La detención de Juan Pablo Guanipa es una flagrante violación de sus derechos constitucionales. Expreso mi solidaridad con él y exijo respeto a su integridad física.
Esta detención es una provocación del poder, diseñada para desestimular la participación. Esto es precisamente lo que el gobierno busca: reducir al mínimo la presencia de voces disidentes y defensoras de la ciudadanía, para fabricar su victoria sin costos.
Asistir a votar no es sencillo en un contexto donde más de 800 presos políticos languidecen, incluyendo amigos injustamente privados de libertad como Enrique Márquez, Rocío San Miguel, Roland Carreño, Carlos Molina, José Gregorio Camero, Carlos Julio Rojas, William Dávila o Américo de Grazia.
Sin embargo, el recurso de cambio que tengo en mis manos es precisamente el voto, una herramienta para reducir el poder del régimen.
Una autocracia no se combate abandonando la vía constitucional y electoral. Los autoritarismos, sin importar su color o ubicación en el espectro político, se superan con más democracia, más organización, más movilización social y una inteligencia estratégica superior capaz de ir sumando victorias, así el poder las desconozca. Esto implica presionar por una política eficaz de confrontación y acuerdos que abra las puertas de una transición hacia la democracia.
Voy a protestar y manifestar mi indignación con mi voto, tal como lo hice el 28 de julio.
No me lavaré las manos ante el plan de desprestigiar el voto hoy para eliminarlo mañana, cuando instauren el Estado Comunal.
¿Quieren que, cómodamente, nos hagamos la vista gorda? No tengo tiempo ni disposición para eso.
¡Voy a votar para que les pese!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario