El excanciller colombiano Álvaro Leyva rompió su silencio en entrevista con SEMANA y respondió por los audios que lo vinculan a un supuesto plan para tumbar al presidente Gustavo Petro.
SEMANA: El diario El País, de Madrid, divulgó el pasado 29 de junio unos audios suyos, en los que se le escucha decir: “Hay que sacar a este tipo”, en referencia a Gustavo Petro. ¿Usted estaba fraguando un golpe de Estado contra el presidente?
ÁLVARO LEYVA: Eso es lo más ridículo del mundo. Esa fue una conversación privada. La libertad de expresión es un derecho fundamental y más si es en una conversación íntima. Decir “sacar a ese tipo” no es nada, es una expresión tonta. Tengo unas cartas públicas en las que le digo al presidente que renuncie, con normas constitucionales en la mano. De tal forma que esa es una tontería, es un pésimo uso de unas grabaciones que ni siquiera pueden tomarse como prueba en un proceso penal. Sobre eso hay jurisprudencia, tanto de la Corte Suprema de Justicia como de la Corte Constitucional. Eso es ridículo, absolutamente ridículo.
SEMANA: Pero en los audios se escucha de su parte decir que en ese plan debían participar “actores armados y no armados”. ¿A qué se refería?
A.L.: Lo que pasa es que aspiro a que el presidente se vaya. Se lo anticipo de una vez, creo que es una necesidad nacional, el país está desbaratado, requiere de un acuerdo nacional con todas las fuerzas vivas. La persona que lo vaya a suceder no puede ser sino única y exclusivamente la vicepresidenta. Qué mejor que llamar a un acuerdo nacional para que a todos los que están haciendo política se les pueda garantizar unas reglas del juego. Este país está zarandeado y requiere reposo.
SEMANA: Pero el presidente Petro fue elegido en las urnas y su mandato va hasta el 7 de agosto de 2026. Cualquier otro plan iría contra la Constitución.
A.L.: No necesariamente. Se puede enfermar, cualquier cosa le puede pasar a un presidente elegido, se puede morir, por ejemplo. Entonces, ¿eso qué quiere decir? ¿Que hay que tener el cadáver hasta el último día de su mandato? No. Hay normas constitucionales, y no me voy a salir de esas normas.
SEMANA: ¿Usted es un golpista?
A.L.: Golpista de qué, hombre. Si soy producto de una tragedia que es el golpe de Estado que le dieron a un gobernante constitucionalmente elegido (Rojas Pinilla contra Laureano Gómez), y mi papá fue desterrado. Soy constituyente, hombre. ¿Usted cree que voy a contradecir mi vida, mi modo de ser, mi preparación, mi compromiso con la democracia? Esa sería una torpeza.
SEMANA: Pero, entonces, ¿por qué afirma eso en esa conversación?
A.L.: Para mí sería un suicidio moral, no voy a incurrir en esa tontería. Sacan unas grabaciones que no han debido ser utilizadas indebidamente. Es que el delincuente es el que graba. Y uno puede decir lo que se le dé la gana. Eso es absolutamente ridículo y, además, absolutamente ilegal, absolutamente inmoral. Están haciendo uso de una grabación de una conversación privada. Uno no tiene por qué ir explicando situaciones del orden jurídico como si estuviera en una cátedra. La inmoralidad está en el uso incorrecto de unas grabaciones. Fui constituyente, y la libre expresión es un derecho fundamental. Y, si uno no tiene el derecho fundamental a la libre expresión, en un restaurante o en su casa, por Dios, apague y vámonos.
SEMANA: Petro, a través del abogado Alejandro Carranza, lo denunció a usted por conspiración, instigación a delinquir, traición a la patria, menoscabo a la integridad, injuria y calumnia. ¿Qué responde?
A.L.: Que me parece muy gracioso. A ver, traición a la patria es cuando uno divide al país o hace alianzas con Gobiernos extranjeros afectando a la nación. Mis conductas no se tipifican. Pero no solamente eso, hablan de una conspiración. La conspiración es un delito, pero requiere un desarrollo con dos delitos más: es hablar con otra gente sobre rebelión o sedición. Y tanto la rebelión como la sedición se dan si hay porte de armas. Entonces, ¿pretender que incurro en sedición o en traición a la patria? Yo voy, les explico y les enseño de una vez, porque es imposible que un abogado de esa calidad no sepa exactamente de qué trata el Código Penal y cómo se tipifican las normas, los actos antijurídicos y penales. En eso tengo que ser muy claro. Aquí lo que pasa es que el presidente está atortolado porque le están descubriendo una salida más de esas que él suele hacer. Lo de Manta, en Ecuador. Que él explique qué estaba haciendo allí.
