Sabor que une en "Westonzuela" / KEILYN ITRIAGO MARRUFO Miami, EEUU

FOTOS JESÚS MIGUEL BALZA

En plenas festividades navideñas, 25 de diciembre de 1998, nació Arepas Magnet Plus, el primer negocio venezolano que se abrió en Weston, Miami. Actualmente, el local es un punto de encuentro para la comunidad venezolana residenciada en la zona de La Florida que ha merecido el nombre de Westonzuela por la concentración de habitantes criollos en el lugar. Se venden empanadas, arepas, cachapas, chocolates y se hace queso guayanés, queso de mano y nata.

Su dueña, Glenys García, cuenta que llegó a Estados Unidos casi dos años antes de abrir las puertas de su negocio, decidida a encaminarse en otros proyectos pese a que ya contaba con poco más de 50 años de edad. Recuerda que cuando ella se mudó la mayoría de los latinos eran colombianos, y estos le pidieron que les hiciera la comida típica de sus tierras, petición que cumplió. Por ello, no sólo ofrece comidas venezolanas sino productos y platos latinos de países como Perú, Argentina y Colombia.

"También tenemos Malta y Frescolita, que ya la hacen aquí porque es imposible traerla desde Venezuela. La tristeza más grande es que siendo yo venezolana la mercancía que menos consigo es la de mi país. Pero lo que tengo lo pongo en primera fila para que la gente lo vea y se lo pueda llevar. A veces la gente me trae chucherías de Venezuela y yo se las compro", explica García. Dice que los ciudadanos americanos se encantan por las arepas de pollo y carne mechada. "Nosotros les enseñamos a hablar español. Ellos vienen para acá y cuando les gusta algo lo piden por su nombre. Es increíble pero el americano es muy nice con nosotros. Te respeten y te respaldan cuando ven que es una persona trabajadora te ayudan. Y lo sé por mí. Sin dinero mira dónde he llegado. Empecé a trabajar en una cocina y ahora estoy aquí al frente", señala.

AYUDAS PARA ADAPTARSE Para García la cultura estadounidense es muy diferente a la venezolana. "El latino es más fogoso, liberal, pero uno debe adaptarse a donde llegas. A mí no me fue difícil porque me gustan las cosas correctas. Tengo que agradecer mucho los beneficios que les dan a los latinos para poderse formar y estar viviendo en este país. De verdad que a todo inmigrante lo adaptan, europeo, asiático, latino y nos preparan para poder estar aquí", asegura, al tiempo que explica que hay muchos colegios en los que se puede estudiar inglés gratuitamente, y también varias organizaciones latinas que ayudan a tener una adaptación a la vida americana.

FOTOS JESÚS MIGUEL BALZA

Hace año y medio, García viajó a Venezuela, luego de 12 años sin hacerlo. Confiesa que sintió una gran tristeza porque cuando se vino dejó su estado natal muy bonito. "Daba gusto entrar al Zulia porque todo lo veías lindo, pero esta vez que fui estaba muy deteriorado. Cuando me fui había unos poderes chavistas y la gobernación era de la oposición pero ambos estaban trabajando para ayudar al pueblo. Se hacían competencia", manifiesta sobre las políticas de mantenimiento en torno a la región zuliana. Estar lejos de la familia y saber de necesidades y dificultades en el acceso de productos básicos en Venezuela, es muy difícil para García, tal como asegura. "Mi madre de 84 años no tiene buena alimentación. Ella necesita en su dieta leche baja en grasa y allá no se consigue ni la normal. No consigue café. Uno les envía cosas, aun cuando es muy costoso", manifiesta. Explica que la carga para Venezuela cuesta 6 dólares la libra, cuando para Colombia es 1,40 dólares por libra. "Pero uno hace el sacrificio para poder ayudar no sólo a tu familia directa sino a muchas más", apunta. García junto a un grupo numeroso de venezolanos están abocados a recoger productos e insumos para enviar a Venezuela, indistintamente de quiénes sean y sin ningún interés, según sostiene.

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