Llega el momento de nuevamente tener que considerar medidas económicas adoptadas por el ejecutivo nacional, y en este caso pasaremos a tratar no como un “paquete” de medidas, sino más bien resaltaremos las más relevantes de manera individual esperando que usted estimado lector trate de sacar sus propias conclusiones.
Recientemente la sociedad venezolana experimentó ese frio incomodo producto de algo que se sabe no augura cosas buenas, curiosamente lo anunciado según sus creadores busca derrotar la guerra económica impulsada por el imperio, las mafias de quien sabe que cosa y muchas otras acordes a una retórica escuchada durante más de una década; estos aspectos abarcan lo que se conoce es el núcleo principal de todo el clamor social.
En primer lugar se tiene lo correspondiente a la reconversión monetaria que desde el punto de vista logístico (facilidad en las transacciones) parece bastante positivo, pues simplifica trámites, expresión de cálculos, y asimismo una vez internalizada disminuye posibles errores al momento de intercambiar bienes y servicios; sin embargo tal medida trae consigo el peso de una devaluación implícita debido a que la denominación más alta del nuevo papel moneda equivale a cantidades mucho mayores que aquel papel moneda que reemplaza ¿Ejemplo? En el antiguo cono monetario el billete de mayor denominación era de Bs. 100.000, mientras que con el más reciente su equivalente sería a 50.000.000, es decir un aumento de 500 veces en su valor nominal, lo que se puede traducir como la aceptación oficial del incremento exponencial del nivel general de precios..
En segundo lugar se anuncia un incremento del Impuesto al Valor Agregado de 4 %, pues el mismo pasa de 12 % a 16 %, pero ¿Cuál es la función de los impuestos? La respuesta puede variar dependiendo la naturaleza del mismo, aunque todos tienen en común su carácter obligatorio y que en teoría están destinados al financiamiento del Estado, el desarrollo de proyectos, así como también la redistribución de los recursos; por esto al seguir la lógica que se desprende de lo anterior cuesta imaginar que un déficit fiscal aproximado (hasta la fecha de implementación del paquete de medidas) de un 20 %, tal incremento sirva de mucho para solventar tal situación.
En tercer lugar (y por lejos el anuncio más importante) tenemos el incremento del salario mínimo en el orden de 3.364,87 % es decir poco más de 34 veces el anterior. Sobre esto conviene destacar que el pago percibido por un trabajador cualquiera debe ser la representación de su productividad, por lo tanto decretar tal incremento supondría que a nivel agregado el Producto Interno Bruto (PIB) venezolano se incrementará en la misma proporción o lo que equivale a decir que la economía del país crecería 34 veces, por esto si se tenía la previsión contraria de una caída de 18 %, se imaginará fácilmente las consecuencias de tal medida.
Aunado a lo anterior esta una polémica de carácter tanto político como legal, pues el Estado (según lo que se recoge de las declaraciones oficiales) asumiría por un período de tres meses el diferencial del pago de la nómina del sector privado, lo que implica inicialmente una mayor (y enorme) carga fiscal para un Estado ya sobredimensionado con una previsión de decrecimiento en su economía, dejando a la clase obrera con dos patronos uno temporal (Estado) y otro definitivo (Privado) en este último caso hasta que pueda soportar las erogaciones de dinero producto del aumento salarial, y luego de eso ¿Quién asumiría la responsabilidad de cualquier cierre o cese de operaciones?
En este tema hagamos un pequeño ejercicio mental. Supongamos el caso de un supermercado que opera dentro de cualquier centro comercial del país, tiene entre sus costos lo referente al pago de salario y el condominio, con toda seguridad estos dos componentes sufrirán un incremento que en otro caso se podrían cubrir con incrementos en los precios de los bienes comercializados, pero ¿Cómo podrá hacerlo si está sujeto a la comercialización de productos con precios máximos de venta y por lo tanto de sus ganancias? En resumen su estructura de costos sufrirá incrementos importantes, pero debe comercializar sus productos (o los más demandados) a los precios que parecen “justos” para el sector oficial.
Muchas de las interrogantes que puedan surgir del tema, seguramente tendrán una respuesta común, la cual es “el limbo” ya que nadie puede predecir con certeza lo que ocurrirá en los próximos meses y de lo cual tristemente tanto usted como yo estamos destinados a ser protagonistas.
Aníbal Araque|@econ_araque|Economista|Perito|Asesor
economia-integral@hotmail.com
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