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Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. Reuters |
Eso podría ser cierto. Está claro que las divisas que Venezuela recibe por sus exportaciones de petróleo no pueden pagar sus importaciones y los intereses de su deuda. Hay escasez extrema de bienes industriales y de consumo, así como de servicios. Por algún lado tiene que romperse el saco, y la probabilidad es que el ajuste que requiere la economía no será la primera opción del gobierno.
Sin embargo, a los bancos de inversión de Wall Street les conviene que siga en marcha la pirámide de préstamo y gasto. Los rendimientos son buenísimos y las comisiones de colocación ayudan mucho a incrementar sus bonificaciones de fin de año. Mientras Venezuela pueda financiar sus déficits, nadie pierde dinero. Es por eso que el default quizás no sea tan inminente como algunos temen. Aun así, puede ser inevitable.
Cuando Hugo Chávez asumió el poder en 1999, PDVSA producía 3,5 millones de barriles de crudo por día (bpd). Para 2004, otros 900.000 barriles se habían sumado al flujo diario. Venezuela se destacaba entre los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo porque también vendía en el mercado mundial productos refinados del crudo.
Pero los problemas se estaban gestando desde 2002. Fue en ese entonces cuando PDVSA despidió a cerca de 20.000 empleados por motivos políticos y los reemplazó con chavistas leales que no estaban adecuadamente capacitados para el trabajo petrolero. Los activos petroleros en manos extranjeras fueron nacionalizados. La inversión se fue a pique y los accidentes causados por un mal mantenimiento se incrementaron. En 2012 estalló la enorme refinería Amuay. La OPEC dice que Venezuela produce actualmente 2,3 millones de barriles de crudo al día.
Más de la mitad de esta producción no genera divisas. Cerca de 700.000 barriles al día abastecen el mercado interno y de esos, los expertos calculan que aproximadamente 100.000 bpd son enviados de contrabando al mercado libre colombiano por funcionarios corruptos. Cuba y otros vecinos del Caribe no pagan en efectivo por los 300.000 bpd que reciben. Cerca de 650.000 bpd son enviados a China. Pero buena parte de eso se usa para pagar decenas de miles de millones en préstamos que se gastaron hace mucho tiempo.
La edición de julio del boletín Veneconomy Monthly, producido en Caracas, examinó el informe anual de 2013 de PDVSA. Los editores indicaron que pese a contar con 627 páginas había "poca información creíble sobre lo que sucede" al interior de la compañía. "Lamentablemente, la poca información disponible confirma las percepciones de que PDVSA se dirige hacia la insolvencia".
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