
“Se pretende que todas las universidades funcionen con un modelo único, diseñado desde el CNU”, asegura el exrector de la USB y la Unimet
“Pareciera que se ve la universidad como un mecanismo del ejercicio del poder, más que como un mecanismo del desarrollo de la sociedad”, dice Scharifker
Benjamín Rubén Scharifker Podolsky (Buenos Aires, 21 de septiembre de 1953) llegó a los cuatro años de edad a Venezuela y desde joven vio en el estudio y la ciencia más que una manera de conocer al mundo.
Tras graduarse como químico en la Universidad Simón Bolívar de Caracas y obtener un PhD en fisicoquímica de la Universidad de Southampton, Inglaterra, su inclinación por la docencia y la investigación lo llevó a ser rector de su alma mater (la USB, 2005-2009) y luego de la Universidad Metropolitana (2011-2021), por lo que conoce la educación superior universitaria en Venezuela desde la perspectiva pública y privada, como pocos.
En entrevista exclusiva para Analítica, Scharifker, quien además es individuo de número de la Academia Nacional de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela, observa con preocupación el deterioro universitario y la tendencia estatal: “pareciera que se ve la universidad como un mecanismo del ejercicio del poder, más que como un mecanismo del desarrollo de la sociedad”, advierte.
Señala que una privatización atípica de la educación universitaria está en marcha. Destaca que las universidades se están quedando sin estudiantes, y como buen científico avala su opinión con cifras: de mil estudiantes que ingresan al año a la Universidad Simón Bolívar, al final del primer año de carrera ya se ha retirado el 90%
–¿Cómo observa la situación de la educación universitaria en Venezuela?
–Sigue siendo delicada, porque llevamos ya varios años enfrentando problemas diversos y constantemente surgen nuevos temas. Hay uno que es recurrente, que no ha sido atendido, menos todavía resuelto, que es el de los muy bajos recursos. Los presupuestos que se entregan en las universidades son insuficientes para su funcionamiento, para el mantenimiento, la reposición de equipos, la adquisición de materiales, de reactivos para aquellas disciplinas que lo requieren y luego el tema de la infraestructura que está muy atrasada, porque no ha habido inversión a lo largo de décadas y sobre todo, el tema de los salarios, las compensaciones que son tan escasas, tan pobres, tan precarias, que muchos profesores universitarios han salido del país, pues tienen que buscar forma de subsistir, y no solamente profesores, sino también estudiantes. Nosotros vemos como la población estudiantil en las universidades ha caído. Por ejemplo, la Universidad Simón Bolívar, que solía tener 10.000 o 12.000 estudiantes en la suma de sus sedes tanto de Sartenejas, como del litoral, estoy hablando hace una década o algo así, en este momento el número de estudiantes inscritos no pasa de 3.000. Estamos hablando que apenas hay la tercera o la cuarta parte de los estudiantes que solían tener la universidad diez años atrás. Y lo mismo ocurre en universidades como la Universidad de Los Andes, en la Universidad Central de Venezuela y en otras casas de estudio en Venezuela. Entonces, tenemos una situación ya muy prolongada de un decaimiento, que si no se resuelve con cierta prontitud, va a tener efectos muy graves sobre la calidad de la de la educación superior en Venezuela. Eso va a ser va a empezar a ser visible.
¿A qué se debe esa disminución de estudiantes? ¿Se ha reducido el número de cupos o los estudiantes no están aplicando para ingresar en esas carreras?