SEMANA: ¿Sabe usted qué estaba haciendo Petro en Manta?
A.L.: Nada, en Ecuador se están haciendo las investigaciones. Lo que he sabido es que están averiguando de quién es la casa.
SEMANA: El presidente explicó que estaba allí escribiendo 30 páginas de un libro sobre “acumulación de capital y crisis climática”.
A.L.: Sí, seguramente, como en otras situaciones también; como cuando no cumple citas está escribiendo un libro…
SEMANA: ¿No cree en esa explicación que dio Petro sobre su estancia en Manta?
A.L.: Qué voy a saber. Es que mire: primero desconoce la elección del presidente de Ecuador y luego aparece de la noche a la mañana en su posesión. Saludó, dio consejos, que había que abrir un diálogo nacional y desapareció. Hombre, es que desapareció. Ni siquiera tenía permiso del Congreso colombiano, se fue. Él tiene ahí una cortina de humo que es esto que se están inventando.
SEMANA: El mismo diario El País, de Madrid, señala, basado en fuentes, que usted se reunió hace dos meses con asesores cercanos al Gobierno de Donald Trump para “buscar su apoyo a un plan para hacer caer a Gustavo Petro”. ¿Qué responde ante eso?
A.L.: El que afirma prueba. El periodista, que debe ser una estupenda persona, se fue a Nueva York. La última vez que estuve allí fue cuando me desempeñé como ministro de Relaciones Exteriores. No estuve en Nueva York en esa oportunidad (que dice la denuncia), luego nadie pudo haber hablado conmigo. Yo no estaba presente. En ningún momento he hablado con senadores o representantes estadounidenses. Le reitero, en ningún momento. Hablan de un congresista Giménez.
SEMANA: Sí, del representante republicano Carlos Giménez, de Florida.
A.L.: No lo conozco. Le voy a hacer una confesión y me da pena: yo no sabía que existía ese hombre. Entonces, me ponen a hablar con Carlos Giménez, imagínese usted…
SEMANA: ¿Pero no buscó a ningún asesor cercano al Gobierno Trump?
A.L.: Es que no estuve en Nueva York.
SEMANA: Pero pudo haber sido en otra ciudad de Estados Unidos.
A.L.: No, cercano al Gobierno Trump, no. Tengo relación con los Díaz-Balart, pero no es de ahora, sino de mucho tiempo atrás y, sobre todo, con Lincoln Díaz-Balart, quien murió. Era muy amigo de Santiago, mi hermano, que en paz descanse, era directivo de la Universidad Sergio Arboleda y de los hombres queridos en la familia Díaz-Balart. Lincoln murió hace poco, y mi hermana Dorotea y mi hermano Santiago eran muy cercanos a Lincoln.
SEMANA: En los audios usted dice que estuvo en Estados Unidos con Mario Díaz-Balart y que esa familia está detrás del secretario de Estado. ¿Qué habló con Díaz-Balart?
A.L.: Es otra cosa. Mire, conozco la historia del papá de los Díaz-Balart, parientes de Fidel Castro, muy amigos. Cuando vivían en Cuba, jugaban basquetbol; ¿usted sabía eso? Fidel Castro jugaba basquetbol. Y Díaz-Balart lo llevaba a Nueva York antes del golpe, cuando Batista. Entonces, esos Díaz-Balart están emparentados, porque la mujer de Fidel Castro, la primera, es Díaz-Balart. Entonces, no es que yo hubiera estado hablando con un Díaz-Balart para tumbar a nadie. Eso es lo más ridículo. El periodista se inventó eso; perdóneme, pero es que es imposible que en Nueva York hubiera obtenido información, cuando yo nunca estuve con el señor Díaz-Balart.
SEMANA: ¿Pero usted no habló con Díaz-Balart de un plan para sacar a Petro?
A.L.: Pero ¿cómo se le ocurre si él acaba de decir todo lo contrario? Si él dio una declaración. Por eso, esta es mi oportunidad: a ver si son tan machitos de citar a declarar a Díaz-Balart. Que lo citen, a ver. ¿Le queda claro?
SEMANA: Esa es su explicación.
A.L.: No es que sea mi explicación, es el hecho. Me graban en privado, donde me expreso de forma familiar. Entonces, uno dice: “Yo pensé que era más chiquito”. Entonces, Leyva dijo que Díaz-Balart era chiquito. Esas son bobadas y aquí les están dando trascendencia. Estoy convencido de que aquí hay un mar de fondo que están escondiendo, esa es mi tesis, y tiene mucho que ver con la condición del presidente, con esas escapaditas. Que se haya escapado a Manta no es culpa mía. Y todo el país sabe eso, es de público conocimiento, las escapaditas.
