
Las experiencias de opositores venezolanos que han salido de refugios en embajadas, arresto domiciliario o han obtenido protección internacional muestran un patrón de estrategias que combinan negociaciones diplomáticas, operaciones clandestinas, presión internacional y, en algunos casos, decisiones personales de alto riesgo.
A continuación, se presentan las claves principales basadas en casos documentados, con un enfoque en cómo muchos dirigentes o políticos emblemáticos que han logrado salir de estas situaciones, tras la salida de los cinco dirigentes de Vente Venezuela, el partido de María Corina Machado, que se encontraban desde el 20 de marzo de 2024 en la embajada de Argentina en Caracas:
Operaciones clandestinas y fugas
Cuando las negociaciones fracasan o el tiempo apremia, algunos opositores han escapado mediante operaciones secretas, a menudo con apoyo de redes opositoras, aliados internacionales o incluso personal diplomático.
Mucho se recuerda el escape del expresidente de Fedecámaras, Pedro Carmona Estanga, en mayo de 2002, luego de los sucesos del 11 de abril de ese año. Tras ser detenido por la Policía Militar y estar primero bajo arresto domiciliario en su hogar, debido a su edad, quien fuera designado como presidente provisional de Venezuela al conocerse el polémico «vacío de poder» en el país, escapó supuestamente en la maletera de un vehículo que salió del estacionamiento del edificio donde habitaba.

La circunstancia se dio en medio de una protesta antigubernamental cercana a su apartamento, en Los Chorros, que supuestamente causó la distracción de los efectivos de la entonces Disip que lo vigilaban desde la calle. Luego, Carmona se refugió en la sede de la embajada de Colombia en Caracas, país que le otorgó asilo político.
Pudo salir de Venezuela porque el gobierno del fallecido Hugo Chávez le otorgó un salvoconducto.
Carlos Ortega
En las mismas circunstancias, tras el paro petrolero y los hechos de abril de 2002, se emitieron órdenes de captura contra Carlos Ortega, entonces presidente de la CTV y cabecilla de la oposición en esos meses. El 14 de marzo de 2003, Ortega solicitó asilo político en la embajada de Costa Rica en Caracas, que le fue concedido; sin embargo, su asilo fue revocado el 30 de marzo de 2004, tras violar las condiciones al hacer declaraciones públicas en Miami, llamando a derrocar a Chávez clandestinamente.
Ortega regresó a Venezuela en julio de 2004, usando una identidad falsa (Manuel Mendoza Herrera), y se mantuvo en la clandestinidad hasta su arresto el 28 de febrero de 2005, a las afueras de una discoteca en Caracas. Fue condenado el 14 de diciembre de 2005 a 15 años y 11 meses de prisión por su rol en el paro petrolero y posesión de documentos falsos, y encarcelado en la prisión militar de Ramo Verde, en Los Teques, estado Miranda.

Ortega escapó de la prisión militar de Ramo Verde junto con tres militares: los coroneles Jesús Faría Rodríguez, Darío Faría Rodríguez y el capitán Rafael Faría Villasmil. Según el entonces fiscal general Isaías Rodríguez, la fuga ocurrió en la madrugada del domingo, aunque el momento exacto no fue precisado. No se encontraron signos de violencia, túneles ni dispositivos que indicaran un escape forzado, lo que llevó al ministro de Defensa, Raúl Baduel, a sospechar de complicidad interna dentro de la prisión.
Otros casos
Bajo arresto domiciliario en 2017, el dirigente Antonio Ledezma, exalcalde metropolitano de Caracas, escapó clandestinamente hacia Colombia, cruzando la frontera por tierra, y luego viajó a Madrid, donde obtuvo protección internacional. Su fuga involucró una red de apoyo que lo ayudó a evadir la vigilancia del Gobierno de Maduro.

Julio Borges: Tras amenazas y la pérdida de inmunidad parlamentaria en 2018, Borges se exilió en Colombia y luego en España, donde vive desde 2021 con protección internacional.
Juan Guaidó: Tras proclamarse presidente interino en 2019, Guaidó enfrentó constantes amenazas y finalmente cruzó a Colombia en 2023, estableciéndose luego en Miami, EE. UU., donde continúa su activismo.
Negociaciones y salvoconductos
Muchos opositores refugiados en embajadas han dependido de negociaciones entre gobiernos para obtener salvoconductos, que son permisos oficiales del gobierno venezolano para salir del país sin ser detenidos. Estas negociaciones suelen involucrar a países aliados de la oposición, como España, Argentina, Chile o Brasil, y a veces mediadores internacionales.

Ejemplo de ello fue Leopoldo López, exalcalde de Chacao, quien tras estar bajo arresto domiciliario (2017) y luego refugiarse en la embajada de España en Caracas (2019) tras evadir el arresto con el apoyo del entonces director del Sebin, Cristopher Figuera. López logró salir de Venezuela en octubre de 2020. Aunque no se solicitó asilo político formal en la embajada, su salida fue facilitada por una operación que involucró apoyo español y un cruce clandestino hacia Colombia, desde donde viajó a Madrid.
Nixon Moreno: En 2008, tras refugiarse en la Nunciatura Apostólica en Caracas, Moreno escapó y reapareció en Perú, donde se le concedió asilo en 2009.
Freddy Guevara: Refugiado en la embajada de Chile en 2017, Guevara permaneció allí hasta que las presiones internacionales y las negociaciones permitieron su salida sin detención inmediata, aunque continuó bajo amenaza.
Más recientemente, en 2024, tras refugiarse brevemente en la embajada de España en Caracas, Edmundo González Urrutia salió hacia España luego de negociaciones entre los gobiernos español y venezolano. La vicepresidenta Delcy Rodríguez confirmó que se otorgó un salvoconducto para garantizar su partida, en un acuerdo descrito como «en aras de la paz política».
Los últimos
Cinco opositores en la embajada argentina (2024-2025): Magalli Meda, Claudia Macero, Omar González, Pedro Urruchurtu y Humberto Villalobos, refugiados desde marzo de 2024 en la embajada argentina en Caracas, fueron liberados en mayo de 2025 y trasladados a Estados Unidos.
María Corina Machado y el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, describieron esta salida como una «operación impecable» y un «rescate» de precisión, sugiriendo una acción coordinada que evadió los controles del régimen.
No se han revelado detalles exactos, pero se presume la participación de actores internacionales, posiblemente con apoyo de Brasil, que protegía la embajada tras la ruptura de relaciones entre Venezuela y Argentina.
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