Los analfabetas del siglo XXI no serán los que no puedan leer y escribir, sino quienes no puedan aprender, desaprender y volver a aprender. Alvin Toffler.
Ahora la responsabilidad es totalmente del régimen. Después de 26 años de destrucción y de saqueo del país, no pueden señalar culpables ni endilgar culpas a los demás. Ellos son los responsables del aumento de los niveles de indigencia y del desmoronamiento institucional de Venezuela. No busquen por los rincones; tampoco fue que nos descuidamos ni nos quedamos dormidos. Si alguna culpa hay que achacar a los venezolanos que creyeron en Chávez y sus pregones, fue su exceso de credibilidad en un bufón más de los que históricamente aparecen en los anales de nuestra historia. Otros sabíamos muy bien que esto que estamos viviendo y resintiendo iba a pasar.
Tendremos que administrar los despojos de una nación vuelta añicos en sus estructuras por la insanía mental, la ignorancia y la ineficiencia de un grupito de desadaptados que han degradado aún más el ejercicio de la política y han llevado al extremo el desbarajuste económico de nuestro país.
Nos toca rescatar la cordura y aplicar la sapiencia para reconstruir una nación que hay que institucionalizar con una nueva visión y sobre nuevas bases. Tenemos que renovarnos o morir en el intento. Tenemos que aplicar una nueva visión política, con un liderazgo renovado, fortalecido, creíble, y en quien se pueda confiar. Atendamos lo expresado por Alvin Toffler en el encabezado de este artículo, porqué eso es lo que nos espera en un futuro que se encuentra entre nosotros.
Sigamos el ejemplo de las águilas. Ëstas, según Miguel Shtamoff, son los animales de su especie que alcanzan una mayor longevidad, pero, nos llevan una ventaja adicional: pueden volar. Supuestamente duran 70 años, pero a los 40 años deben tomar una decisión muy seria y difícil: comenzar un largo y sufrido proceso de renovación o morir lentamente.
A esa edad, el águila tiene las uñas apretadas y flexibles, lo cual no le permite tomar a sus presas con facilidad. Su pico largo y puntiagudo se encorva hacia su pecho; las alas se tornan pesadas por el envejecimiento y sus plumas gruesas le impiden volar. De allí que tenga que tomar esa gran decisión.
Empieza entonces su doloroso proceso de renovación. Vuela hacia lo alto de la montaña, hacía un nido donde no tenga necesidad de volar. Golpea su pico contra la pared hasta lograr arrancarlo. Después espera el crecimiento de uno nuevo con el que desprende una a una sus uñas. Cuando éstas nacen, comenzará a arrancar sus plumas viejas. Después de cinco meses sale renovada para retomar su vuelo y vivir 30 años más.
Los seres humanos y mucho más quienes se consideran líderes de un proceso social, como lo es la democracia, tenemos que aprender de las águilas. Muchas veces debemos resguardarnos por un tiempo, estudiar y reflexionar sobre nuestro comportamiento social y sobre nuestra actitud ética, más aún en circunstancias y condiciones como las que atravesamos hoy en día. Este esfuerzo es urgente y reclama, siguiendo a Víctor Guedez, una actitud ética más consciente de la que existió en el pasado.
No hay duda, afirma Guedez, de que en una realidad oscura, azarosa y ruidosa como la nuestra es más difícil decidir y, en consecuencia, se imponen nuevos enfoques interpretativos acompañados por renovados afianzamientos de principios y valores. No se trata de una renovación física, pero si de una renovación mental y espiritual.
Sólo después de ese largo y penoso proceso de renovación, haciendo un símil, podemos continuar -como el águila- nuestro vuelo victorioso. Solamente libres del peso del pasado, después de habernos desprendido de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos han causado dolor y una vez superada la encorvadura de los errores e ingratitudes del presente, podemos entonces aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae.
Los nuevos tiempos nos impulsan al compromiso de la renovación contínua, con devoción y con fe, nos deben motivar a pensar en el futuro de lo que nos une y con renovada esperanza luchar porque la paz, la prosperidad y la felicidad aniden en nuestros hogares porque anidan en nuestros corazones por siempre.
nevillarin@gmail.com
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