SEMANA: ¿Usted buscó al secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, con el fin de que lo ayudara a ejercer “presión internacional” para que Petro saliera de la presidencia?
A.L.: No busqué a Marco Rubio. Eso sí, tengo unas ganas enormes de hablar con él sobre muchos temas. Ahora pienso viajar a Oriente Medio, estoy invitado a Siria, por ejemplo; inclusive estoy invitado a Rusia, me gusta lo de la paz, estuve en Ramala, vengo de Israel, y veo a Rubio moviéndose alrededor de muchos temas. Me parece, como dirían jocosamente, chévere. ¿Pero que yo lo esté buscando…?
SEMANA: Usted ha dicho que no es un golpista, pero en los audios se habla de que Francia Márquez, una vez Petro saliera de la presidencia, asumiría el poder. ¿Cuándo le habló a ella de ese plan?
A.L.: Nunca, no he hablado con ella sobre eso. Mencioné a Francia y le voy a decir una cosa: Francia Márquez ha sido objeto de maltrato, de un maltrato cobarde, por ser negra. A mí me han dicho algunos en la calle: “¿Colombia en manos de una negra?”. ¡Sí! Hay amarillos y hay carmelitos. Si usted va a Estados Unidos, van a decir que es un carmelito. Ella tiene derecho a suceder al presidente de la república. Si el presidente se va, quedaríamos en unas manos estupendas. Aquí la quieren golpear, la han querido golpear, ¿no? Le inventaron un ministerio, en un papel, y a los dos años, sin presupuesto, le dijeron que no sabía ejecutar y la sacaron. Francia Márquez es la que usted vio en ese consejo de ministros, el país la recuerda. Francia Márquez no es un invento mío. A ella la eligieron vicepresidenta. Es formada, es una profesional, ganó premios internacionales antes de ser candidata a la vicepresidencia y puso los votos. Yo sí creo que quedaríamos en mejores manos, que lo sepan. En un momento dado yo sí le dije a Francia Márquez: “Usted tiene las capacidades”, pero eso fue hace rato.
SEMANA: ¿Y qué le respondió Francia Márquez cuando usted le dijo que estaba en la capacidad de asumir la presidencia?
A.L.: Nada, se sonrió y qué puede decir… “Uy, usted tan amable, doctor”.
SEMANA: ¿Pero le compartió a Francia Márquez un plan para que Petro saliera del poder?
A.L.: ¡Pero cómo se le ocurre!
SEMANA: Pero, entonces, ¿por qué le dice eso a su interlocutor?
A.L.: Yo, simplemente, dije que Francia Márquez es una digna sucesora, pero ahí no aparece nada que tenga que ver con un golpe de Francia Márquez, porque no necesita darlo. Si se va a Petro, si mañana dicen que Petro descansó en la paz del señor, ¿qué hacemos? Si mañana le da una enfermedad a Petro que no le permite gobernar, ¿qué hacemos? ¿Ponemos a Benedetti o a quién? ¿Qué dice la Constitución? Que asume la vicepresidenta.
SEMANA: ¿Cuándo fue la última vez que se vio personalmente con Francia Márquez?
A.L.: Como hace tres meses.
SEMANA: ¿Y de qué hablaron?
A.L.: De nada. Fue “quiubo, Francia”…
SEMANA: ¿Y ella qué le comentó?
A.L.: Nada. Pero ¿qué me va a comentar? Ella es muy respetuosa.
SEMANA: ¿Francia Márquez se siente cómoda con el presidente Petro?
A.L.: ¡Yo qué voy a saber! Pregúnteselo a ella, usted que hace estos interrogatorios…
SEMANA: ¿Pero usted qué percibe? ¿Que ella es feliz donde está?
A.L.: Ella es vicepresidenta porque tiene los votos. Ella no es un invento. Es una persona alegre, es la que ustedes vieron en ese consejo de ministros. Ella es la verdadera representante de las negritudes, de los indígenas. Quiero contarle una anécdota con Francia.
SEMANA: ¿Cuál?
A.L.: Siendo yo canciller, vino Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos. Yo, supuestamente, su equivalente, iba a hablar con él y al lado estaba Francia Márquez. Blinken me dijo: “¿Usted me permite que la foto sea Francia Márquez y yo?”. Le dije: “Claro que sí”, y en Palacio se tomaron la foto. El señor Blinken, que no es ningún pintado en la pared, el último secretario de Estado de Joe Biden, me dijo: “Esa es una de las mujeres más importantes”. Es que Francia Márquez es una mujer para mostrar. No es una golpista. Ella es una mujer meritoria que nació abajo, abajo.
