Finalizó la segunda campaña electoral en lo que va de año en Venezuela, esta vez para elegir 335 alcaldes y 2.471 concejales el 27 de julio. Es decir, en la víspera de cumplirse un año de las polémicas elecciones presidenciales cuyo resultado, anunciado a favor de Nicolás Maduro, fue rechazado por la oposición y parte de la comunidad internacional, y derivó en protestas que dejaron un saldo de unas 25 personas muertas y más de 2.000 detenciones, según un reciente informe de Amnistía Internacional. Las acusaciones de fraude han sido descartadas por los poderes públicos en Venezuela, actualmente alineados con Maduro.
Por CNN
Se espera baja participación
La apatía para estas nuevas elecciones, alimentada por los llamados a abstenerse por parte de líderes opositores como María Corina Machado, está nuevamente presente, anticipando la posibilidad de que, apenas dos meses después, se repita un escenario similar al de la votación por gobernadores y diputados de la Asamblea Nacional que tuvieron lugar el 25 de mayo, en las que el chavismo se impuso con 23 de las 24 gobernaciones y más del 82 % de los curules del Parlamento, en medio de una baja participación.
En las principales vías de Caracas, pendones, vallas y grafitis reflejan los rostros de quienes se suman a esta nueva contienda política con mensajes como “La casa se defiende” o “Defiende tu casa” o “Gente que resuelve”, rumbo a unos comicios en los que se definirán los funcionarios públicos más cercanos a la población. Esta característica, según algunos analistas como Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, podría favorecer una participación ligeramente mayor en algunos municipios considerados bastiones de la oposición. Se trata de espacios clave para los ciudadanos que prefieren mantenerlos para canalizar soluciones a sus problemas diarios.
“La verdad es que esperaría algo más de participación para la elección próxima por casos puntuales, por la gente que no quiere que Chacao ni Baruta caigan en otras manos, y así con municipios del interior del país”, dijo Alarcón a CNN, refiriéndose a dos de los cinco municipios que conforman Caracas.
También destaca que desde julio del año pasado, el Gobierno venezolano ha intentado normalizar la situación y, a su juicio, una de sus herramientas es el plano electoral: “Trata de llamar a elecciones, hacer que se celebren y decir que aquí no ha pasado nada, que seguimos siendo un país democrático donde se realizan comicios”. Sin embargo, aclara que uno de los indicios de que la situación no se ha normalizado es la baja participación en los procesos electorales, que es lo que se espera, según su opinión, para el domingo 27 de julio.
En general, la expectativa es que se replique el patrón de baja participación que favorece al oficialismo, en un país donde la desconfianza institucional y la división opositora sitúan al chavismo en ventaja para ganar la mayoría de alcaldías sin contrapeso significativo.
Cualquier posible incremento de participación se centrará en municipios tradicionalmente opositores, donde la ciudadanía busca conservar espacios mínimos de gestión local, aunque el efecto nacional es limitado debido al contexto de fragmentación y desmovilización.
La estrategia del oficialismo
En medio de este escenario, el jefe del comando de campaña VEN25+ del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, insistió durante la campaña en la importancia de realizar el proceso sin actos ostentosos bajo el lema “menos escritorios y más territorio”, asegurando que afinaron la maquinaria y que van por las 335 alcaldías en juego.
Adicionalmente, Rodríguez había adelantado al inicio de la campaña que su propuesta giraría en torno a la “unificación”, lo cual, según explicó, implicaba visibilizar la denuncia sobre los niños venezolanos que permanecen en Estados Unidos luego de que sus padres fueran deportados a Venezuela. De los 31 casos que denuncia el Gobierno venezolano, siete menores regresaron al país el 18 de julio junto a otros 252 venezolanos que permanecían detenidos en El Salvador tras ser deportados desde EE.UU., como parte de un canje negociado entre Caracas y Washington que permitió también el regreso a casa de 10 ciudadanos estadounidenses.
El sector opositor que compite llama al voto
Por su parte, en representación de la coalición política “Unión y Cambio”, que agrupa a un sector opositor, el diputado electo ante la Asamblea Nacional, Stalin González, llamó a los venezolanos a defender sus municipios votando. En declaraciones a CNN, aseguró que aunque su balance respecto a las elecciones del 25 de mayo no fue el esperado, su expectativa es que la participación sea más alta en este proceso y que, en su opinión, eso permitiría mantener al menos una parte de las alcaldías actualmente controladas por partidos adversos a Maduro.
“No compartimos esa teoría de regalarle todo al Gobierno. ¿Qué gana la oposición con ceder esos espacios? Todos sabemos lo que pasó el 28 de julio, todos conocemos lo ocurrido el último año en el país, y entregarle más espacios al Gobierno no es nuestra teoría. Aquí hay que seguir luchando por un cambio político en Venezuela”, afirmó González, sosteniendo el argumento opositor de que el resultado anunciado el 28 de julio de 2024 no corresponde con la voluntad expresada por los venezolanos en las urnas.
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