenzar a prepararse para un mercado que probablemente experimentará cambios estructurales profundos.

Es fundamental que se preparen para enfrentar una mayor volatilidad en los precios, así como una cuasi anarquía que se reflejará en mayores fluctuaciones en las políticas fiscales y monetarias; y la ya anunciada apertura a inversión extranjera exigirá una gestión flexible y proactiva, que habrá que administrar con madurez, prudencia y sensibilidad del mercado, que son los clientes y los proveedores… pero también los trabajadores.

Las empresas deben fortalecer sus capacidades de gestión de riesgos, crear planes de contingencia y mejorar su eficiencia operativa, para poder adaptarse rápidamente a un entorno en transición.

La política económica deberá orientarse hacia la estabilización macroeconómica, el impulso a sectores productivos no petroleros y la creación de un marco regulatorio claro y predecible. Para ello, es imprescindible acabar con el cortoplacismo y adoptar reformas estructurales que incentiven la competencia, la productividad y la diversificación económica.

La clave será mantener una comunicación transparente con sus empleados y stakeholders, y enfocarse en la sostenibilidad y la innovación para sobrevivir y prosperar en un escenario donde las reglas del juego están por cambiar… Y ahí sí será necesaria la existencia de organizaciones empresarias serias que aporten ideas y experiencias a la construcción de la nueva Venezuela… que definitivamente deberá tener muy poco (o nada) que ver con la que estamos dejando atrás.

El actual enfoque de control centralizado, dependencia de ingresos petroleros y resistencia a reformas profundas deberá ceder espacio a una estrategia que promueva mayor apertura, flexibilización y atracción de inversión privada.  Y así no lo parezca, el cambio más difícil de lograr será el de las mentes de los empresarios y gerentes.

Solo así podrá Venezuela evitar un colapso aún mayor y sentar las bases para una recuperación sostenible. La apertura real a la inversión extranjera, la revisión de monopolios y controles excesivos, y una política arbitral que garantice la seguridad jurídica serán pasos necesarios para transitar hacia una economía más abierta y resiliente.

La victoria electoral del 28 de julio de 2024, confirmando la victoria previa de María Corina Machado el 22 de octubre de 2023, fue el inicio de una fase en la que la luz al final del camino (ya sin túnel) se ha vuelto real, aunque siga siendo peligroso… Y ese camino es el que estamos transitando hoy… cuidado con salirse a la banquina.

Las recomendaciones

* Para el gobierno chavista (de salida): Que reconozca la necesidad de un proceso de transición que garantice la estabilidad y la paz, y que promueva un espacio de diálogo interno real que permita acuerdos concretos sobre su salida, evitando acciones que puedan escalar el conflicto o deslegitimar cualquier eventual proceso de cambio. Debe priorizar la colaboración institucional y evitar decisiones unilaterales que profundicen la crisis.

*Para el gobierno electo (liderado por Machado y González): Que establezca lo antes posible una hoja de ruta clara y negociada con todos los sectores que la siguen, fije metas concretas para la transición económica, social y política, y las comunique con transparencia a la ciudadanía y a la comunidad internacional. Debe priorizar la estabilidad macroeconómica, el respeto a los derechos humanos, y la incorporación de actores políticos y sociales en un proceso que sea incluyente y pacífico. Y como decíamos en el informe anterior, estar preparados para asumir el gobierno en cualquier momento; crear equipos de diálogo local –micro diplomacia comunitaria- con líderes barriales y simpatizantes chavistas para construir confianza en el gobierno entrante.

*Para la dirigencia empresarial (cooptada por el chavismo): Que se prepare para un contexto de transición complejo y busque adaptarse rápidamente; y comprenda que debe tomar distancia del chavismo, porque el futuro será sin ellos. Y la nueva política pública, especialmente la que afecta a las empresas, cambiará drásticamente. Si se quedan del “lado oscuro de la fuerza”, no solo no ayudarán a mejorar a Venezuela y sacarla de la crisis donde la metió el chavismo, sino que será un pésimo negocio para sus empresas. Entonces: tomar distancia del chavismo ahora, y dedicarse a operar sus negocios bajo situación de turbulencia fuerte.

Análisis de entorno – El Nacional – E-mail: btripier@ntn-consultores.com – Instagram: @benjamintripier – Twitter: @btripier

https://www.costadelsolfm.org/

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