La petrolera Chevron volverá a operar en Venezuela y lo hará bajo un esquema de pago poco convencional: en lugar de dinero, entregará barriles de petróleo al gobierno de Nicolás Maduro. Este nuevo acuerdo, aprobado de forma discreta por la administración del expresidente Donald Trump, representa un cambio de rumbo en la política energética y diplomática de Estados Unidos hacia el país sudamericano.
Según fuentes con conocimiento directo de las negociaciones, la licencia otorgada a Chevron no es general, sino específica, lo que permite que los detalles del contrato se mantengan confidenciales. Esta nueva dinámica de pago en especie podría facilitar que el gobierno venezolano comercializa crudo en el mercado internacional, incluso bajo las actuales sanciones.
La licencia permite a Chevron reanudar operaciones regulares con PDVSA, la estatal petrolera venezolana, a través de un modelo que limita los pagos en efectivo. Aunque el Departamento de Estado insiste en que el permiso no tiene fines financieros, analistas sostienen que recibir petróleo como forma de pago representa una ganancia tangible para Caracas.
Estados Unidos afirma que Chevron no dará alivio económico
El Departamento de Estado aclaró que el permiso concedido a Chevron se limita a operaciones de mantenimiento técnico y busca facilitar el pago de la deuda que Venezuela mantiene con la compañía texana. "No podemos comentar sobre licencias específicas, pero el gobierno de Estados Unidos no permitirá que el gobierno de Maduro se beneficie de la venta de petróleo", respondió la institución en un correo enviado al Miami Herald.
Sin embargo, esa visión ha sido puesta en duda por expertos en la industria. Juan Fernández, exdirector ejecutivo de planificación de PDVSA, fue tajante: "Si el gobierno venezolano recibe petróleo y luego lo vende, evidentemente se beneficia. No importa si no hay pago en efectivo, el resultado final es el mismo".
Antes de que se autorizara nuevamente a Chevron a operar en Venezuela, la deuda de PDVSA con la compañía rondaba los tres mil millones de dólares. Parte de esta cifra se redujo cuando el gobierno de Joe Biden otorgó una licencia temporal, la cual fue revocada posteriormente por Trump a inicios de este año, afectando seriamente las finanzas del país.
El papel de Chevron en la producción petrolera venezolana
Durante años, Chevron fue responsable de aproximadamente el 25% de la producción petrolera de Venezuela, que en 2025 ronda los 900.000 barriles diarios. Junto con empresas como Repsol (España), Eni (Italia), Maurel & Prom (Francia) y Reliance Industries (India), sostenía una parte significativa de la producción, estimada en unos 230 mil barriles adicionales por día.
Estas compañías fueron piezas clave en el intento de Venezuela por reactivar su industria petrolera, que pasó de producir 3,2 millones de barriles diarios a solo 400 mil en 2020. A pesar de la caída, el país sigue teniendo las mayores reservas probadas de petróleo en el mundo, por encima de Arabia Saudita.
Analistas calculaban que, antes de la suspensión de licencias, las firmas extranjeras generaban entre 700 y 800 millones de dólares mensuales al gobierno venezolano. El regreso de Chevron podría representar una inyección de ingresos bajo un nuevo formato menos expuesto a sanciones.
Chevron vuelve mientras se explora un acercamiento diplomático
El retorno de Chevron ocurre en un contexto en el que Estados Unidos mantiene oficialmente la exigencia de reformas democráticas en Venezuela, pero adopta al mismo tiempo una postura más pragmática. Fuentes cercanas aseguran que ha habido contactos directos entre funcionarios estadounidenses y figuras del gobierno venezolano, incluido el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez.
En esas conversaciones se han planteado incluso propuestas para restablecer la presencia diplomática entre ambos países, incluyendo la reapertura de embajadas en Caracas y Washington. Aunque no hay anuncios oficiales, los canales de diálogo continúan activos, con participación de diplomáticos en Bogotá y altos funcionarios venezolanos.
Este cambio de tono dentro del entorno político estadounidense también refleja movimientos internos. El secretario de Estado Marco Rubio, conocido por su posición firme ante el gobierno de Maduro, parece estar liderando ahora la estrategia hacia Venezuela, mientras figuras como el exenviado especial Richard Grenell han quedado relegadas.
Chevron y la prioridad energética de EE.UU.
La participación de Rubio en el proceso de aprobación de la nueva licencia para Chevron sugiere que los intereses energéticos están comenzando a tener mayor peso que las consideraciones políticas tradicionales. "El Departamento de Estado o el Consejo de Seguridad Nacional están tomando las decisiones ahora", señaló una fuente bajo anonimato.
Expertos advierten que, a pesar del hermetismo con el que se ha manejado esta reactivación, el impacto será evidente una vez que el crudo venezolano empiece a llegar a las refinerías de la Costa del Golfo. "No podrán mantenerlo oculto por mucho tiempo. El petróleo eventualmente llegará al Golfo", advirtió una de las personas involucradas en las conversaciones.
Chevron, con casi 100 años de presencia en Venezuela, fue la última gran petrolera estadounidense que permaneció en el país durante las épocas más duras de sanciones. Su continuidad ha sido históricamente una señal de hacia dónde apunta la política energética de Washington.
Chevron reabre la puerta, pero persisten dudas
El regreso de Chevron podría sentar un precedente para que otras compañías exploran acuerdos similares. Sin embargo, la noticia también ha despertado críticas entre sectores de la oposición venezolana y organizaciones de derechos humanos, quienes temen que esta normalización contribuya a debilitar los esfuerzos por una transición política en el país.
Por ahora, la reactivación de las operaciones de Chevron representa un posible punto de inflexión en las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos. Con implicaciones energéticas, diplomáticas y económicas, el movimiento no sólo redefine la política exterior estadounidense, sino que también configura el mapa energético de la región.
Con información de El Nuevo Herald
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