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El 2 de abril de 1982 el gobierno argentino de ese entonces anunció la "recuperación" de estas islas. Pero 74 días después tuvo que capitular ante las tropas británicas.
Eran los tiempos de la Guerra Fría. Washington y Moscú jugaban día a día el peligroso ajedrez nuclear. Y si finalmente estallaba la Tercera Guerra, lo más probable era que comenzara en Europa.
Fue entonces que un conflicto apareció en el mapa del Atlántico Sur -ciertamente un escenario bélico no previsto-, involucrando a Argentina y al Reino Unido, dos aliados de Estados Unidos en contra de la amenaza comunista soviética.
¿El motivo? La dictadura argentina había decidido invadir las islas Malvinas (o Falkland), apostando a que Gran Bretaña no enviaría a su flota para recuperar las islas que controlaba desde 1833.
Pero la Primera Ministra Margaret Thatcher, la "Dama de Hierro", consideró la invasión como un asunto de orgullo nacional y descargó su poderío militar.
Los británicos recuperaron las islas en una campaña que dejó más de 900 muertos, incluidos 649 militares argentinos, 255 británicos y tres civiles isleños.
La derrota también fue el principio del fin para la dictadura militar presidida en esa época por el general Leopoldo F. Galtieri. El gobernante fue relevado, se convocaron elecciones y regresó la democracia.
De esta forma, la expresión del envalentonado militar quedó registrada en la historia como símbolo de un monumental error de cálculo político que terminó provocando la caída del gobierno militar.
Hoy, a poco más de una semana de conmemorarse las tres décadas del inicio del conflicto, "El Mercurio" reconstruye esos 74 días a través de una infografía elaborada por La Nación de Argentina, miembro del Grupo de Diarios América (GDA).
Los ecos de la Guerra de las Malvinas hoy reviven a través de la actual ofensiva diplomática argentina, que ha reactivado su reclamación territorial. Pero la distancia del tiempo también permite dimensionar mejor un conflicto que resultó ser -militarmente hablando- mucho menos asimétrico de lo esperado. Por ejemplo, los pilotos argentinos demostraron enorme pericia y arrojo. Volando muy bajo para evitar ser detectados, estos combatientes asestaron duros golpes a una fuerza militar muy superior.
Argentina además contaba con armas tan modernas como los proyectiles franceses Exocet, que fueron capaces de hundir al "HMS Sheffield". Pero, al mismo tiempo, prefirió no exponer al único portaaviones de su flota. Decisiones que sellarían el destino de la guerra. Fuente: El Mercurio de Chile
