Las primarias de la MUD fueron pensadas para reorientar la competencia hacia afuera y hacia el futuro. Motivan a despejar la pregunta ¿quién puede ganar mejor la presidencia? Puesto que habrá un solo candidato alternativo, inducen a mirar hacia los atributos personales, trayectoria, imagen o cercanía con los partidos apoyantes. Pesan menos las definiciones programáticas o las ubicaciones del tipo izquierda/derecha. A lo mejor ha sido así siempre, pero ahora es más evidente.
En esta ocasión no se aplican argumentos tradicionalmente importantes en la toma de decisión. Existe un programa común. Hay consenso para integrar un gobierno de unidad nacional. No es pertinente invocar identidades ideológicas porque las alianzas concertadas entreveran esas afinidades. Los resquemores propios o de herencias históricas, contra un partido, no valen.
Inicialmente, mucha gente expresó una indiferencia por el candidato, a nombre de lograr la unidad.
Luego por privilegiar el objetivo mayor de salir del actual desastre y producir un cambio de gobierno, de modelo de sociedad y de políticas públicas. Pero la condición humana no resiste que le toquen el reflejo competitivo.
Ese impulso de pisar primero la meta está dándole calor a las primarias y estimulando a los partidos a concebirlas como un evento de ciudadanos. El hecho de que no se mantenga la visión de una lucha reducida a maquinarias, sin juzgarlas como un desvalor militante, es signo de que están asumiendo el desafío de ganarle, no a un competidor de la causa democrática, sino a un poder autoritario que concentra en una misma persona al partido, al gobierno y al Estado.
También está revalorizando la significación (prioridades, énfasis, conexión emocional, capacidad de diálogo, efectividad persuasiva...) de los candidatos.
Afortunadamente tenemos dos votos: uno selectivo y otro electivo. El primero nos permite indicar una preferencia respecto a quién debe personalizar la alternativa. Es un voto para ordenar las percepciones positivas con el compromiso de brindar el apoyo de todos a quien las encabece.
Ese doble voto, con el seguro de su transferencia, minimiza el efecto de "equivocarnos" en la primera decisión porque siempre podremos corregirla democráticamente con el segundo y decisivo voto. Esa posibilidad de sumarnos potenciará la condición ganadora del candidato unitario. Pero lo más importante es que incentiva a que la promoción de cada candidatura sea manejada dentro de una estrategia de prestigio de la opción unitaria.
Pensado en estos términos todos los partidos, movimientos, sectores y personas estamos formando parte de un titánico esfuerzo concentrado en elevar durante el propio proceso de primarias la voluntad de cambio y la certidumbre en el plural y verdadero triunfo de los venezolanos. Octubre será obra de todos. Tal Cual digital
No hay comentarios.:
Publicar un comentario