Ni león Trostky montado en su locomotora revolucionaria en los días del octubre rojo, ni mucho menos Lenin con sus enfebrecidos discursos ante los soviets obreros, emitiendo sus primeros decretos del gobierno revolucionario, tuvieron el atrevimiento manifestado por el delirante comandante, de venir con el cuento chino de proponernos su segundo plan socialista del Siglo XXI, a propósito de su nuevo programa de gobierno como eterno candidato presidencial; cuando en sus peroratas y dislates centralistas, lo que ha hecho es destilar el más retorcido y fracasado socialismo del siglo XX.
Como si se tratara de una maquina de producir salchichas, en su frenesí confiscatorio y amparado en su madeja jurídica, a todas luces de carácter inconstitucional; este sempiterno candidato, en lo que va de su mandato ha expropiado o intervenido de forma forzosa, más de dos mil empresas, en plena producción y como para no quedarse atrás con la onda expropiadora de la Cuba revolucionaria de los sesenta; este mal copión del siglo XXI, actuando como si se le hubiese incorporado una langosta y basado en sus planas estatistas de expropiaciones exprés, arrasó con más de de 3 millones de hectáreas, casi todas en plena faena agrícola y pecuaria.
¡Ven a mí que tengo flores! Gritan de alegría los rancios capitalistas y terratenientes de Argentina, Chile, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Colombia y Brasil, al terminar de leer el segundo objetivo estratégico del programa de gobierno del “candidato de la patria”. Y no digo se desgañitan, al saber que sus alforjas seguirán repletas, porque con esta morisqueta de candidato revolucionario, tendrán garantizado toda las exportaciones de sus productos, a costillas de la economía de puerto y la continuación del quiebre del aparato productivo nacional, impuesto por este “patriota”, quien bajo el delirium de la construcción de un socialismo bolivariano del siglo XXI y la destrucción del salvaje capitalismo, ha venido consolidando a los empresarios y productores agropecuario de esos países.
Asi las cosas; con este segundo plan socialista anunciado, Uslar, Salvador De La Plaza y hasta Pérez Alfonso, se quedaran cortos en su afán de sembrar el petróleo aquí en Venezuela; porque con ese chorrito de 30 mil millones de dólares por año, devorado por el que hoy se propone salvar al planeta, en el supuesto negado de lograr su reelección, va a seguir regando las fértiles tierras, que han provocado la tragicómica sensación de sentir que en éste socialismo bolivariano, hasta el más pendejo tenga en su cocina: café brasileño, azúcar ecuatoriana, maíz argentino, pernil cubano, papa colombiana, caraota nicaragüense, neveras chinas y unas que otras delicateces de Bielorrusia, Siria y hasta del mismísimo imperio.
