Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 26 de junio de 2007

Dictadura / Víctor Hugo D'Paola

Durante la segunda mitad del siglo XX destacados historiadores del nazismo buscaron dilucidar si aquella aberrante tiranía había sido fascismo o totalitarismo. Por supuesto era un fascismo, que extremaba la experiencia italiana. También totalitarismo cuando se compara la dictadura nazi con el régimen comunista estaliniano.

Hannah Arendt y Carl Friedrich hicieron los más avanzados estudios sobre los sistemas totalitarios.

Friedrich estableció seis puntos característicos del totalitarismo: "una ideología oficial, un solo partido de masas, control policial terrorista, control monopólico de los medios de comunicación, monopolio de las armas y control centralizado de la economía". Otros teóricos agregan el culto al líder. Como vemos este síndrome se cumple exactamente en el sistema cubano fidelista. El chavismo no es un fascismo aunque fascistas sean algunos miembros del partido en formación y varias de las turbas armadas que actúan en las calles de las grandes ciudades. El chavismo lo que tiene es comportamientos fascistas.

El sistema chavista todavía no es un totalitarismo. Lo alimenta una economía absolutamente exógena y eso lo obliga a moderar algunas conductas. Sin embargo el modelo de su inspiración es el gobierno habanero y su máximo líder Fidel Castro.

De ahí que los pasos hacia una dictadura militar de izquierda totalitaria se den a velocidades extremas.

J.M. Coetzee, escritor surafricano, llamó a uno de sus libros La pasión por silenciar.

Buen título, aplicable a un régimen como el venezolano empeñado en domesticar todas las conciencias, castigar conductas políticas, en apoderarse de los medios de comunicación.

Del sistema de televisión mixto –privado y público- ha pasado gradualmente a televisión de Estado que aquí es de gobierno. Cada vez se respeta menos al ciudadano, se usan los tribunales, el poder militar y el policial para amedrentar. Se irrespeta y se viola permanentemente la Constitución nacional, y aunque ésta fue hecha para favorecer el proyecto autoritario del caudillo, tiene algunas disposiciones que permiten la protesta ciudadana. Eliminar éstas y abrir camino a la reelección indefinida y al gobierno perpetuo de un solo hombre son las disposiciones ya tomadas por el líder con vocación de dictador. Una política gubernamental agresiva que acorrala a los opositores, que obliga a sus trabajadores a abjurar de sus creencias, a renunciar a expresarse públicamente, a riesgo de castigos laborales. Un gobierno autocrático y paranoico que cuando tiene problemas apela a supuestas agresiones internacionales, a alarmantes denuncias de magnicidio, para justificar las excesivas represiones que aplica o intenta aplicar. Una política desde el poder que divide al país radicalmente, que lo mantiene en vilo, que lo estresa. Es el "vivir peligrosamente" del fascismo, de Mussolini y Skorzeny. Si este gobierno no es una dictadura debiera demostrarlo, porque se parece demasiado a los sistemas no democráticos ya conocidos.

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