Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

viernes, 18 de julio de 2008

Más les vale / Pompeyo Márquez

No hubiera querido escribir el presente co-mentario. Pero a estas alturas del proceso abierto en enero del presente año (escribo el 16/7/8) es incomprensible lo que acontece en el campo de la disidencia, incluidos en ella factores del oficialismo. La manera como se adelantan las conversaciones para una concertación, colocada en estos momentos en el mero campo electoral, es desesperante para amplias zonas del país.
 
Por una parte los partidos reducidos a una dimensión bastante pobre, han sido incapaces de ponderar la profundidad de la crisis y tomar en sus manos con mayor claridad el proceso que se avecina el próximo 23 de noviembre. Es una verdad irrefutable que no se debe adelantar ningún camino hacia la democracia sin partidos. Estos son indispensables. La cuestión radica entonces en qué tipo de partido corresponde al siglo XXI, después de la debacle de estas organizaciones a finales del siglo XX.
 
Vamos a señalar lo que no se puede hacer: repetir partidos de corte leninista, con disciplinas centralizadas. Ello está en contradicción con las exigencias de un buen gobierno que está referido a la descentralización.
 
Si ello es la exigencia para el buen gobierno del país se debe comprender que esta necesidad está vinculada al buen funcionamiento de los partidos. Son líderes locales y regionales el futuro inmediato, vinculados, claro está, con liderazgos nacionales. Unos y otros tienen que saber ejercer su rol respectivo. Y es la conjunción de estas dos corrientes lo que hará que las organizaciones partidistas del siglo XXI estén a tono con la democracia del siglo XXI.
 
Pero hay otro elemento fundamental: la existencia de las organizaciones sociales que tienen su propia fisonomía y aun cuando en la práctica responden a intereses muy específicos en coyunturas como la presente esos intereses se funden con los del llamado interés general, interés nacional.
 
Lo decimos de esta manera: no son sólo los intereses partidistas los que definen una corriente moderna. Esa sociedad civil multisectorial sólo puede prosperar en un ambiente de libertades, en condiciones democráticas, plurales.
 
Salta a la vista que la actual dirigencia política no se encuentra a la altura de la gran crisis nacional que sacude a Venezuela. Estamos ante excepcionales condiciones para derrotar el autocratismo militarista. Las elecciones del 23 de noviembre son esa oportunidad para crear una nueva realidad política, contener, una vez más, las ansias de perpetuarse en el poder de un caudillo militar a la usanza del siglo XIX. Como mandato histórico tenemos la obligación de cerrar estos ciclos que desde 1830 hasta el presente se vienen presentando.
 
Democracia social, libertad, esos son los dilemas frente a quienes quieren vivir en una autrocracia militarista. No es poca cosa el desafío que se tiene por delante. Decimos: ser responsables y llevarlo a la práctica, y la palabra clave es el entendimiento, la concertación nacional.

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