País de ciudades - VICTOR ARTÍS

La ocupación de nuestro territorio se inició en las costas y prosiguió hacia el interior con asentamientos a cada 80 kms, distancia que puede recorrer una bestia en un día. Estaban unidos por caminos de recuas, que evolucionaron a carreteras cuando aparecieron los vehículos con motor propio.

Desde ese entonces hemos generado un país de grandes ciudades y algunas conurbaciones metropolitanas, evidentes en la llamada Región Centro Norte Costera (Barlovento-Puerto Cabello), Guanta-Pìritu y Maracaibo con la Costa Oriental del lago. Otras se pueden percibir como incipientes: Barquisimeto-Acarigua-San Carlos, Ciudad Guayana-Ciudad Bolívar y San Cristóbal con su contraparte colombiana.

Las redes de comunicación y de servicios se han construido para solucionar crisis y, excepto en Guayana, raramente en anticipo de demandas o promover progreso

¿En verdad los Ministerios del Ambiente y para el Desarrollo Urbano han influido en la formación del sistema actual de ciudades y en la distribución de las actividades productivas? Sus planes y actuaciones se caracterizan por aceptar los hechos cumplidos pues primero varían las condiciones urbanas o territoriales y después se incorporan a los planes, instrumentos que, repito, salvo excepciones, nunca han propuesto programas con recursos para generar progreso.

No es errado decir que esta ocupación del territorio ha ocurrido sola, libre de interferencias burocráticas. Por tanto, los grandes y evidentes cambios ocurridos y en proceso, incitan a evaluar si los métodos de trabajo y los instrumentos que producen estos dos despachos, son lo apropiado para dirigir la ocupación del territorio y el desarrollo urbano.

Tras su creación, y hoy con más saña, la mayoría del funcionariado ambiental se aferra a la idea que a su ministerio le corresponde la autoridad urbanística. El intento más reciente, tras un intervalo de quince años, es el fallido proyecto de una Ley Orgánica para la Ordenación y Gestión del Territorio, donde además de proponer una burocracia paralela al sistema administrativo vigente, transparenta una permisofilia crónica, más interesada en controlar que en generar progreso.

Este despacho ambiental ha promulgado reglamentaciones urbanas para el litoral margariteño y para la Zona Protectora del Area Metropolitana de Caracas que evidencian un escaso entendimiento sobre la materia.

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