La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) abre este martes en La Haya una cumbre clave para el futuro de la defensa colectiva en Europa, bajo la presión directa de Washington para que los países aliados incrementen su inversión militar hasta el 5 % de su producto interno bruto (PIB). Estados Unidos, que cubrió el 62 % del gasto total de la Alianza en 2023, exige un mayor compromiso europeo frente a amenazas como la invasión rusa de Ucrania y la reciente escalada entre Irán e Israel.
El presidente estadounidense, Donald Trump, llega al encuentro con una exigencia clara: si los países miembros no elevan su gasto al umbral propuesto, Estados Unidos reconsiderará su presencia militar en el continente. La propuesta contempla un 3,5 % del PIB en gasto militar directo y otro 1,5 % en áreas como ciberseguridad, infraestructura crítica y control de fronteras.
Actualmente, el gasto promedio entre los miembros europeos y Canadá se mantiene en el 2 %. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, respaldó la propuesta como un “salto histórico”, subrayando que su implementación permitiría multiplicar por cinco la capacidad de defensa aérea de la Alianza y reforzar los arsenales con miles de nuevos blindados.
Sin embargo, el consenso no es automático. España, cuyo gasto militar fue el más bajo de la OTAN en 2023 (1,24 % del PIB), plantea una oposición frontal al 5 %. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha defendido que su país solo se comprometerá a alcanzar el 2,1 %, argumentando que el nuevo umbral sería “desproporcionado” y pondría en riesgo su modelo social. Aunque Rutte ha ofrecido cierto margen de “flexibilidad” para Madrid, insistió en que no habrá excepciones formales en el acuerdo entre los 32 miembros.
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