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viernes, 25 de abril de 2014

Hacia una economía no rentista / Por Jorge Sánchez Meleán /Economista

Es evidente que el modelo minero-exportador ya está agotado. Lo lamentable es que hasta el presente todavía no le hayamos buscado un sustituto eficiente

El gran reto económico de la sociedad venezolana en el siglo XXI es lograr el tránsito definitivo de una economía rentista, con un siglo de vigencia, a una economía no rentista. Hace un siglo, durante los cuatro primeros quinquenios, se dio el paso de una economía agroexportadora a la minero exportadora. En 1914 comienza a producir el Zumaque 1 y ya para 1926 la exportación de petróleo superó en ingresos a la proveniente de la agricultura.

En los últimos 80 años del siglo XX y en los que van del siglo XXI cada día nos hemos hecho más dependientes de la renta petrolera. Sin embargo, solo hasta fines de la década de los años 70 del siglo pasado el modelo petrolero generó crecimiento sostenido y Venezuela llegó a tener el mejor nivel de ingreso per cápita de América Latina.

Después de la nacionalización del petróleo (1975), el PIB per cápita ha experimentado un descenso progresivo que nos está dejando atrás de muchos países en el mundo, a los que superábamos. Es evidente que el modelo minero-exportador ya está agotado.

Lo lamentable es que hasta el presente todavía no le hayamos buscado un sustituto eficiente.

Mientras la mayor parte de los países de América Latina desde los años 80 está diversificando su estructura económica y creciendo hacia afuera, Venezuela ha acentuado su dependencia monoproductora y monoexportadora, sin cambios estructurales de importancia, lo que nos está condenando a depender en exceso de importaciones de todo tipo. En consecuencia, estamos experimentando una crisis económica que ya se acerca a las cuatro décadas, agravada durante el último quinquenio por la pretensión de instaurar un modelo económico históricamente fracasado: el socialismo marxista-leninista. Por ello, la crisis económica cada día se agrava más en medio del peor de los escenarios: el estancamiento con inflación.

Todavía no tenemos bien claro que el siglo XXI, a diferencia del XX, no será un siglo dominado por el petróleo. Todo indica que nuevas fuentes y formas de energía sustituirán progresivamente al petróleo como fuente de energía. Ello hace más incierto aún nuestro futuro y nos obliga a replantearnos la orientación de la economía lo más pronto posible.

En el siglo XXI, entonces, el gran reto es encontrar el camino que nos permita construir una economía no rentista, en condiciones en las cuales va a estar aún presente un importante ingreso petrolero. Es necesario dar a esos ingresos un uso congruente con el desarrollo no rentístico, muy diferente al dado hasta ahora. El componente rentístico debe ser de alcance limitado. Su función debe ser selectiva, temporal y decreciente.

Y es evidente, como lo analizaremos después, que el sistema menos adecuado para el logro de tal propósito es el denominado socialismo del siglo XXI.

Fuente: http://www.laverdad.com/

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