Felipe Pérez Martí está desesperado. El exministro de Planificación que sustituyó a Jorge Giordani en los años 2002 y 2003 alerta que Venezuela está al borde de un abismo y asegura que urge un cambio profundo en las políticas económicas. "De lo contrario serán las mismas bases chavistas que tumbarán a este gobierno cuando se den cuenta que todo lo que ocurre es por culpa de ellos", lamenta.
Sin embargo, sus advertencias han quedado como gritos en el desierto. Todo por una razón: "Maduro debe decidir entre beneficiar a una cúpula de corruptos o tomar las medidas necesarias para corregir las distorsiones económicas". Denuncia que en Venezuela más de 40 mil millones de dólares se pierden a través de un "un grupito que se dedica al contrabando de gasolina o a la distribución de alimentos". La mayoría ligada al alto mando militar.
A esto se le suma la destrucción del aparato productivo nacional. No hay excepción: "aquí ni los capitalistas ni los socialistas pueden producir" y todo por una razón: la Ley de Precios Justos. A su juicio, esta herramienta legal debe eliminarse, así como también se debe subir la gasolina a mínimo 2 bolívares por litro y sincerar el tipo de cambio (su equipo lo ubica en Bs.25 por dólar). Unas medidas que permitirían recuperar 11 puntos del Producto Interno Bruto de una sola vez.
Para Pérez Martí la solución no es complicada, pero sí hay que hacerla de forma rápida y no gradual. Sin medias tintas y sin miedo. Agrega que generando reglas claras con el sector privado pueden regresar los 160 mil millones de dólares que se fugaron del país en estos últimos años.
Además, advierte que Venezuela está a un paso de vivir una hiperinflación debido al déficit del sector público que por ocho años consecutivos ha estado por encima del 10 por ciento; la monetización del 80 por ciento del déficit "y la disminución de la demanda real del dinero, que indica que nadie quiere billetes, sino que prefieren bienes, terrenos, carros, etc". Para él, esto es lo más grave: una hiperinflación.
A diferencia de lo que dice el gobierno, esto no corresponde a una guerra económica, agrega el ex ministro de Planificación. "Se trata del comportamiento normal de los consumidores que tienen expectativas inflacionarias". Sin embargo, agrega que lo grave es que el gobierno está tratando de resolver todo dándole plata a todo el que pide. "Eso es apagar el fuego con gasolina". De no tomarse las medidas necesarias, advierte que la inflación puede llegar a 90 por ciento.
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