No dejar de luchar, Jesús Salom C. / Vicerrector Administrativo de LUZ

La toma de decisiones adecuadas a los complejos retos y desafíos de estos tiempos de pérdida de confianza y desesperanza que debe enfrentar la Universidad del Zulia, pretenden reafirmarla con las mejores herramientas de movilidad social y fortalecerla como palanca de desarrollo. Ello precisa escuchar los gritos de cambio que silente o a viva voz se escuchan en el ámbito universitario y del cual se hace eco una sociedad que presiona para que se viabilicen y ejecuten sin más dilaciones.

No obstante la delicada situación, la institución tiene que dar respuesta a las clásicas preguntas para qué, por qué y cómo hacer realidad esos deseos. En primer lugar, para la formación de profesionales con mayor compromiso y responsabilidad ante la sociedad y fervor hacia su país. Con un perfil más actual, acorde con las tendencias que postulan a las universidades como actores estratégicos en el desarrollo económico en los diversos ámbitos territoriales. Una formación interdisciplinar.

Proporcionar a los estudiantes herramientas para generar experiencias y prácticas innovadoras, aplicables a problemas del sector socio-productivo y de esa vinculación se establezcan programas conjuntos de investigación, de asistencia técnica y cursos para mejorar las competencias de los trabajadores. Relanzar la relación institucional con el sector externo para obtener transferencias tecnológicas y formas de autofinanciamiento. Favorecer nuestro rol de agente de cambio social.

En tal sentido, adelantarnos a las modificaciones previstas e ineludibles del modelo productivo nacional, mediante programas académicos flexibles que puedan adaptarse a la situación existente, crítica o cambiante pero igual de crítica, para coadyuvar al mejoramiento de los niveles de producción y de calidad de los alimentos y otros productos que favorezcan a la familia criolla. El Estado está obligado a diversificar la economía, ese salto cuali-cuantitativo que están dando varias naciones petroleras, ante el imperativo de la encrucijada de cambiar o perecer aplastado por el peso de la historia. Tenemos que propiciar ese cambio para atenuar el sufrimiento colectivo. Sin embargo, esos cambios requieren un cambio de actitud en toda la comunidad de la universidad; que vuelva a enarbolar los principios y valores que siempre defendimos y por diferentes circunstancias se han ido sustituyendo por otros, nefastos para la organización. Tenemos que sincerarnos. La responsabilidad, el compromiso y la identificación con la institución han de ser el motivo principal de nuestro trabajo, mancomunado. Todos somos necesarios.

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