No todo es eternamente negativo, ni el colapso global es un destino inevitable. Esta semana comenzó con algunas noticias alentadoras: un acuerdo temporal entre China y Estados Unidos para reducir las tensiones arancelarias; un cese al fuego entre India y Pakistán, mediado por Marco Rubio; y una reunión clave promovida por Arabia Saudita con el nuevo presidente de Siria, que llevó al levantamiento de las sanciones estadounidenses contra ese país. Ahora, Siria y Turquía podrían convertirse en actores clave para la pacificación del Medio Oriente.
Lo lamentable es la decisión de Putin de no asistir a la reunión en Estambul y, en su lugar, enviar una delegación de bajo perfil. Es evidente que Marco Rubio no participará, ni tampoco Volodímir Zelenski, y es de suponer que Donald Trump verá este gesto como una ofensa. El desaire se agrava con el reciente sobrevuelo de aviones de guerra rusos sobre Estonia, un claro desafío a la OTAN.
La gira de Trump por el Medio Oriente fue positiva. Sin embargo, llama la atención la exclusión de Israel del recorrido y el avance en las negociaciones directas con Irán, lo cual deja espacio para dudas e interpretaciones.
A pesar de estos avances, aún quedan muchos conflictos por resolver, especialmente en nuestra región, donde la permanencia de regímenes dictatoriales resulta cada vez más anacrónica e injustificable.
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