El programa entiende que las sociedades civilizadas son, por eso mismo, inmunes a los caprichos unipersonales
Con la participación de más de 400 expertos, agrupados en 31 comisiones para generar ideas en las más diversas áreas de la gestión pública, en una de las cuales tuvimos el honor de participar, la MUD presentó al país los aspectos fundamentales del Programa de Gobierno de la unidad nacional. Constituyen una suma de ideas para recuperar y fortalecer las formas republicanas de gobierno, hoy en grave peligro. Expresan la voluntad general y sobrepasan con mucho a los mandones y sus decretos. El programa entiende que las sociedades civilizadas son, por eso mismo, inmunes a los caprichos unipersonales y a las visiones unilaterales de gestión pública. Por ello, la reinstitucionalización del país es una de las tareas más complejas y urgentes que deberá acometer el gobierno de unidad nacional que tendrá Venezuela a partir del 2013. Sobre ella debe construirse una gestión de gobierno eficiente y honesta. Se plantea entonces un gobierno de unidad nacional para la construcción democrática y la inclusión social. Pero ¿sobre qué bases normativas? Sobre la Constitución de 1999, que es una plataforma jurídica aceptable, aunque no perfecta, acompañada de la impugnación de las leyes y decretos-leyes inconstitucionales del actual régimen, como, por ejemplo, todos los referentes al poder popular, que atentan contra el Estado Federal-Descentralizado. Deberá ejercerse entonces la iniciativa legislativa del presidente de la República para sustituir esas leyes y, por otra parte, acometerse las reformas administrativas que fueran posibles y necesarias en los diversos ámbitos de la acción pública. ¿Y cuáles serían los lineamientos de acción? Instalar el Consejo de Estado, reivindicar el estatus constitucional de la Vicepresidencia Ejecutiva, respetar la función legislativa y de control de la Asamblea Nacional, suprimir las barreras ilegítimas a la participación política y social, preservar los consejos comunales como instancias de participación, deslastrándolos de todo sesgo ideológico-partidista, garantizar la plena vigencia de los derechos humanos, respetar al Poder Judicial como garante del estado de derecho y la democracia, convertir a las Fuerzas Armadas en una institución ajena a intereses partidistas y subordinada al poder civil. Y finalmente, democratizar las comunicaciones revisando la legislación vigente y poniendo término al uso político-partidista de los medios públicos. Con estas bases y lineamientos de acción se conformará un buen gobierno al que nos referiremos posteriormente.
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