Rocío San Miguel retratada por Roberto Mata
La visión que tiene Rocío San Miguel, abogada, defensora de Derechos Humanos, presidenta de la ONG Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza Armada Nacional, es una papa caliente. Tan caliente como plomo derretido. En un país donde lo más sombrío, lo más oscuro, se escenificó esta semana en los pasillos del Palacio Federal Legislativo, sede de la Asamblea Nacional, casi simultáneamente ocurrió un hecho significativo y esperanzador, la decisión de darle casa por cárcel al dirigente y líder de Voluntad Popular, Leopoldo López.
El país es una montaña rusa. Subidas y bajadas alrededor de puntos culminantes, “momentos extremos” como los llamó el padre Alejandro Moreno. La racionalidad irá apareciendo en cada uno de ellos, si tenemos suerte. Ese es el punto. Ha llegado el momento de las grandes preguntas, todas ellas dilemáticas, verdaderos enigmas, que afloran en una sociedad erosionada por el conflicto político. Todavía hay oportunidad de apuntalar las bases de un estado que transite el camino de la democracia. En las líneas que siguen hay algunas claves de lo que hace falta para lograr ese objetivo. Una visión pragmática, que no incurre en la tentación de invocar el bien y el mal. Sólo las oportunidades, escasas, y los numerosos peligros que tenemos por delante.
¿A cuántas purgas han sometido a las Fuerzas Armadas venezolanas?
La mayor y la más importante se generó a raíz de los hechos del 11 de abril de 2002 y los hechos del 22 de octubre (de ese mismo año) en Plaza Altamira, lo que trajo como consecuencia la separación de un grupo de oficiales institucionales, que interpretó que podía tomar el poder. Muchos de ellos quedaron marcados y debieron apartarse. Ahora, la gran purga instrumentalizada con un Chávez robusto, después del referéndum revocatorio de 2004, comienza en 2005, con asesoramiento cubano. Allí se define el papel que va a jugar la Fuera Armada en la consolidación del proyecto bolivariano. Chávez ya tenía el control de Petróleos de Venezuela, el pilar económico del país, y necesitaba controlar el pilar del poder de fuego del país. En esa segunda purga fueron apartados entre 1.000 y 1.200 oficiales, que luego serían dados de baja, definitivamente, por la vía jurídica. También en ese momento comienza el slogan Patria Socialismo o Muerte, que es una pintura roja que se echa sobre la Fuerza Armada Nacional para que los incómodos, naturalmente, se apartaran. Posteriormente, se han hecho cinco reformas legales de la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, la más reciente acometida por Maduro, que inserta, entre otras cosas, el concepto de la unión cívico militar.
Se podría pensar que esas reformas legales son la expresión de las sucesivas purgas que han tenido lugar en las Fuerzas Armadas. ¿Eso es así?
Sí. Chávez no pudo hacer los cambios con una sola reforma. Encontró muchas resistencias en la Fuerza Armada Nacional. De allí, las marchas y contramarchas que se han dado. Una, quizás la más evidentes, fue la llamada Milicia Nacional Bolivariana. Al punto que la primera concepción de la milicia que Chávez idea es a partir de la reserva, luego desdibuja todo eso y deja la reserva activa como estaba concebida originalmente (los militares en retiro) para avanzar en las reformas sucesivas, con una concepción propia de la milicia (cuerpos de combatientes y milicia territorial). Claro que ha habido resistencia, hasta el punto de que no hay ningún otro sector en el país que haya sido sometido a tantas reformas legales.
¿Qué diría de la foto del oficial que apareció en la torreta de un tanque, en el desfile del pasado miércoles (5 de julio), con la bandera cubana cruzándole el pecho? Allí hay una simbología, un lenguaje. ¿Cómo se contrasta esa imagen con el tema de la soberanía y la unidad nacional?
La Fuerza Armada Nacional tiene tres misiones de carácter constitucional: Una, la defensa de la soberanía; dos, la defensa de la integridad territorial; tres, la cooperación en el desarrollo nacional. En las tres ha fracasado. Hasta el punto, incluso, que los valores de la soberanía, en materia de seguridad nacional, han sido entregados a Cuba. Cuba dirige hoy los destinos del país. La sala situacional donde se toman las decisiones estratégicas más importantes —de carácter político y militar, pero también económico y social— está en La Habana. Venezuela es una especie de pecera, un caso de estudio, de permanente seguimiento por la estructura cubana, para mantener a Venezuela como su fuente económica de supervivencia. Todo lo que estamos presenciando en este momento —entre otras cosas, el uso desproporcionado de la fuerza—, la partidización acelerada de la Fuerza Armada Nacional, así como esta propuesta de Asamblea Constituyente, abyecta completamente, espuria completamente, es un modelo cubano. Este general, por cierto, pudo haber utilizado la medalla de la condecoración José Martí, pero obviamente se colocó la bandera cubana para generar provocación, para generar polarización.
Raúl Castro dijo en una ocasión, refiriéndose a la alianza entre Venezuela y Cuba, “cada vez más somos la misma cosa”. ¿Qué piensa de esa frase? ¿Efectivamente es una realidad?
En términos de control de un pueblo, somos la misma cosa. Vamos incluso en la ruta de perfeccionar el concepto del gobierno perpetuo que se ha establecido en Cuba. Es decir, ese concepto (el gobierno perpetuo), es la máxima aspiración de la revolución bolivariana y se llega hasta allí a través de las ficciones jurídicas, la construcción del enemigo interno, el ideal continental de luchas populares, y de cuanta cosa pueda servir para la consecución de ese objetivo. En eso nos estamos insertando ya, claramente, en el modelo cubano. Muy pocos lo advierten, pero a partir de 2004, 2005, cuando Chávez se siente ganador, comienzan los viajes de las promociones de Estado Mayor de los diferentes componentes de la FAN a Cuba. Los primeros en viajar fueron los integrantes de la promoción de 1987, precisamente de esa promoción egresaron los ocho comandantes que actualmente detenta el poder de fuego de las FAN, a través de las ocho Regiones Estratégicas de Defensa Integral (REDI). De ahí viene la formación ideológica y la construcción de la FAN como pilar de la revolución. Eso no hay que perderlo de vista.
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