La resistencia social al fracaso gubernamental y al intento de control autoritario de la voluntad pública está conduciendo a un cambio estructural de la situación: 1. Arriba hacen aguas las capacidades de solución. 2. Abajo la acumulación de las crisis empuja a situaciones límites. 3. Las frustraciones, insatisfacciones y protestas están abriendo un boquete de conexiones donde antes había hostilidad, separación o enfrentamiento.
Las fuerzas de cambio están en el camino de convertirse en opciones mayoritarias porque están del lado de los reclamos y aspiraciones de la gente, abiertas a la pluralidad de aportes, desplegando un protagonismo firme y responsable, configurando una mejor convivencia solidaria entre sectores sociales con distintos estatus económicos o entre proyectos de país inevitablemente rivales.
Hoy la unidad es el elemento más eficaz en términos de generar confianza en las posibilidades de victoria el 7 de octubre. Es un factor de motivación, diferenciación y también una prueba de fuerza. Su peso es tan absoluto que, por primera vez después de 1958, la lealtad al partido está subordinándose a los intereses del país.
Pero resulta tan extrañamente fuera de las imposibilidades aprendidas que aún es un producto frágil que hay que manejar con la cabeza puesta donde debe estar. ¿Es oportuno favorecer que partidos y precandidatos aparezcan peleándose en torno a temas que pueden esperar? El asunto de tarjeta unitaria o única conduce a una situación en la que, como las describía Caraquita Urbina, los argumentos de unos y otros parecen razonables. Además se ha avanzado hasta un punto en el que podrán expresarse quienes no quieran votar por un partido y quienes quieran hacerlo por la organización de su preferencia. Al final de las cuentas cada voto será sumado al candidato de la unidad, si el 7 hay testigos en todas las mesas.
Lo de la reelección sí es importante para la democracia del futuro y existe un consenso para ponerle fin a la indefinida. Restan dos asuntos vinculados, la duración del mandato y escoger entre una sola reelección o la no reelección absoluta.
Pero la batalla de ahora está en lograr que la amplia variedad de ciudadanos que hoy manifiestan disposición a votar en las primarias efectivamente lo hagan.
Un propósito que todos los partidos comparten y en el que debemos concentrar todas nuestras energías.
No hay que distraerse ni dejar caminos por veredas.
A la MUD le corresponde estimular esa campaña de participación. Es el país el que está en juego.