SEMANA: Y usted dice que Colombia estaría mejor en manos de Francia que de Petro.
A.L.: Claro. Esa es una opinión, no vayan a pensar que porque digo mi opinión acá es porque tengo algo armado. A la luz de la Constitución, ella es la vicepresidenta. Y si Petro se va, por cualquier razón, ella es la sucesora. No necesita de golpes de Estado. Imagínese la persona que es la vicepresidenta de la república dando golpes de Estado. Qué cosa tan ridícula. Hasta el que piense eso carece de sindéresis.
SEMANA: Usted, en los audios, dice que está “encima de ella”, en referencia a Francia Márquez. ¿Por qué afirma eso?
A.L.: Porque me preocupa que la maltraten. La sacaron del ministerio. Y comienzan a decir que no pudo ejecutar, cuando todos sabemos que no le dieron presupuesto. Entonces, uno está encima. Yo estoy encima de mucha gente, de mis amigos. Voy a decirle una cosa y suena ridículo: me considero un buen tipo.
SEMANA: ¿Usted le dio alguna indicación a Francia Márquez para que cuestionara al presidente Petro y a algunos de sus funcionarios en ese famoso consejo de ministros televisado?
A.L.: No, claro que no, hombre. Mire, en los consejos de ministros generalmente me sentaba a la izquierda del presidente. A la derecha estaba Francia Márquez y hablábamos muy poquito. “¿Qué hubo, Francia? ¿Cómo le va? ¿Qué hay de su vida?”. Pero, por Dios, es que uno en un gabinete termina siendo compañero. Yo tenía uno muy querido, el ministro de Ciencia y Tecnología, nacido en Sucre. Y me decía: “Señor ministro, a mí me da pena, porque los ministros somos iguales, pero usted, que habla con el presidente, ¿por qué no le dice que me reciba?”. A ese tipo, Petro lo nombró, lo sacó y nunca habló con él. Es que el presidente no habla con los ministros. Cuando uno lo ve por televisión y no sé qué, es paja. Y ponía a Laura Sarabia a pedirles la renuncia. Déjeme reiterarle: Francia Márquez, si se va Petro, tiene todas las condiciones personales y morales para sucederlo y no necesita dar golpes de Estado. Pero hay que estar encima de ella, como cuando uno cuida un jardín. Pero eso no quiere decir que yo sea su jefe, no la estoy invitando a absolutamente nada. Eso es absolutamente ridículo.
SEMANA: Usted decía en los audios que Francia Márquez estaba “jugada”.
A.L.: En su vicepresidencia, claro que sí.
SEMANA: Usted, según se escucha en los audios, habla de que el ELN y el Clan del Golfo tienen que estar en ese acuerdo nacional.
A.L.: Pero no en ese acuerdo; a ver, es que esa es una conversación…
SEMANA: ¿Pero a qué se refería con el ELN y el Clan del Golfo? Son dos organizaciones criminales.
A.L.: Petro me nombró ministro de Relaciones Exteriores y Paz (…) Yo me debo al conflicto. Es que Petro no conoció a su jefe (en referencia a Carlos Pizarro, excomandante del M-19) como lo conocí yo. Eso es paja que él hubiera participado en la paz, nada de eso. Eso no es verdad. Ahí tiene un libro en el que dice mentiras. Alguien le escribió la biografía. Petro nunca me dejó meter en la paz. Nunca. Yo venía de hablar con el ELN, estuve en Cuba con el ELN, los conozco desde esa época. El ELN nació antes que las Farc, y yo los conocí jovenciticos, yo estaba joven. Ahora, si tuviera la oportunidad de hablar con alguien del ELN, pues le digo: ¿qué hay de su vida? ¿Qué hay de su hijo? Porque los conocí hace muchísimos años. Me sucedió en La Habana; a uno del ELN le pregunté por el hijo y me dijo: “Está terminando la universidad”. Petro no se inventó el concepto de la paz total. Fui yo. Pero que él goce con eso. Quedó pésimamente. ¿Cuál paz total?
SEMANA: ¿Pero por qué usted habla en esos audios del ELN y del Clan del Golfo, en el marco de una conversación que apunta a la salida de Petro del poder?
A.L.: ¿Quién lo interpretó así? ¿Que para salir del presidente? Que de esos audios cada cual diga lo que se le dé la gana. Esos audios obtenidos ilegalmente no sirven en un proceso penal; no sirven.
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