Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

2.2.12

Henrique Capriles / SIMÓN GARCÍA

Fernando Rodríguez, aunque se parece a la gente, es un filósofo. Escribe bien porque piensa bien. Dos requisitos indispensables para explicarse ante los demás. Pero, noto que su reciente "Pablo Pérez" fue escrito con pulso de urgencias. 

Apuros que nos tocan a todos en los días finales de la ejemplar competencia cumplida por los precandidatos. En medio de ellos, percibimos lances y omisiones ya irreparables. 

Fernando acota como una, la debilidad de los deslindes. Y aunque sea cierto, la "coreografía mediática" permitió que el país apreciara la imagen y los discursos de los candidatos, se informara mínimamente sobre ellos y escogiera libremente. 

Más discutible es, lo que también reclama Fernando, que la campaña se empozara en un "clima etéreo". No puede desconocerse el intenso esfuerzo de relación y comunicación directa con los electores, que la situó algo más allá de los recintos partidistas. 

Si los candidatos limitaron su pugnacidad confrontacional, la única explicación no puede ser un acuerdo entre todos para escenificar una representación del Manual de Carreño. 

Alguna pista siguieron. Seguramente hubo consentimientos para cuidar las formas unitarias y se descuidaron contenidos. Quizá pesó, además del imperativo pragmático de no ir dispersos a un desafío donde el competidor no es el PSUV sino el Estado, que ellos verificaran en vivo que la exigencia de unidad es una tendencia ­no sólo partidista­ subterránea en toda la sociedad, incluidos sectores bajo influencia rojiza. Datos que contuvieron el formato convencional de las campañas. 

No conozco a Pablo Pérez, pero tengo amigos integrantes o cercanos a la dirección de su campaña. Esa circunstancia afectiva, la pluralidad de fuerzas que lo apoyan y los atributos que Fernando le señala me hacen sentir tranquilo en el caso de que ganara las primarias. 

Por eso es superfluo el clásico párrafo que se destina a rebajarle puntos a quien uno no apoya. Un aspecto que debo lamentar en Fernando, particularmente por la inconsecuencia de usar banderillas ideológicas: lo de candidatura tirada hacia la derecha es un mal disparo. Un recurso propio del más rancio arsenal doctrinario y muy impropio de la lucidez del Fernando Rodríguez que aprecio. 

Para no reproducir el método expositivo de Fernando obvio los razonamientos negativos sobre otras candidaturas y enumero los que me han conducido a dar, desde noviembre, un respaldo a Henrique Capriles:

1. La importancia que le concede a la educación, la ciencia y la tecnología como palancas del cambio.
2. Su concepto matriz del progreso como desarrollo humano y bienestar para todos.

3. Su inclinación a superar el populismo como mecanismo de reciclaje de la pobreza.

4. La invocación de la solidaridad con los más débiles a igual título que la defensa de la propiedad privada.

5. Su firmeza dialogante, utilísima frente a una transición con doble poder. 

6. Su mayor experiencia pública. 

Añado las evidencias sobre su eficacia electoral: no ha habido una encuestadora que desde el arranque hasta ahora no lo haya ubicado en el primer lugar. En los escenarios cara a cara es quien obtiene un mejor triunfo frente a Chávez porque pisa en su territorio. 

El último as de esta amistosa réplica es una trifecta de argumentos que me lucen geométricos: 

1. Que el teodorismo, para designar así el compartido reconocimiento y admiración hacia el batallar público de Teodoro, es plural.

2. Que no hay duda del inamovible compromiso unitario de Tal Cual. 

3. Que a veces, hasta filósofos excelentes no aciertan a ganador. 

Tal Cual