ANEGRA
Tanto nadar para morir ahogado en la orilla. El flamante PSUV se inscribió en el CNE, pero no lo hizo como un partido nuevo, sino que, simplemente, se cambió de nombre. El MVR se puso el disfraz de PSUV. Confesión del fracaso de la recordada "invitación" que hiciera YoEl-Supremo a todos los partidos y grupos que lo respaldan a autodisolverse, para crear el partido único de la revolución. PPT, PCV y Podemos declinaron la brutal "invitación" y Podemos hasta se separó del bloque oficialista. Los otros dos mantuvieron sus respectivos fogoncitos. En el interín, el montón de grupúsculos que se disolvieron para integrarse en el PSUV están reviviendo y asumiendo sus viejas siglas. Ya el MEP está vivo otra vez. Lina Ron exhumó la UPV y otras numerosas franquicias no solo reaparecieron sino que reclaman su silla en el también redivivo Polo Patriótico. En el PSUV solo quedaron algunos pepetistas que abandonaron su tolda y dos ñángaras del PCV, entre ellos Roberto Hernández, recompensado ahora con el minpopotrabajo. El que anda como plancha de chino es Aristóbulo. De nada le valió ser el más votado porque después Chávez diluyó los 15 principales de la dirección dándole igual carácter a los 15 suplentes, como una manera de reivindicar a Diosdado, a quien la base había dejado como segundo suplente. Además, Diosdado recibió un cúmulo de responsabilidades muy superior al de cualquiera de los principales. La nota tragicómica de toda esta pachotada la puso el inefable Müller Rojas. Ante las denuncias de forjamiento de actas y otras marramucias en las elecciones internas del PSUV, atinó a decir que en un partido lleno de antiguos adecos tales cosas no son de extrañar porque están en los genes políticos de los venezolanos. Cosas del "hombre nuevo".
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