Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

lunes, 27 de junio de 2016

Nicolás y Andrés Eloy - Neuro J. Villalobos Rincón

“Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño; desbaratando encajes regresaré hasta el hilo. La renuncia es el viaje de regreso del sueño”, Andrés Eloy Blanco.

El pragmatismo existencial de Raúl Castro que ha logrado imponer sobre la chochez de su hermano Fidel, le ha permitido exhibir recientemente dos triunfos innegables en su política exterior. Primero el acercamiento y el intercambio comercial con los EEUU que le sirve para calmar la hambruna del pueblo cubano mientras consigue inversiones que levanten la destruida economía de la isla. Esto seguramente aumenta las angustias del sucesor de Chávez por acuerdo entre ellos, la cual no se calma con simples palmaditas en el hombro. Es que se habla de la negociación de mi renuncia, le dirá a Raúl, y este sibilinamente le responderá “son vapores de la fantasía.

El segundo triunfo es el avance del acuerdo de la guerrilla de las FARC con el embobado gobierno de Santos, triunfo compartido con el Papa por el etílico líder. Eso seguramente atiza aún más las angustias de nuestro atribulado Presidente. ¿Es cierto lo de la negociación de mi renuncia? preguntará a su oráculo revolucionario, y Raúl nuevamente responderá: “son ficciones que a veces dan a lo inaccesible una proximidad de lejanía”. No entiendo Raúl pero en ti creo.

La OEA se descuadró y decidió tratar el informe del lacayo del imperio Luis Almagro que pone en evidencia las costuras totalitarias del régimen; ¿Qué está pasando Raúl? Mi renuncia se estará negociando? insiste el inquilino de Miraflores y recibe como respuesta de Raúl: “Cuántas veces el anhelo menguante pide un pedazo de lo que antes fuimos”.

Lo cierto es que la posibilidad de  la renuncia del fracasado presidente está puesta en el mercado político por propios y extraños, con gritos y con burla, y los anillos más cercanos a él la ven como una forma de preservar futuro a los seguidores de su mentor, como un escudo de protección frente a la Corte Penal Internacional porque los crímenes de lesa humanidad no prescriben y hacia adentro del territorio porque no pueden alegar que cumplían órdenes superiores. “Como el perro que apaga sus amorosos bríos cuando hay un perro grande que le enseña sus dientes”.

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