Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

domingo, 2 de noviembre de 2025

Venezuela en la encrucijada: entre la presión externa y el colapso interno


A finales de 2025, Venezuela se encuentra en un punto de inflexión de máxima tensión, definido por la confluencia de dos fuerzas de magnitud histórica. En el frente externo, el país enfrenta un cambio cualitativo en la política estadounidense, que ha transitado de una estrategia de disuasión basada en sanciones a una de coerción cinética activa en el mar Caribe. Simultáneamente, en el plano interno, la nación sufre un colapso socioeconómico que ha erosionado sistemáticamente el poder adquisitivo, desmantelado los servicios públicos y sumido a la mayoría de la población en un estado de desesperanza. Esta convergencia de crisis ha reducido drásticamente la viabilidad del statu quo, planteando la pregunta central que articula este análisis: ¿cuáles son los escenarios más probables para el futuro a corto plazo del país? Para entender las trayectorias posibles, es indispensable comprender primero la profunda fractura política que define el presente venezolano.

La ruptura poselectoral: el mandato popular ignorado

El punto de partida del conflicto actual es una crisis de legitimidad del régimen de Nicolás Maduro, originada en el desconocimiento de los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio del año pasado. La percepción de un mandato popular ignorado ha creado una brecha insalvable entre el poder formal y la voluntad ciudadana, un hecho cuantificado de manera contundente por encuestas realizadas entre finales de 2024 y principios de 2025. Uno de los pocos estudios que desde entonces se ha hecho público, por el miedo a las consecuencias, el de Meganálisis de febrero de este año revela un consenso social abrumador sobre la ilegitimidad del gobierno.

  • Percepción del ganador: Una mayoría casi unánime del 91.6% de los venezolanos considera que Edmundo González fue el verdadero ganador de la elección.
  • Rechazo a la juramentación: 83,3% de la población manifestó su desacuerdo con la juramentación de Nicolás Maduro para un nuevo período presidencial el 10 de enero.
  • Desconfianza institucional: La desconfianza hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE) alcanza 85,82%, mientras que la desconfianza personal en Nicolás Maduro es de 87,5%.
  • Confianza en la oposición: En contraste, figuras de la oposición como María Corina Machado (71,5%) y Edmundo González (51,6%) mantenían altos niveles de confianza popular.

Estos datos, que en estudios más recientes aunque lamentablemente no publicados, se mantienen con muy pocas variaciones, lo que no solo ilustran una fractura política, sino que describen un divorcio fundamental entre la estructura de poder que gobierna y la ciudadanía a la que dice representar. Esta desconexión es el principal combustible de la inestabilidad política, una crisis de legitimidad que se agrava y retroalimenta con el severo deterioro de las condiciones de vida de la población.

El panorama interno: colapso económico y desesperanza social

La crisis política se traduce en un sufrimiento tangible y generalizado para los ciudadanos, cuyo principal motor es el colapso económico. La gestión macroeconómica, combinada con el aislamiento internacional y la parálisis productiva, ha creado un entorno de precariedad extrema que el régimen instrumentaliza como una herramienta de control social. La gravedad de esta situación queda reflejada en indicadores económicos y sociales clave de finales de 2025.

Indicador EconómicoDato Relevante
Percepción económica ciudadana83,4% de los venezolanos calificó los primeros dos meses de 2025 como "malos" o "pésimos". Hoy todos sabemos y sentimos que la situación ha empeorado exponencialmente.
Ingreso familiarMás de 73% de los hogares venezolanos ingresa menos de 250 dólares al mes.
Devaluación aceleradaEl tipo de cambio oficial pasó de ~216 a ~258,80 Bs/USD en la última semana de octubre de 2025, pese a fuertes intervenciones del BCV.
Brecha cambiariaLa diferencia entre el dólar oficial y el paralelo superó consistentemente el 40%, acelerando la inflación.

El impacto de este panorama en la población es devastador. Encuestas no publicadas revelan que alrededor de un 80% de los venezolanos describe su estado de ánimo como "frustrado y triste", un sentimiento que se complementa con una percepción generalizada de persecución política, reportada por más del 70% de la población. Este entorno de colapso interno, caracterizado por la precariedad material y la angustia psicológica, se ve exacerbado por una presión externa que ha adquirido una peligrosa dimensión militar.

La olla de presión externa: la campaña cinética de Washington

A finales de 2025, la política de Estados Unidos hacia Venezuela experimentó un cambio radical, transitando de una estrategia de disuasión basada en sanciones a una de coerción cinética activa. Bajo la justificación de una "guerra contra el narcotráfico", Washington ha desplegado una serie de acciones que han elevado la tensión en el Caribe a su punto más alto en décadas. Las principales manifestaciones de esta estrategia incluyen:

  1. Operaciones letales: Se han ejecutado múltiples ataques en aguas internacionales contra embarcaciones que Washington describe como "narcoterroristas", con un saldo de más de cincuenta fallecidos.
  2. Despliegue estratégico: La presencia militar estadounidense en la región se ha reforzado con el despliegue de bombarderos estratégicos de largo alcance (B-1B y B-52H) y del grupo de ataque del portaaviones USS Gerald R. Ford, uno de los más poderosos de la armada norteamericana, en el Caribe.
  3. Escalada narrativa: El propio presidente Trump ha sugerido una posible extensión de las operaciones a territorio venezolano, declarando que "la tierra es lo siguiente", en alusión a ataques contra infraestructura vinculada a economías ilícitas.
  4. Operaciones encubiertas: Autoridades estadounidenses han reconocido públicamente el uso de capacidades de la CIA en territorio venezolano, confirmando que la presión no es meramente externa.

