“Ahora, el general que gana una batalla hace muchos cálculos en su cuartel, considera muchos factores antes de que ésta se libre. El general que pierde una batalla hace pocos cálculos en su cuartel, considera pocos factores antes de que ésta se libre. Muchos cálculos llevan a la victoria, pocos cálculos llevan a la derrota”. Sun Tzu. El Arte de la Guerra.
Venezuela vive en la actualidad una gigantesca crisis política, económica y social. El sistema que el chavismo trató de implantar el país, una combinación entre autoritarismo político y estatismo económico, ha llevado a un colapso en materia de gobernabilidad, producción material y prestación de servicios públicos. Generalmente la historia nos demuestra que la mayoría de los regímenes autoritarios que enfrentan esta confluencia de factores llegan a acuerdos de apertura política y económica con sus detractores para alcanzar un mínimo de gobernabilida. Pero en política no todo se resuelve con analogías históricas y con lo que se cree “racional” según los manuales de ciencias sociales. La política tiene mucho de pasión, desenfreno y fenómenos que escapan de modelos predictivos fríos sustentados en la especulación científica. Por lo tanto, la solución a la actual crisis general de Venezuela no surgirá de un pacto entre la oposición y la cúpula del poder, porque la misma ha decretado que radicalizará aún más sus posturas despóticas en materia política y económica. Si se quiere un acuerdo de coexistencia y cooperación entre la base del chavismo y la oposición para garantizar una comunidad política democrática, los actuales miembros del Ejecutivo Nacional deben ser removidos.
Con base a lo anterior, lo que debe discutirse en la oposición no es si se debe remover o no al actual Presidente y colaboradores inmediatos, sino como. Y allí ha surgido una polémica bizantina, en que tres formas de salir del gobierno podrían ser viables: Referéndum Revocatorio, Enmienda Constitucional y Renuncia del Presidente (se ordena de la más práctica a la más difícil de implementar). Dentro de esta polémica, analistas de todo tipo han opinado en torno al tema, tomando posición por alguna de estas soluciones y argumentando sabiamente los defectos de las alternativas a la opción que ellos han escogido pero sesgan a propósito los potenciales peligros del camino que defienden. Repetimos, política es pasión y no razón pura, lo cual es natural que para percibir lo que estamos viviendo, las mentes de dirigentes y políticos pueden estar obnubiladas por los sentimientos, especialmente aquellos que giran su vida política en la órbita de los líderes opositores Leopoldo López y Henrique Capriles. Este no es un tratado de completa objetividad pero intentará señalar que debe tomarse en cuenta para adoptar la solución a la actual coyuntura pero intentará acercarse.
1.- La resolución de la crisis política, económica y social de Venezuela pasará por un pacto de convivencia entre la oposición y la base del chavismo (que ha visto como su dirigencia se desconecta de ella de forma total). El chavismo de base no va a aceptar, por muy descontento que esté, una salida de fuerza de su dirigencia del poder. Hay elementos simbólicos y emocionales que aún el chavismo como movimiento evoca en sus seguidores, aunque estén completamente abandonados por el Presidente Maduro y su entorno. La única manera de manejar esa tensión en democracia y posibilitar un acuerdo de convivencia política es que de una forma u otra haya elecciones. Por lo tanto, cualquier opción distinta a reemplazar al gobierno por medio del sufragio universal, nos llevará al conflicto abierto. Y por añadidura, la cúpula del chavismo sabe que a corto plazo le es imposible ganar unas elecciones, ergo, bloqueará cualquier salida electoral de la actual crisis.
2.- Si el chavismo va a impedir cualquier salida electoral, va a querer, o que simplemente la oposición renuncie a desplazar en el corto plazo al Ejecutivo Nacional (esperar hasta el 2018 a ver si alguna de las variables económicas mejoran) o ser desplazados violentamente del poder (dejando un mito de martirio que les haría conservar un capital político perfecto para generar un conflicto violento del país). Pero la mejor forma de bloquear la salida electoral es permitir que Maduro salga del poder en el 2017, sea por renuncia o referendo revocatorio, posibilitando al vicepresidente gobernar al país por dos años sin elecciones y esperar que mejore la situación para enfrentarse a la oposición. De esta manera el chavismo podría liberar un poco (sólo un poco) la tensión sobre su administración de manera aparentemente institucional y anular momentáneamente el ir a unas elecciones que le son imposibles de ganar. Por lo tanto, cualquier salida del actual gobierno debe implementarse antes de abril del 2017, de lo contrario lo mejor será esperar a las elecciones del 2019, lo cual si políticamente se ve muy viable, éticamente no lo sería.
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Todas las miradas de la Venezuela democrática y de buena parte del mundo, están fijas sobre la Asamblea Nacional. En sus manos está el desenlace de esta creciente confrontación entre las distintas ramas del poder público. Esta especie de todos contra todos que terminará por liquidar lo poco que queda de respeto por la voluntad de un pueblo que no soporta más la situación actual.
ResponderBorrarSeguimos de cerca cuanto sucede en la AN. Estudiamos a fondo las diversas propuestas de los grupos políticos mayoritarios. Todas parten de la base indispensable de la salida de Nicolás Maduro de la jefatura del Ejecutivo. Por diversas vías, es cierto, algunas ingenuas o tan cómodas que hasta se hacen sospechosas. Todos sabemos que cualquiera de las que tienen mayor expresión, hasta ahora, serán saboteadas, obstruidas o demoradas en grado superlativo poniendo a prueba la paciencia y las convicciones del poder legislativo. No necesariamente tendrán éxito, pero pueden terminar la paciencia de este pueblo harto, fatigado de la situación actual. Está exigiendo coraje, decisiones irreversibles y conciencia plena. Estamos en plena confrontación entre las distintas ramas del poder público. Una especie de “lucha libre australiana”, es decir de todos contra todos. De prolongarse en el tiempo lograremos la destrucción total de la República. Nuestro objetivo debe ser todo lo contrario.
ResponderBorrarSe habla de referéndum revocatorio, de enmienda constitucional para recortar el período presidencial, de forzar la renuncia y hasta de destituir a la cabeza del ejecutivo por incumplimiento de sus deberes y obligaciones y abandono del cargo. Sin embargo, repasando estas dos décadas terribles y la década anterior, reafirmo mi más profunda convicción de que el mejor camino es la convocatoria a una Asamblea Constituyente originaria o por iniciativa de la propia Asamblea Nacional. En esta circunstancia ninguna otra rama del poder público podría interferir en el proceso de convocatoria y en las deliberaciones de la misma. Se trata de un cambio radical y profundo para la reconstrucción institucional y ética de la República. En todos los campos y a todos los efectos. Una verdadera transición que, cabalgando sobre la soberanía popular, reformule todo y logre hacer de Venezuela una nación verdaderamente libre, democrática y soberana.
ResponderBorrarEsto puede iniciarse ya, sin pérdida de tiempo irrecuperable. Por supuesto que se necesita de una dosis poco usual de coraje, convicción y disposición a darlo todo en una lucha definitiva.
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