Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

viernes, 22 de julio de 2016

NO TIENEN OTRA SALIDA - Julio Castillo Sagarzazu


“Dulce bellum inexpertis” La guerra es dulce para quien no la conoce. La frase la atribuye Erasmo de Rotterdama Píndaro. Hoy es pertinente reflexionar sobre ella cuando vemos que una parte del país, hastiado de tanta patraña del gobierno, piensa que la única manera de salir de éste es matándonos los unos a los otros.

Es bueno que se sepa que toda esta pesadilla terminará en algún momento en una mesa donde se llegará entre otras a  la conclusión de que Maduro debe marcharse. Esto lo sabe todo el mundo. Lo único que falta para que  eso ocurra es que los jefes de las mafias que nos gobiernan se pongan de acuerdo en cómo se repartirán el país. A nadie le importa ya Maduro. Los gobernadores lo quieren entregar con el referendo a cambio de que no se hagan elecciones regionales y él los amenaza de vueltas con hacerlas si lo dejan solo con el revocatorio.

No nos angustiemos con la justicia. Ésta llega siempre. Allí están los militares argentinos sentados respondiendo de las muertes y torturas. Allí está Pinochet a quien un buen día, un policía de rolito le tocó la puerta en Londres y lo llevó a responder por sus robos y delitos de lesa humanidad.

¿Quién dice que con malandros no se negocia? ¿Qué es lo que hacemos si uno de ellos entra a la casa y apunta en la cabeza a uno de nuestros hijos? Pues negociar. Así de simple.

La negociación es intrínseca a la política. Lo que si debemos estar claros es que estamos negociando no con políticos sino con mafiosos. Esto no es un gobierno sino una banda, la mayoría de los cuales no pueden salir del país porque la DEA les echaría el guante. Y además, no todos son venezolanos o viven aquí. Si cometemos la ingenuidad de no tener esto claro, las negociaciones van a terminar en más de lo mismo.

Si hoy la oposición no pone condiciones meridianamente claras para un diálogo, entonces solo les haremos el favor de que ganen tiempo para que sigan cometiendo sus fechorías y, lo que sería aún más grave, para que la desesperación popular se transforme en una ola de rabia que arrase el país en un incendio social que nadie podrá controlar.

Las condiciones deberían ser sencillas: Apertura de un canal humanitario para traer comida y medicinas al país; libertad para los presos políticos;respeto a las competencias de la Asamblea Nacional y a los derechos humanos; fecha cierta para el referendo este año.

Si la presión social e internacional termina en que estas condiciones sean aceptadas por el gobierno, iremos a la mesa y la cuenta regresiva para que termine la pesadilla habrá comenzado.

La gente no aguanta más. El gobierno tendrá que sentarse a negociar una transición. Sus bolsitas de comida no van a evitar el hambre y ellos lo saben. No tienen otra salida.

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