–Son varias razones. Los cupos no han disminuido. Nominalmente las universidades tienen los mismos cupos que solían tener. Pero por un lado los estudiantes no tienen los recursos para estudiar, porque en las universidades públicas la educación digamos es gratuita en el sentido que el estudiante no tiene que pagar una matrícula, pero no es gratuita en el sentido que el estudiante tiene que subsistir. No existen becas estudiantiles que permitan a un estudiante subsistir mientras cursa sus estudios. La cantidad que recibe mensualmente un estudiante que puede tener una beca por parte del Estado es totalmente ridícula, no alcanza ni siquiera para el transporte. Entonces, para una persona que ya es adulto, porque el estudiante universitario típicamente tiene entre 17 años y 23 o 24, pues tiene que trabajar para subsistir y eso le impide cursar una carrera universitaria. Ese es un factor. Otro factor es la falta de preparación de los estudiantes en las etapas previas a la educación universitaria. Sabemos que en las universidades se han modificado los sistemas de ingreso, el Estado ha impuesto restricciones cada vez más severas sobre los mecanismos de ingreso que son distintos a la asignación de estudiantes por parte de la OPSU. Por ejemplo, en el caso de la Simón Bolívar, donde todos los estudiantes entraban con examen de admisión, no había actas convenios, no había ningún otro mecanismo, sino a través del sistema de admisión que era una combinación del resultado del examen de admisión y las notas de bachillerato. Con ese sistema había una cierta prosecución. Quienes habían ingresado tenían asegurado que tenían la preparación para cursar los estudios universitarios. Luego, la Simón Bolívar diseñó algunos mecanismos alternativos, pero no alternativos del examen de admisión o de los mecanismos de ingreso, sino alternativos para proveerle a estudiantes que no habían podido cursar en bachillerato, por falta de profesores, materias como matemáticas, física o lenguaje, unos ciclos previos a la universidad para prepararlos para sus estudios. Esos mecanismos aseguraban la prosecución. En este momento de mil estudiantes que ingresa anualmente en la Universidad Simón Bolívar, para el final del primer año de estudio, en el tercer trimestre, apenas queda un centenar de ellos. El 90% se fue de la universidad porque no logró pasar los exámenes, no logró pasar ninguna materia. Entonces, una de las razones por las cuales no hay estudiantes en las universidades es porque no hay prosecución estudiantil. Por causa bien sea económica o por causa de la precaria preparación académica de los estudiantes que ingresan en las universidades, asignados con mecanismos que le prestan muy poca atención a la calidad académica de los estudios.
-Se prioriza la cantidad…
–Sí, yo pienso que ese es uno de los dramas que estamos viviendo en Venezuela, en que constantemente hay discursos por parte de los órganos oficiales que hablan de la cantidad de los estudiantes, pero en los discursos el tema de la calidad de los estudiantes está completamente ausente. Y cuando nosotros hablamos de estudios universitarios, necesariamente tenemos que hablar de la excelencia. O sea, nosotros no podemos concebir los estudios universitarios si no se persigue la excelencia. Estamos hablando que estamos, no solamente en la era del conocimiento, sino en la era de la inteligencia artificial, en la era de la tecnología, en la era de las comunicaciones y, no pretendemos estar en la frontera del conocimiento, así jamás vamos a poder superar las tremendas deficiencias que tenemos, que solamente se pueden resolver con el uso intensivo del conocimiento. Por eso tenemos que incorporar dentro del discurso, sobre toda en la educación superior, el tema de la excelencia, de la calidad, no solamente la cantidad.
–Precisamente acaba de darse una un cambio a través de una resolución del Consejo Nacional de Universidades sobre el sistema de ingreso y la eliminación de las pruebas internas. ¿Cuál puede ser el impacto de esta medida para las universidades y para la formación de los estudiantes?
–Sí, lo más probable es que se vayan a profundizar más aún los problemas que ya estamos viviendo en las universidades. El problema con la asignación, digamos, de lo que llaman cupos, de plazas por parte de la OPSU, es que no se conoce realmente los criterios que se utilizan para la asignación de esas plazas en las universidades. Cuando se inició la asignación por parte de la OPSU de los cupos, estamos hablando de hace como 12 o 15 años que empezaron con este tipo de políticas, pues se hablaba de dar prioridad socioeconómica. O sea, que el estudiante que viniera de un colegio privado tuviera muchísimo menos oportunidad de ingresar a una universidad pública que un estudiante que viniera de un liceo público, independientemente de cuáles fueran sus notas. Eso hacía que, por ejemplo, si un estudiante quería estudiar las carreras más demandadas, por ejemplo, medicina o ingeniería y provenía de un colegio privado, simplemente no tenía chance de ingresar a la universidad pública. El caso de ingeniería debía ir a una universidad privada, y en el caso de la medicina, simplemente no podía estudiar, porque no hay carrera de medicina en ninguna universidad privada. Eso produjo unas dificultades muy difíciles de solventar. Hoy con esta disposición nueva, las dificultades aumentan, porque no habrá forma para muchos estudiantes de poder resolver esa situación. Yo invitaría a quienes son los responsables de la aplicación de la política con respecto a la educación superior, sobre todas las universidades públicas, que revisen muy bien esas políticas, porque nosotros estamos perdiendo lo más valioso que tiene un país que es el talento. ¿Por qué tantos jóvenes emigran de Venezuela? Deberíamos hacernos esa pregunta. Posiblemente una de las razones de la emigración de los jóvenes de Venezuela es porque sienten que no tienen suficientes oportunidades para desarrollarse de acuerdo a sus aspiraciones. Y sus aspiraciones pueden ser estudiar en una universidad que les ofrezca el mayor nivel posible y una vez que yo vea frustrada esa posibilidad, pues no queda más remedio que buscar otra alternativa.
