Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

lunes, 8 de febrero de 2016

Petróleo sangriento - Leif Wenar


La abundancia de recursos naturales se ha convertido en una desgracia para algunos países. Leif Wenar, filósofo y autor del libro “Petróleo sangriento”, conversa con Moisés Naím sobre el autoritarismo, las guerras civiles y la corrupción que se esconden detrás de la exportación de materias primas. Foto: Reuters

http://efectonaim.net/

Leer tambien: ¿Qué es la necrofilia ideológica? MOISÉS NAÍM

Hugo Chávez en Caracas en 2012. JORGE SILVA REUTERS

Las malas ideas persisten, a menudo por la necesidad de la sociedad de creer en un líder

Todos conocemos a alguien así. Una amiga que, una y otra vez, se enamora de hombres que la maltratan. O el talentoso colega que salta de un empleo a otro porque no logra controlar su propensión a insultar al jefe.

Sigmund Freud llamó esto la compulsión a la repetición: volver a hacer lo que ya se hizo y que se sabe que da malos resultados.

Pero esto no solo le pasa a los individuos. También le sucede a grupos políticos y hasta a naciones enteras, que se entusiasman con líderes cuyas propuestas ya han sido probadas y siempre han terminado mal. La sorpresa es que estas malas ideas, que deberían estar muertas y enterradas, suelen reaparecer periódicamente.

Hace años llamé a este fenómeno necrofilia ideológica: “La necrofilia es la atracción sexual por cadáveres. La necrofilia ideológica es el amor ciego por ideas muertas. Resulta que esta patología es más común en su vertiente política que en la sexual. Encienda su televisión esta noche y le apuesto que verá a algún político apasionadamente enamorado de ideas que ya han sido probadas y han fracasado. O defendiendo creencias cuya falsedad ha quedado demostrada con evidencias incontrovertibles”.

El maoísmo es un buen ejemplo de esto. Esta doctrina le costó la vida a más de 55 millones de chinos. En 1981 el Partido Comunista Chino emitió su diagnóstico final sobre la gestión de Mao: “Cometió errores de enorme magnitud y larga duración [...], y lejos de hacer un análisis acertado de muchos problemas, confundió lo correcto con lo incorrecto y al pueblo con el enemigo. En esto se centra su tragedia”. Uno pensaría que esta conclusión debería ser suficiente para que las ideas de Mao se quedaran sin seguidores. Y estaría cometiendo un error: en un sorprendente número de países aún hay agrupaciones políticas que con gran entusiasmo se definen como maoístas...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario