Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

viernes, 23 de junio de 2017

Un oxímoron, Alfredo Rincón - Economista

El oxímoron es una figura retórica donde se combinan dos palabras entre sí. Sería el caso de un silencio “estruendoso”, un cadáver andante, etc. Así ocurre en Venezuela de 2017 con la llamada constituyente. Se convoca a una asamblea sin consultar al poder originario si la cree necesaria y sin votar las bases comiciales. Sin ruborizarse, los promotores hablan que ésa es la vía para la paz. Se viola con esa propuesta no sólo la constitución de 1999, sino instituciones y conquistas anteriores como el voto universal, directo y secreto. Cuando escucho a algunos de sus promotores, los clasifico en varios grupos: uno, evidentemente formado por intelectuales que no creen en lo que dicen, mintiendo por dinero o por conservar los enormes privilegios (fortunas mal habidas, sueldos en dólares, fuentes de corrupción). Acá recuerdo la condena de Bolívar a quien tanto nombran: “El talento sin probidad es un azote”.

Un segundo lote es de fanáticos que de verdad creen que Cuba y Corea del Norte son sociedades exitosas, modelos para Venezuela y que sienten que ha llegado el momento de arrojar a la basura la actual constitución, violada casi todos los días, pero que en su texto declara la separación de poderes, un régimen democrático y de libertades, la propiedad privada, etc.

Acá podríamos incluir a miles que, como loros, repiten en la televisión y otros medios frases aprendidas de memoria. Da lo mismo en la Venezuela socialista de hoy, la Alemania de Hitler o la China de la revolución cultural. Son éstos zombies que creen que la culpa de la crisis de hoy es “la guerra económica” y “el imperio”. Les parece bien que en lugar de comprar alimentos y medicinas se sigan comprando aviones, helicópteros, tanquetas y bombas lacrimógenas.

Hay también centenares de miles de personas que de buena fe simpatizaron con los ideales de Chávez y no entienden esto de la constituyente, o hasta la adversan íntimamente. Pues señoras y señores, hemos llegado a una encrucijada. Esta constituyente es inaceptable para cualquier demócrata. Quien la apoye contribuye a sepultar lo que nos resta de democracia y puede abrir paso a lo que ningún venezolano de bien puede desear: la violencia y la intervención armada. Regímenes despóticos como el de Irak, Libia o Siria así lo prefirieron. Otros, como López Contreras a la muerte de Gómez, el Rey y Adolfo Suárez al fallecer Franco o la mayor parte de los militares chilenos forzando a Pinochet, dieron paso a sociedades prósperas y democráticas.


Algún historiador amigo del gobierno debería decirle que en 1857, (José Tadeo Monagas), 1982 (Andueza Palacios) las reformas constitucionales lejos de consolidarlos, precipitaron cambios de gobierno. En 1957 su incumplimiento por Pérez Jiménez también. Fueron flores de un día. Debe cancelarse tal proyecto y sentarse a negociar en serio un cambio radical en lo económico, cronograma electoral de 2017 y 2018, y unidad frente a los graves problemas del Esequibo (corte internacional de la Haya) y el Golfo. Ojalá así ocurriera.

Las declaraciones del presidente Trump y las del vicepresidente responsabilizan al gobierno cubano de desestabilizar políticamente la región y en particular a Venezuela. Quizá en la negociación que los comunistas cubanos realicen para normalizar las relaciones con los Estados Unidos se desvinculen del proyecto constituyente y los poderes públicos venezolanos alcancen una solución.

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