En esta corta reflexión, nuestro interés es comparar realidades políticas en la región latinoamericana para extraer alguna enseñanza útil que contribuya a fortalecer la línea de acción política actual de
la oposición venezolana. Dado lo reciente de estas experiencias, aún no han sido evaluadas como otras, la chilena por ejemplo, pero sin preocuparnos por mayores pulituras adelantaremos nuestra idea básica respondiendo la siguiente pregunta:
¿Por qué Chávez y sus aliados fueron derrotados en Honduras y en Paraguay?
Enfocados en nuestro objetivo, las realidades que brevemente vamos a comparar son las de 3 países: Honduras (2009), Paraguay (2010) y Venezuela (2002). Simplificando al máximo la realidad para llegar al planteamiento que nos interesa destacar, respondemos a la pregunta formulada así: porque en Honduras y Paraguay la oposición llegó al gobierno unida y fue dirigida en un escabroso proceso contra poderosas fuerzas nacionales e internacionales por un dirigente extraído de los
partidos políticos tradicionales: Micheletti (Honduras) y Franco (Paraguay). La experticia política de estos dirigentes fue factor determinante para que la alianza cívico-militar se solidificara y triunfara. Vale resaltar que, en ambos casos, no fueron líderes de organizaciones de la sociedad civil las que dirigieron a la oposición.
En cambio, en Venezuela en abril de 2002, fue un líder de la sociedad civil (Carmona) el que llevó las riendas opositoras que culminaron en un descomunal fracaso cuyas terribles consecuencias aún estamos pagando. Lamentablemente, ahora sabemos que no habían mayores posibilidades de éxito porque no tenían experiencia política y, además, habían rechazado desde el comienzo incorporar a los representantes de los partidos políticos en la gestión gubernamental.
La oposición (MUD) en Venezuela debe continuar siendo dirigida por políticos
Creo que la oposición venezolana está hoy en su mejor momento desde 1998. Ha sido llevada allí por Capriles y los partidos políticos agrupados en la MUD. Consideramos que ambos, Capriles y la MUD son condición necesaria para que la lucha política opositora pueda culminar mañana con éxito. Por tanto, hay que preservarlos contra viento y marea rechazando los intentos de que líderes de la sociedad civil sean los que dirijan a la oposición. Tampoco puede aceptarse que éstos se integren a la MUD en condiciones de igualdad con los partidos políticos. Si eso ocurriera, enterraríamos la MUD y la esperanza de un futuro democrático.
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