Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

sábado, 7 de abril de 2012

La inseguridad | El Nacional


Funcionario del Cicpc | Prensa Mpprij / Foto archivo 

Es entendible que los venezolanos nos preocupemos por el alto costo de la vida, si tenemos o no trabajo, pero ¿acaso hay algo más importante que garantizar la vida?

Muchos analistas se atreven a especular sobre qué tema será determinante en la agenda electoral presidencial de octubre 2012. ¿Se evaluará la eficacia del actual Gobierno en superar los principales problemas que aquejan a todos los venezolanos? Tendría sentido, entonces, referirnos a las encuestas de opinión que miden periódicamente cuáles son los asuntos que más preocupan a los venezolanos. Ellas refieren que, desde 2006, el principal problema que afrontamos los que vivimos en este país es la inseguridad, que supera a los que tradicionalmente punteaban, como el alto costo de la vida y el desempleo.

Parece obvio para muchos que el tema de la seguridad ha adquirido un cariz político del cual no se beneficia nadie. La oposición en su genuino derecho de exponer las carencias y debilidades de este Gobierno en adelantar políticas coherentes en la materia, ataca políticamente a su adversario en el poder, y éste reacciona de manera política y no con políticas que solucionen el problema.

Desde luego, el asunto de la inseguridad se convirtió en tabú dentro del discurso presidencial, a pesar de que casualmente una de sus promesas electorales fue que nos liberaría de ese terrible flagelo; y para el resto del Gobierno, en una matriz de opinión creada por la oposición para atacar la hermosa revolución que lidera su comandante en jefe.

La realidad es otra. No es una simple percepción la inseguridad que vive el venezolano, y veremos cada vez más frecuentes ciclos de violencia que atrapan en su vorágine a personajes de la vida nacional, que no tienen alternativa sino ser víctimas de un fenómeno que el Gobierno no puede y, algunos dicen, no quiere darle solución.

La delincuencia no pregunta si eres del PSUV o de la oposición.

Si votaste o no por el comandante, si firmaste o no un revocatorio. El ex gobernador de Apure, el diputado del Consejo Legislativo del Estado Bolívar y decenas de revolucionarios de a pie son asesinados, secuestrados y asaltados diariamente indistintamente de aquellos venezolanos que quieren un cambio y progreso para el país y que entienden que este régimen ya está agotado y quebrado de ideas y de moral.

Es entendible que los venezolanos nos preocupemos por el alto costo de la vida, si tenemos o no trabajo, pero ¿acaso hay algo más importante que garantizar la vida? ¿Vivimos en paz y tranquilidad en nuestras comunidades? Si hay escasez o no, si tenemos una de las inflaciones más altas del mundo, si no conseguimos trabajo, si vivimos de una misión majunche o del Estado populista que nos chantajea. Al asesinado le importa poco esto ­ya está bajo tierra­, el secuestrado busca cómo irse del país, al que roban procura sanar su paranoia de vivir en un miedo constante. ¿Acaso alguna familia venezolana puede decir que no ha sufrido directamente la inseguridad que reina en Venezuela?