El punto fundamental de la agenda real delpaís es el modelo de sociedad. Allí se incluyen temas como el manejo de la industria petrolera, la función de las Fuerzas Armadas, la vigencia del Estado de Derecho o cómo producir más riqueza dentro de un esquema equitativo de distribución de los beneficios.
Problemas como la inseguridad. Dilemas como centralización o descentralización, colonización autoritaria de la sociedad o recuperación de mejor democracia.
Respecto a esa sociedad futura el gobierno no levanta consenso. Su propuesta de reforma recibió un contundente y extendido rechazo que incluyó a la oposición y sectores que lo venían respaldando.
La gente no acepta la importación de experiencias fracasadas. El resultado mostró un desajuste entre el gobierno y su base de apoyo. A partir de allí los malestares, reclamos, protestas y rebeldías en su área se han incrementado. También evidenció un choque mayor entre el poder y la sociedad. El encontronazo presagió tan claramente la inminencia de una fuga de hegemonía que desde entonces el gobierno ha probado su facilidad para manejarse en retroceso.
La incidencia de ese conflicto general obliga a la estrategia oficial a cerrar esas fisuras, intentando satisfacer sucesivamente demandas a veces opuestas de sus sectores radicales y moderados.
Una contradictoriedad que aparentemente ya no puede atender simultáneamente durante largos trechos. En un momento engaveta el currículo o se le voltea a las FARC. En otro intenta acelerar para reponer radicalidad y confrontación binaria. El zigzag no significa pérdida de su rumbo final. Además de pragmatismo, aprende a pedir perdón sin consecuencias.
La confrontación ha permitido, a quienes quieren mirar sin fanatismos, comparar los aspectos positivos y negativos de los dos polos. Mucha gente se desprende de la óptica maniquea que es una forma primitiva de intolerancia y exclusión. Mucha se ha liberado de las identificaciones lineales y automáticas. De viejos prejuicios políticos.
Saludable reacción que, pese al uso obsesivo de un esquema polarizador, nos ha llevado de los dos bloques rígidos a una distribución a tres tercios de las opiniones políticas. Abajo, la gente redescubrió la convivencia y las oportunidades de unificación entre quienes pueden pensar diferente y tratarse como semejantes. En la vivencia cotidiana de la democracia emerge una mayoría plural, transversalmente recorrida por segmentos de coincidencias y diferencias.
Las provocaciones gubernamentales enfrentan ahora respuestas que ni reproducen su estrategia ni contribuyen a que acumule fuerzas. A los partidos les toca proteger en noviembre victorias decisivas para afirmar los intereses locales y abrir alternativas para retornar a un país civil. Tal Cual digital
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