
Diciembre era el mes mas apetitoso, jamón Ferris, puesto a cocinar desde la noche anterior en guarapo de panela, después de listo, rociado con licor, planchado a mano y cubierto de clavitos de comer, mientras hervían las ollas, y el majarete, quesillos, dulce de lechosa con manjar y otras delicias preparada por mi madre, la comilona terminaba en fuerte retorcijones de tripas hasta el otro día. Al cambiar de residencia y tamaño, el crédito abierto en la tienda de la esquina cambio los gustos por el diablito, las galletas saladas y los potecitos de leche condensada. Los viajes por piragua al sur del lago trajera el plátano, topocho, armadillos y doncellas, ademas de la comida de cacería como las palomitas, yaguasas y venado. Un cambio violento de la vida transformo también los hábitos de comida, el pescado recién sacado se convirtió en el plato del día, en todas su formas: hervido, frito, asado, cocinado, relleno, guisado, camarones abundantes y el rabito de lomo que regalaban en el matadero situado a dos playas de la casa, el mondongo, las chinchurrias, los chicharrones y la asadura que hacían en coco.
Un día el destino me sentó en un avión, después de viajar sobre olas y cocoteros y el susto terrible de la primera vez, me esperaron con un plato de calalu , al meter la cuchara y salir las patas amarillas de unas congregas enredadas en las ramas de hiervas y un caldo verde, no pude contener el vomito." Es consecuencia del viaje " justifique el hecho, después , me acostumbre al sabroso Roti , el pan casero y los pichones guisados de palomas, seguía corriendo el reloj de los años, llego el modernismo y aquellas comidas llenas de sabor y olor se transformaron en chatarra, en forma de hamburguesas construidas con carne sintética y papas plastificadas, el pollo congelado calentado a punta de aceite caliente y unas ensaladas sin el frescor de las verduras y tomates. Otra nueva oportunidad me llevo a la culebra de agua, preparada en el caribe .El menú de los Británicos : insaboro, inodoro e insípido , los españoles con sus chorizos , Tailandeses con pescados preparados de mil formas , llenos de sabor color y picante, y nombre impronunciables, patos y perros glaseados colgados de las vitrinas.
Hoy, todo se ha reducido a sopas y comidas blancas, para no aflojar las prótesis y dejarlas de recuerdo en el plato de un comensal.
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