Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Caza a Lula - JUAN ARIAS

No cabe duda de que en Brasil se ha abierto la caza a Lula, al mismo tiempo que se está organizando un ejército de defensores y hasta de aduladores del popular político que podrían acabar por dañarle en vez de ayudarle a salir de su atolladero.

¿Quiénes son los verdaderos cazadores del que fue considerado el Moisés que sacó de la esclavitud de la pobreza a millones de ciudadanos? ¿No estaremos ante un espejismo?

Lula, el primer presidente de la República sin estudios y que representaba a la clase trabajadora, se convirtió en el político más popular, admirado y amado no sólo en Brasil sino en medio mundo.

El presidente del país más importante del planeta, Barack Obama, en 2009, durante la reunión el G20 lo lanzó a la fama al declarar que Lula era “O cara”, es decir, el político más famoso en aquel momento. Llegó a decir el mandatario americano: “Yo le adoro”.

Los grandes del mundo hacían fila de espera para encontrarlo en el Palacio del Planalto y le llovían las invitaciones para visitar otros países y para que contara sus gestas. Se arrodillaban ante él empresarios y banqueros. Puso a Brasil de moda.

En el inconsciente colectivo, Lula no sólo había rescatado de la pobreza y de la miseria a millones de brasileños devolviéndoles la dignidad de ciudadanos, sino que había contribuido, quizás como ninguno en el pasado, a exaltar la imagen del país fuera de sus fronteras contribuyendo a curar a los brasileños del atávico complejo de inferioridad definido gráficamente por Nelson Rodrigues, como “complejo de perro callejero”.

Su ingenio político y su maestría en saber conquistarse a la gente lo convirtieron en el personaje admirado por pobres y ricos, intelectuales y analfabetos. Lula era Lula y no se discutía.

Hoy su trono empieza a tambalearse acosado por las sospechas de haber compadreado con prácticas ilegales en la relación con empresarios que habrían enriquecido a él y a su familia.

Hay quién se pregunta: ¿Por qué a Lula se le da caza con mayor relieve que a los otros políticos incluso ya incriminados por corrupción?

Porque al mito se le perdona más difícilmente y cuando empieza a resquebrajarse su fuerza simbólica, hasta se agudiza la saña para derribarlo.

Dicen que Lula se está rodeando de abogados y criminalistas para defenderle. ¿Qué mejor abogado que él mismo? Si acaso debería estar alerta para que esos defensores junto con los aduladores no le dañen en vez de protegerle.

Existe el peligro de que en el afán de defender al jefe o amigo, acaben poniendo en su boca afirmaciones que Lula, astuto y sagaz político, difícilmente pronunciaría.

Estoy seguro de que Lula, considerado el ídolo de millones de pobres de este país que lo vieron como a uno de ellos, llegado de la pobreza extrema del Nordeste, nunca les diría, por ejemplo, que renunció a comprar un triplex, de casi doscientos metros cuadrados en la costa de Sao Paulo, frente al mar, lujosamente amueblado, porque le pareció un “cuchitril” (muquifo).

Leer mas en: http://barometropolitico.com/2016/02/09/caza-a-lula/

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