Tras más de 60 días de investigación, tres delincuentes con extensos antecedentes fueron capturados en Santiago de Chile, desmantelando una banda dedicada al robo de vehículos en la zona oriente de la ciudad. Este caso no solo destapó nuevas formas de operar para los ladrones, sino que también reveló un destino inédito para los autos robados: Venezuela.
La investigación comenzó el 28 de junio, cuando un individuo, utilizando tecnología avanzada, logró robar una camioneta valorada en 20 millones de pesos. El dispositivo empleado permitía abrir vehículos y encender su motor sin causar daños ni levantar sospechas, una modalidad que ya se había documentado en otros robos en comunas como La Reina, Ñuñoa, Las Condes y Providencia, en la capital austral.
La banda, conformada por Diego Díaz, Armando Núñez y Juan José Muñoz, operaba con precisión gracias a herramientas tecnológicas como el sistema Gansa Digital y otros escáneres especializados.
La captura de los tres delincuentes fue posible gracias a la vigilancia de las cámaras de seguridad y lectores de patentes instalados en Providencia. Dos de los miembros fueron encarcelados mientras que el tercero recibió arresto domiciliario.
Lo más alarmante fue el descubrimiento de un nuevo destino para los vehículos robados: Venezuela. Según el reporte del canal chileno Teletrece, en 2024, el gobierno de Nicolás Maduro aprobó una ley que permite la importación de vehículos con hasta cinco años de antigüedad, lo que al parecer facilitó el tráfico de autos robados desde Chile. Con documentos falsificados, las bandas criminales lograron burlar los controles e internar los autos a través de rutas no habilitadas, pasando por Bolivia y Brasil.
Los vehículos, una vez en Venezuela, se revenden a un precio mucho mayor que en el mercado chileno, llegando a cotizarse hasta en 80.000 dólares. Además de los robos, las bandas también utilizan métodos como el fraude con seguros para obtener vehículos sin levantar sospechas.
Este nuevo tipo de tráfico de vehículos no solo involucra a Chile y Venezuela, sino también a otros países sudamericanos, lo que pone en evidencia la vulnerabilidad de las fronteras y la necesidad de reforzar la cooperación internacional. Las autoridades chilenas siguen alertas ante la creciente presencia de estas bandas y sus métodos de operación cada vez más sofisticados.
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