Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 9 de febrero de 2016

Nos estamos jugando el futuro del planeta Por PAUL KRUGMAN

Entre otras cosas, el destino del planeta.

El año pasado fue, por un amplio margen, el más caliente que se haya registrado. Y, aunque saberlo no vaya a cambiar nada, debería servir para que quienes niegan el calentamiento global argumentando que se ha detenido, se callen.

La verdad es que el cambio climático cada vez da más miedo. Es, sin duda, el problema normativo más importante que encaran no solo los Estados Unidos sino el mundo en su conjunto. No obstante, estas elecciones no tendrían mucho impacto en el tema si no existiera la posibilidad de que se adopten medidas efectivas para detener la catástrofe que se avecina.

La situación está mejorando porque estamos muy cerca de lograr una revolución en el campo de las energías renovables. Y algo que merece la pena resaltar es que para que esa revolución energética comience no es necesaria una revolución política. Se necesitan modificaciones legislativas bastante modestas. Algunas ya han sucedido. Otras aún están en proceso. Pero esos cambios no se producirán si las personas equivocadas llegan al poder.

Para entender aquello a lo que me refiero es necesario saber algo sobre el estado actual de la economía del clima, un campo que en los últimos años ha cambiado muchísimo más de lo que el público se da cuenta.

La mayoría de la gente que piensa sobre esto se imagina que lograr una reducción drástica de las emisiones de gases invernadero implica grandes sacrificios económicos. Este punto de vista es ortodoxia para la derecha y forma una especie de línea de contención contra los ambientalistas que se usa solo cuando no es suficiente con negar la climatología y lanzar una caza de brujas contra los meteorólogos.

Un ejemplo es Marco Rubio —la última gran esperanza de la élite del Partido Republicano— que en un debate insistió, como ya lo ha hecho antes, en que un programa de limitación y compra-venta de derechos de emisión (también conocido como cap-and-trade) sería "devastador para nuestra economía".

Para encontrar cualquier idea equivalente en la izquierda habría que alejarse muchísimo de las corrientes dominantes y acercarse a los activistas que insisten en que el cambio climático no se puede combatir sin destruir al capitalismo. Creo que muchos demócratas piensan que la política común y corriente no está a la altura de la tarea y necesitamos un terremoto político para lograr esos cambios. Sigo oyendo que los esfuerzos ambientalistas del gobierno de Obama se han quedado cortos ante este problema, por lo que parece que no vale la pena mencionarlos.

Leer más en: http://www.nytimes.com/es/2016/02/04/nos-estamos-jugando-el-futuro-del-planeta/

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