Esta estrategia, sin embargo, no está exenta de costos políticos. La justificación oficial ha sido fuertemente cuestionada a nivel internacional y doméstico. Expertos de las Naciones Unidas han calificado los ataques como "posibles ejecuciones extrajudiciales", mientras que figuras políticas dentro de Estados Unidos, como el senador Rand Paul, los han denunciado como "asesinatos extrajudiciales" ejecutados sin una autorización formal de guerra por parte del Congreso. Dicha presión es hábilmente utilizada por el régimen de Maduro para sus propios fines.

El gambito del régimen: la mentalidad de asedio como estrategia de supervivencia

Frente a una presión externa sin precedentes, el régimen de Nicolás Maduro ha desplegado una estrategia clásica de supervivencia autoritaria, apalancando la coerción externa para manufacturar cohesión interna y legitimar un estado de excepción de facto. La narrativa de "defensa nacional", posibilitada únicamente por las acciones cinéticas de Washington, le permite justificar la represión y enmarcar cualquier disidencia como traición. Las contramedidas del régimen se articulan en tres frentes:

  • Cohesión militar y narrativa patriótica: A través de ejercicios a gran escala como la operación "Independencia/Defensa de la Costa 200", el gobierno proyecta una imagen de unidad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Estos despliegues sirven para disciplinar las filas internas, proyectando una unidad que busca reducir la probabilidad de una fractura interna.
  • Geopolítica energética: Como represalia a la cooperación de Trinidad y Tobago con Washington, Caracas suspendió los acuerdos de explotación conjunta del campo de gas transfronterizo Dragón. Este movimiento utiliza la energía como un arma diplomática para castigar a los vecinos que se alinean con Estados Unidos y enviar un mensaje a la región sobre los costos de colaborar en el cerco a Venezuela.
  • Control social y represión: La narrativa de "amenaza externa" proporciona la coartada para intensificar el control social. Un indicador claro de esta tendencia es el incremento del número de presos políticos documentado por la ONG Foro Penal, que pasó de 845 a 875 entre el 13 y el 27 de octubre de 2025.

Esta estrategia de atrincheramiento, aunque efectiva para la supervivencia a corto plazo, agudiza las tensiones, llevando a la pregunta final: dadas estas presiones y contramedidas, ¿qué caminos se abren para Venezuela?

Análisis de escenarios: Navegando el futuro incierto de Venezuela

El análisis de la información disponible sugiere que la situación ha entrado en una fase de probabilidades dinámicas, donde la continuación del statu quo se ha convertido en la trayectoria menos sostenible. La convergencia de la presión externa y el colapso interno ha hecho que un desenlace sea cada vez más probable, aunque su naturaleza sigue siendo incierta. A partir de aquí podemos perfilar tres escenarios principales:

  • Escenario 1 - Estancamiento autoritario (probabilidad decreciente): En esta trayectoria, el régimen mantiene el control a través de la coerción y normaliza el conflicto de baja intensidad con Estados Unidos. Sin embargo, el seguimiento y análisis de la situación nos obliga a considerar el statu quo cada vez menos viable, debido a la insostenible tasa de gasto económico para mantener la estabilidad cambiaria y al creciente costo político y económico que generar para el gobierno la campaña cinética estadounidense.
  • Escenario 2 - Transición democrática (probabilidad media): Este escenario contempla dos vías principales. La primera es una salida negociada que ofrezca garantías a la élite gobernante a cambio de una transición (Escenario 2A). La segunda es un cambio intra-régimen, una fractura en las altas esferas del poder provocada por un aumento insostenible de los costos de lealtad a Maduro (Escenario 2B). La presión externa e interna está diseñada precisamente para incentivar una de estas dos resoluciones del conflicto.
  • Escenario 3 - Incidente cinético limitado (catalizador de alta probabilidad): Este es evaluado como el evento catalizador más probable a corto plazo. Consistiría en una operación militar puntual de Estados Unidos (aérea, marítima o terrestre limitada) que no buscaría una ocupación, sino actuar como un catalizador para forzar un cambio rápido en el cálculo de costo-beneficio de la élite venezolana, precipitando la fractura interna (Escenario 2B) o forzando una negociación seria (Escenario 2A).

Conclusión: En el filo de la navaja

Venezuela se encuentra en un punto de inflexión donde la crisis se define por la colisión de tres vectores: un vector militar de coerción externa sin precedentes, un vector socioeconómico de colapso interno (que ha demostrado en el pasado ser insuficiente para generar un cambio político), y un vector geopolítico en el que el régimen intenta instrumentalizar la energía como su última herramienta diplomática. La tensión central reside en una paradoja estratégica auto-consuntiva: el régimen depende de la presión militar externa para generar la cohesión interna que le permite sobrevivir, pero esta misma presión eleva los costos de gobernar a niveles que hacen su supervivencia a largo plazo insostenible. El profundo deseo de cambio de la mayoría de la población se enfrenta a un régimen atrincherado y a un escenario de intervención limitada que, si bien puede acelerar un desenlace, está cargado de peligros. Cualquier camino hacia la resolución de la crisis venezolana será, inevitablemente, complejo y de alto riesgo, pero posible y necesarios .

ElNacional.com

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