Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

lunes, 10 de noviembre de 2025

La Fed se equivocó


WASHINGTON, DC – Como muchos esperaban, la Reserva Federal de los Estados Unidos bajó 25 puntos básicos (a 4‑4.25%) la tasa de referencia. Una ligera mayoría del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC por la sigla en inglés) a cargo de la decisión prevé nuevos recortes en las reuniones de octubre y diciembre; y se prevé que la flexibilización monetaria continuará en 2026. Pero la Fed ha optado por una política demasiado laxa y corre riesgo de tener que volver a subir las tasas el año que viene.

El argumento en favor de iniciar un ciclo de flexibilización monetaria en septiembre se basó en tres apreciaciones. En primer lugar, que el deterioro de la mejora en la creación de empleo (la economía estadounidense creó una media de solo 29,000 puestos de trabajo netos al mes, y el empleo se contrajo en junio) es un fuerte indicio de debilitamiento del mercado laboral. En segundo lugar, que la inflación subyacente va camino de regresar a la meta de la Fed, aunque en forma gradual. Y en tercer lugar, que hay una distancia considerable entre la tasa de referencia de la Fed y el tipo de interés en el cual la Fed ya no estaría frenando el crecimiento económico. Según la Fed, este tipo neutral se sitúa en el 3 por ciento.

Pero la Fed se equivoca en los tres ítems.

Las cifras de empleo son difíciles de interpretar, como resultado de cambios súbitos en las pautas de inmigración. Es probable que la creación neta de empleo necesaria para seguir el ritmo de crecimiento de la población sea menos de 50,000 puestos al mes. Incluso es concebible que futuros cambios en los flujos migratorios netos lleven el nivel neutral de creación mensual de empleo a territorio negativo: puede ocurrir que para que el mercado laboral se mantenga a la par de los cambios demográficos, haya que reducir puestos de trabajo.

La mejor medida de rigidez del mercado laboral suele ser la tasa de desempleo (un cociente que tiene en cuenta los cambios migratorios tanto en el numerador como en el denominador); y adquiere importancia adicional hoy que esos cambios dificultan la interpretación de las estadísticas de empleo. La tasa de desempleo en agosto fue 4.3%, una cifra bastante baja que sólo ha crecido diez puntos básicos en el último año.

Los salarios cuentan la misma historia que la tasa de desempleo: muestran un crecimiento firme, que se va enfriando lentamente, e indica que las estadísticas de empleo nos dicen más sobre la oferta de trabajadores que sobre la demanda por parte de las empresas.

Un deterioro notable del mercado laboral como el que insinúa la Fed sería muy difícil sin un aumento de la cantidad de despidos. Pero durante el último año, la cifra se mantuvo estable (alrededor de 1.8 millones de despidos al mes, más o menos el mismo nivel que en 2019, con un mercado laboral caliente).

En cuanto a la inflación subyacente, estoy más preocupado de lo que parece estar la Fed. Aunque durante 2021 la Fed demoró reconocer la amenaza inflacionaria, su decidida respuesta en 2022 llevó a que la inflación subyacente empezara a reducirse en la segunda mitad del año. La inflación núcleo, medida por el deflactor del gasto en consumo personal (GCP), se redujo unos tres puntos porcentuales entre la primera mitad de 2022 y la primera mitad del 2024.

Pero en el último año, la inflación núcleo de GCP no mejoró, ya que entre abril de 2024 y abril del 2025 cayó solo 28 puntos básicos. Y lo más inquietante es que después de eso aumentó, llegando a 2.9% en julio, muy por encima del objetivo de la Fed y yendo en la dirección equivocada.

Puede que esta aceleración de la inflación subyacente obedezca a subidas de precios por única vez como resultado de los nuevos aranceles. Pero el gasto en consumo (principal motor de la demanda agregada) se mantiene firme. Los datos de ventas minoristas de agosto sorprendieron a los analistas (que esperaban cifras menores) con un fuerte incremento interanual del 5 por ciento.

Esta fortaleza se refleja en los pronósticos a muy corto plazo. Los economistas de Goldman Sachs están previendo un crecimiento anualizado de la economía del 2.5% este año, y los cálculos de la Reserva Federal de Atlanta apuntan a un 3.3% en el trimestre actual. Las dos estimaciones superan el potencial subyacente sostenible de la economía, lo que implica presión alcista sobre los precios.

A juzgar por el mercado laboral, la inflación de precios, el gasto en consumo y la actividad económica general, no parece que una tasa de referencia del 4.4% haya puesto un freno significativo a consumidores y empresas. El cálculo que hace la Fed del tipo neutral está equivocado. La tasa de referencia necesaria para que la Fed ponga freno a la demanda parece ser superior al 4%. Pero la Fed tiene intención de bajarla a 3.6% este año, con un recorte adicional en 2026. Es probable que esto genere escasez de mano de obra en un mercado laboral que ya está tenso, y puede provocar una aceleración de la inflación. En tal caso, la Fed habrá bajado los tipos este año sólo para tener que volver a subirlos en 2026.

Si a esto se le añaden las continuas amenazas del presidente Donald Trump a la independencia política de la Fed, la situación se torna todavía más preocupante. Un miembro del FOMC prevé cinco bajadas adicionales antes de que termine 2025, lo que situaría la tasa de referencia por debajo de 3%. Si algunos de sus colegas tienen ideas similares, es posible que la presión inflacionaria crezca todavía más y aumente la probabilidad de que la Fed tenga que subir los tipos el año que viene.

A veces los generales pierden la guerra actual porque están peleando la guerra anterior. Y en el caso de la Fed, parece que está mirando dos guerras atrás, a la debilidad del mercado laboral que siguió a la crisis financiera de 2008 y el bajo tipo de interés neutral de aquellos años. Pero la economía actual es muy diferente, y la Fed todavía no ganó la guerra más reciente contra el regreso de la inflación.

Traducción: Esteban Flamini

El autor

Michael R. Strain es director de Estudios de Política Económica en el Instituto Estadounidense de la Empresa y autor de The American Dream Is Not Dead (But Populism Could Kill It) (Templeton Press, 2020).

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