–Sobre el tema de la autonomía universitaria, esto debe encender las alarmas porque, ya se sabe que desde el punto de vista financiero las universidades dependen de del estado, por otra parte, lo que tiene que ver con la elección de las autoridades y ahora tenemos el tema del ingreso de los estudiantes, es decir, poco a poco se ha venido cercenando la autonomía. ¿Qué es lo que falta para que definitivamente la autonomía de las universidades muera, a pesar de la disposición constitucional?
–Bueno, efectivamente, aquella universidad en donde ha podido haber elecciones son muy pocas, porque solamente ha sido en la Universidad Nacional Experimental del Táchira y en la Universidad Central de Venezuela, porque no ha habido elecciones ni en la Universidad Zulia, ni en la Universidad de Los Andes, ni en la Universidad de Oriente, ni en la Universidad de Carabobo, ni en la Simón Bolívar, etcétera. Entonces, son muy pocas las universidades públicas que han logrado tener elecciones en la última década y solo lo han logrado hacer en virtud de un acuerdo que no se conoce. ¿Por qué hubo elecciones de la Universidad Central de Venezuela? Bueno, porque hubo algún tipo de acuerdo con el Tribunal Supremo de Justicia para que no admitiera impugnaciones o recursos en contra. Pero luego, el caso de la ULA, que repetidamente ha intentado reformar reglamentos, buscar las formas de que haya elecciones porque el rector de esa universidad, igual que la rectora de la Universidad de Carabobo, lleva ya 13 o 14 años en sus cargos y necesitan relevo. Ellos (el gobierno) están plenamente conscientes de eso, pero no ha habido forma. Entonces, efectivamente ha habido ya una transición de la autonomía universitaria desde hace bastante tiempo. Y en otros casos, por ejemplo, el de la Simón Bolívar, pues lamentablemente el rector, que también había sido electo una década atrás, murió en el año 2021, y lo que hizo el Ejecutivo fue nombrar una autoridad interina que por ley de universidades o por reglamento interno de la Universidad Simón Bolívar, han debido llamar a elecciones en el lapso de 180 días y no lo han hecho y hasta donde sabemos no tienen la menor intención de hacerlo. Entonces, pareciera que se ve la universidad como un mecanismo del ejercicio del poder, más que como un mecanismo del desarrollo de la sociedad. Hace mil años desde que existen las universidades y se han visto siempre como como lugares donde se cultiva el conocimiento, donde se cultivan los valores y se busca la verdad, pero para engrandecer a la sociedad, no para que sean elementos del servicio del poder. Nosotros lo estamos viendo en Venezuela, las universidades como elementos del servicio del poder y no como elementos para el desarrollo social. Quizás son las grandes contradicciones que tenemos que resolver. Nosotros no podemos tener al poder enfrentado con la sociedad, ni a la sociedad enfrentada con el poder ¿Para qué sirve el poder político? el poder político debe servir para poder cumplir los objetivos del mejor desarrollo de la sociedad. Si no sirve para eso, ¿para qué está? Esas son las grandes contradicciones que tenemos que resolver.
-¿Cómo debe ser la universidad?
