Venezuela sigue mal y de continuar este Gobierno cerrando las puertas a la expresión popular, ese camino al precipicio no se detendrá. Urge un cambio político. Urge que el pueblo pueda consolidar un proceso en el que sustituyamos, no sólo al Presidente, sino a un modelo político que ha reducido la libertad, igualdad y el progreso a su mínima expresión. Este Gobierno no da resultados positivos en ningún área de gestión pública. En nuestros hogares se vive una crisis profunda de inflación, hambre, escasez de medicinas, inseguridad, precariedad en nuestra calidad de vida.
Esa urgencia nos llevó a proponer activar un referendo revocatorio, constitucional y las instituciones controladas por el irresponsable Presidente han pasado de obstruirlo a impedirlo. Sin ningún soporte legal, tribunales penales en siete estados del país, suspendieron allí el proceso de recolección del 20 %. Que el CNE haya “acatado” esas decisiones, es la muestra más fehaciente de la parcialidad de las rectoras involucradas. Este país necesita un proceso electoral que ponga en manos del pueblo la última palabra. Eso es democracia. Cerrar esa posibilidad es un acto criminal.
Ahora nos corresponde seguir luchando en los diversos escenarios. Nos toca dar una pelea en la Asamblea Nacional. Allí denunciamos la ruptura del hilo constitucional, profundizamos la revisión de la conformación de los poderes judicial y electoral y aprobamos iniciar un juicio político que determine la responsabilidad del Presidente. Por otro lado, acudiremos con fuerza a las instancias internacionales: ONU, OEA, Tribunal Penal Internacional, para enjuiciar a jueces y rectoras, Unasur, Mercosur, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, parlamentos regionales. Todos pueden ser un factor importante de presión. Pero todo sería inútil si las calles de Venezuela no se pronuncian.
A partir de hoy salimos pacífica y constitucionalmente a ejercer nuestro derecho a la protesta. Y tengo la convicción de que con la acción parlamentaria, la lucha en los escenarios internacionales y la presencia del pueblo en la calle, lograremos reencauzar a los no demócratas al camino de la Constitución. Vamos a lograr hacer elecciones. Referendo revocatorio o elecciones generales, pero siempre la solución pasa por elecciones. Si ese es el objetivo, celebro la mediación de la Iglesia católica. Tengo plena confianza en ella y en nuestra dirigencia nacional, para que resolvamos nuestros problemas por la vía democrática: el voto.
Esa urgencia nos llevó a proponer activar un referendo revocatorio, constitucional y las instituciones controladas por el irresponsable Presidente han pasado de obstruirlo a impedirlo. Sin ningún soporte legal, tribunales penales en siete estados del país, suspendieron allí el proceso de recolección del 20 %. Que el CNE haya “acatado” esas decisiones, es la muestra más fehaciente de la parcialidad de las rectoras involucradas. Este país necesita un proceso electoral que ponga en manos del pueblo la última palabra. Eso es democracia. Cerrar esa posibilidad es un acto criminal.
Ahora nos corresponde seguir luchando en los diversos escenarios. Nos toca dar una pelea en la Asamblea Nacional. Allí denunciamos la ruptura del hilo constitucional, profundizamos la revisión de la conformación de los poderes judicial y electoral y aprobamos iniciar un juicio político que determine la responsabilidad del Presidente. Por otro lado, acudiremos con fuerza a las instancias internacionales: ONU, OEA, Tribunal Penal Internacional, para enjuiciar a jueces y rectoras, Unasur, Mercosur, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, parlamentos regionales. Todos pueden ser un factor importante de presión. Pero todo sería inútil si las calles de Venezuela no se pronuncian.
A partir de hoy salimos pacífica y constitucionalmente a ejercer nuestro derecho a la protesta. Y tengo la convicción de que con la acción parlamentaria, la lucha en los escenarios internacionales y la presencia del pueblo en la calle, lograremos reencauzar a los no demócratas al camino de la Constitución. Vamos a lograr hacer elecciones. Referendo revocatorio o elecciones generales, pero siempre la solución pasa por elecciones. Si ese es el objetivo, celebro la mediación de la Iglesia católica. Tengo plena confianza en ella y en nuestra dirigencia nacional, para que resolvamos nuestros problemas por la vía democrática: el voto.
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