Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

jueves, 30 de agosto de 2012

Que buena vaina Paraguaná / Por Douglas Zabala



La compañía estatal Hindustan Petroleum Corporation Limited (HPCL) de la India.  La Refinería Repsol de Puerto Llano en  España.  La de Daqing  en China del norte, junto a la mayor refinería estadounidense del Grupo Petrolero Británico BP en Texas y la  Refinería de la compañía Petróleos Mexicanos (Pemex) en Cadereyta, cerca de Monterrey; todas ellas por  la naturaleza de sus funciones, tienen algo en común con la refinería de Amuay. Pertenecen al rosario de plataformas industriales destinadas a la refinación del petróleo, donde se han producido accidentes graves en los últimos 20 años,  y claro está ninguno en las proporciones de la tragedia que hoy enluta al país.

El incendio producido  el  07/11/2005,  en la planta de Alquilación de la  Refinería  Cardón,  con  5 muertos y más de 20 lesionados.  La  explosión en la Refinería El Palito, el 05/01/2007, con saldo de  tres trabajadores heridos y 2 muertos. La explosión en la planta Petrocedeño en Pariaguán, estado Anzoátegui, con balance de un trabajador fallecido y tres heridos el 01/04/2012,  y el resto de los 254 accidente producidos desde el año 2003 hasta el 2011,  con un saldo de 226 heridos y 63 fallecidos, según fuentes de la propia empresa estatal, también tienen algo en común con el accidente de la Refinería de Amuay. En todos ellos el Presidente de PDVSA ha sido el  “héroe” de la seguridad y el mantenimiento industrial.

“Se me ha ocurrido que ahí donde estaba el destacamento 44, levantemos un monumento a los mártires, civiles y militares, porque eso fue como una bomba atómica”. Ha espetado como el gran pájaro hueco,  en medio del humo y el candelero, el que pretende  después de esta tragedia, a todas luces inevitable, venirnos con el cuento de que esos, nuestros muertos, cayeron heroicamente, como si hubiesen ido al combate por la patria;  cuando todo el mundo sabe que fueron victimas de la negligencia y la impericia,  con la que en los dos últimos lustros, se ha venido gerenciando la principal industria de los venezolanos.

Aquí,  a los venezolanos de bien no los enterramos,  los sembramos como un gran monumento a la  patria,  para que con sus ejemplos se mantengan en nuestras memorias.  De allí  que  a los trabajadores de Amuay, a los Guardias Nacionales, a los vecinos del Barrio Alí Primera y hasta a los 150.000 ciudadanos fallecidos,  producto de la violencia desatada y no controlada durante estos 14 años de desgobierno,  jamás los olvidaremos, y  habrá tiempo para la reflexión y  tiempo para ajustar cuentas, con quienes hoy de forma burlesca insisten en aparecer como héroes,  en medio de la gran tragedia que todos padecemos.

Nunca Paraguaná  volverá a ser  igual,  como tampoco el movimiento obrero petrolero,  jamás olvidará las denuncias convertidas casi en ruego, para que la alta gerencia de la Estatal Petrolera, tomara en cuenta la necesidad de cumplir, no sólo con su contratación laboral,  sino con las condiciones mínimas de seguridad industrial.  Nunca se olvidará esta mala hora y jamás debemos hacerlo,  para no tener como ahora andar recordando,   que un día nuestro paraguanero cantor, exclamó: Que buena vaina Paraguaná… al chivo manso siempre lo arrean y eso no pasa si es montaraz.