-Para que toda la sociedad progrese significa que las universidades deben ser diversas. Por más nacionales que sean, o por más privadas que sean, no importa. Es importante que sean diversas, no que todas persigan un único objetivo, sino que haya universidades que sus objetivos dependan de su localización, que tengan vocaciones distintas. Por ejemplo, uno pudiera pensar que una universidad que esté ubicada en los llanos va a tener mucho más énfasis en la veterinaria, en la agronomía, etcétera, que una universidad que esté ubicada en una ciudad, lo cual tiene su lógica. Podemos tener universidades que tengan un foco mucho más fuerte en la investigación que otras y así sucesivamente. Eso lo vemos en aquellos países donde hay sistemas universitarios que progresan, donde vemos que hay universidades que tienen perfiles distintos, algunas con ciertas orientaciones filosóficas en cierto o en determinados sentidos, otras con orientaciones o acciones temáticas, otras resolviendo y atendiendo problemas de índole regional, de índole ambiental, etcétera. Esa diversidad la hemos perdido hace mucho tiempo en Venezuela, porque se pretende que todas las universidades funcionen con un modelo único, un modelo diseñado centralmente desde la OPSU, desde el Consejo Nacional de Universidades, que no pretende hacer su función coordinando acciones, sino dirigiendo acciones. Entonces, tenemos un Estado centralizador y que atenta definitivamente contra la autonomía universitaria. En ninguna parte del mundo podemos conseguir universidades que no sean autónomas. De tal manera que si seguimos con estas políticas, el único futuro previsible es el del deterioro o cambio de la calidad de la universidad.
¿Se ha profundizado la diferencia entre la calidad de la universidad privada y la universidad pública por esta situación?
–Yo creo que sí, que hemos tenido en las últimas décadas un aumento de calidad relativo de las universidades privadas con respecto a la pública con respecto a lo que solía ser. Por ejemplo, tradicionalmente en Venezuela no se hacía nada de investigación en las universidades privadas. Posiblemente el 70% del conocimiento que se produce en Venezuela proviene de las universidades y el resto proviene de los institutos de investigación. Ese conocimiento que proviene de las universidades viene de las públicas, porque en las universidades privadas prácticamente no se hace investigación. Bueno, eso ha cambiado un poquito, ahora se hace un poquito más de investigación en las universidades privadas, pero no es que las privadas hayan mejorado mucho, sino que las públicas han empeorado. La educación universitaria, por naturaleza, tiene que estar enfocada hacia la calidad, hacia la excelencia. De tal manera que los profesores, cuando estén dando clases, no estén simplemente recitando lo que leyeron en los libros, sino que estén formando estudiantes de acuerdo a la propia experiencia del profesor y en el cultivo de una determinada disciplina. Si esa no es la experiencia universitaria, entonces no tenemos una experiencia universitaria de calidad, porque la universidad no es un colegio grande, la universidad es una institución donde se cultiva el conocimiento. Si nosotros perdemos la capacidad de cultivar el conocimiento, de crear conocimiento, pues, perdemos la capacidad de hacer labor universitaria y eso es lo que está ocurriendo. ¿Cuál es la consecuencia? Que estamos privatizando la educación superior en Venezuela. Se disminuye la calidad de las instituciones públicas, pues los estudiantes entonces tienen que acceder a las universidades privadas para poder cumplir con sus obligaciones. Es un proceso de privatización, que es atípico, pero esa es la realidad de lo que está ocurriendo.
–¿Cómo ha impactado las nuevas tecnologías el aprendizaje educativo y cómo está Venezuela en esa materia?
-Hay un cambio muy importante que está ocurriendo con las tecnologías. Hemos incorporado algunas tecnologías y la pandemia fue un ejemplo. Se aceleró muchísimo la introducción del estudio a distancia, pero nosotros no podemos sustituir el campo universitario por tecnologías. O sea, mucha gente piensa que el campo universitario ya no es necesario porque la educación puede ocurrir a distancia. Pero en realidad la experiencia universitaria va mucho más allá de un profesor que enseñe al estudiante cosas. La experiencia universitaria es participar en la creación del conocimiento. Es incorporarse a actividades deportivas, culturales, sociales, etcétera, que lo hacen una mejor persona. Entonces, el campo universitario sigue siendo un lugar esencial. Pero luego ¿Dónde están las tecnologías que tienen que ver con la inteligencia artificial y con la computación cuántica y con otras tecnologías que están ahora desarrollándose y que se van a desarrollar en el futuro cercano? En eso estamos muy atrasados. Eso no lo hemos incorporado nosotros en Venezuela como hemos debido hacerlo. Tenemos muy precario conocimiento y aprovechamiento de ese tipo de tecnologías en lo que es la educación universitaria en Venezuela y también por ciertos prejuicios que pueden ser infundados. O sea, tenemos un punto de recelo en algunos casos de esas tecnologías, cuando tendríamos que aproximarnos a ellas para poder sacar el mayor provecho.
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