Se produjo una derrota para la democracia: el régimen autocrático se impuso y se consolidó el autoritarismo. Se anuncian retrocesos de país como la imposición del Estado comunal.
También resultó un fracaso nuestro llamado a la participación En términos de resultados concretos, la oposición democrática, la que se mantuvo en la vía electoral, perdió 3 gobernaciones y solo obtuvo 3 diputados en el total integrantes de la Asamblea Nacional. No supimos comunicarnos ni expresar el estado de ánimo de la gente. No logramos ofrecer una opción que convenciera a votar contra el régimen y sus candidatos dentro de una ola represiva y sin condiciones mínimas de transparencia sobre sus resultados
La Alianza Democrática encabezada por Bernabé Gutiérrez y Timoteo Zambrano, denunciados por la oposición autoritaria, mesiánica y abstencionista como traidores, quedó como segunda fuerza en el conjunto de partidos participantes.
Dos actores relevantes, Maduro y María Corina celebran el mismo resultado como triunfo de cada uno. Están en su derecho, pero observo que lo que triunfó fue una abstención, no como política sino como desconfianza, decepción y desesperanza Allí no hay impulso al cambio, sino lenta absorción del régimen de la protesta política.
Ahora la solicitud de los políticos abstencionistas es que los políticos que ellos descalifican como colaboracionistas y cómplices del régimen, se rediman: Deben pasar a reconocer como único e indiscutible el liderazgo de María Corina, asumiendo que toda la abstención es producto de su llamado a no votar. Y eludiendo examinar también el peso de sus decisiones en el grave daño que se le ha ocasionado a la aspiración democrática con este triunfo concedido a Maduro.
Desde mi condición de independiente, menos atado a disciplinas y lealtades con partidos que son necesarios para levantarse de una derrota que expone las debilidades de todos, voy a acompañar los esfuerzos dirigidos a realizar en los próximos tres meses un debate amplio, honesto y democrático en todas las organizaciones y entre ciudadanos dispuestos a hacerla
No podemos crear narrativas para racionalizar los resultados sin analizar nuestra propia responsabilidad en ellos y ocultar las limitaciones y errores políticos que cometimos en nuestra parcela
Necesitamos una reflexión detenida sobre por qué nos auto alimentamos de creencias separadas de la gente y de justificaciones que solo consolidan la protección y el aislamiento de nuestros puntos de vista, la exclusión de quienes piensan distinto y otorgar la razón automática a nuestros dirigentes.
Necesitamos conformar equipos que orienten a sus entornos, especialmente en ciudades, comunidades y algunos sectores sociales
Y acometer este plan desde nuevas ideas, nuevas emociones, nuevos vocabularios y más amplitud
Nuestro pensamiento tradicional no nos sirve para encontrar todas las respuestas.
Hay que componer una dirección colectiva de una alianza de fuerzas alternativas de cambio con criterios de país, no de burocracias
La tarea es nuevamente descomunal y requiere fuerza, optimismo, convicción y alegría para mejorar radicalmente la efectividad a pequeña escala, de las iniciativas, medios, acuerdos y contribuciones democráticas posibles para frenar la expansión del autoritarismo y rescatar progresivamente la vigencia de la Constitución y de relaciones democráticas para vivir, convivir y crear soluciones entre venezolanos.
Aunque no debemos renunciar a ellas, no estaremos en capacidad de tomar decisiones para ello en las instituciones.
Pero la sociedad ofrece profundos espacios para sembrar prácticas democráticas y solidarias en medio de las crisis que nos golpean tan duramente. Entre esos espacios está la ancha franja de los desencantados con la oposición y el de los desengañados con el gobierno. El espacio la sociedad indignada, descontenta y frustrada con lo que existe como gobierno y oposición, debe ser el territorio donde tenemos que comenzar a re hacernos casi desde cero. Eso tiene muchas dificultades, pero proporciona varias ventajas para adquirir nuevos atributos.
Los primeros cambios de actitud, de conducta y rectificación deben producirse entre los dirigentes de hoy para ser dirigentes efectivos mañana.
Vayamos hacia donde nos conduzcan nuestros análisis críticos, nuestro sentido común, nuestra pasión de justicia y libertad.
No es hora de rendirse. Es oportunidad para innovar.
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