Política y político es todo aquello –pensamiento, palabras y obras– que tiene que ver con el poder y los poderes, con las maneras con que estos poderes nos gobiernan. Y, por otro lado, la gente aquí en edad de razón sabe muy bien que la política es también una forma de vivir, una manera de ocuparse, a través de pensamientos palabras y obras, de todo lo que tenga que ver con el poder y los poderes, los de aquí y otras partes, los de ahora y los de otros tiempos.
Hasta ayer nomás –cuando todavía nos era dado escribir también sobre papel– al hablar a nuestros connacionales de política lo hacíamos con la convicción de que todos ellos, con que solo estuvieran ya en edad de razón, tenían una idea clara de lo que es la política.
Para todos, pensaba, cualesquiera fueran los caminos por los cuales llegaban a esta común idea, sabían que aquí, como en todas partes, por política se entienden dos cosas distintas, así estén íntimamente relacionadas entre ellas.
Por un la lado, política y político es todo aquello –pensamiento, palabras y obras– que tiene que ver con el poder y los poderes, con las maneras con que estos poderes nos gobiernan. Y, por otro lado, la gente aquí en edad de razón sabe muy bien que la política es también una forma de vivir, una manera de ocuparse, a través de pensamientos palabras y obras, de todo lo que tenga que ver con el poder y los poderes, los de aquí y otras partes, los de ahora y los de otros tiempos.
La gente sabe, en pocas palabras, diferenciar entre la política como manera de gobernar y la política como profesión.
POLÍTICA EN ÉPOCAS NORMALES
Diferenciamos de manera natural, diríamos, lo que es la política y lo que son los políticos, como sabemos diferenciar lo que es la medicina y lo que son los médicos sus organizaciones y equipos, gente e instituciones sanitarias, hospitalarias, etc.
Y así como pasamos nuestra vida confrontando todo género de problemas con médicos, bioanalistas y terapeutas de todo orden, mientras reverenciamos casi incondicionalmente la ciencia médica y sus grandes protagonistas, así diferenciamos de manera natural, diríamos, entre los gobernantes (gente que encarna la política), los que tenemos ahora y los que se han dado en la historia y los políticos y los equipos deque se sirven para ejercer su profesión.
Así ha sido siempre entre nosotros y entre los otros y pensábamos –en base a nuestra experiencia y a la de tantos otros– que así seguiría siendo. Aquí, por ejemplo, cuqal1uierqa recuerda muy bien a José Gregorio Hernández o al gran Gabaldón que en su momento nos libró de la malaria, pero ignoramos todo de esa gran saga de entomólogos, médicos, bioanalistas, para combatir la expansión de la fiebre amarilla en Anzoátegui y Monagas o la peste bubónica en los alrededores de Los Teques y Caracas.
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