EN EL 63 ANIVERSARIO
El día 4 de mayo de 1962, una rebelión se produce en la apacible ciudad de Carúpano, con efectivos de la Infantería de Marina y la Guardia Nacional. Dicen vecinos de ese tiempo que en Carúpano nunca sucedía nada, pero a las doce de la noche, del 3 de mayo, del año señalado, se notó un exagerado movimiento, en las instalaciones de la Infantería de Marina.
La insurrección de la Infantería de Marina y la Guardia Nacional, liderada por el Capitán Jesús Teodoro Molina Villegas, buscaba derrocar al primer gobierno democrático presidido por Rómulo Betancourt. Sin embargo, el levantamiento fracasó y Venezuela continuó inmersa en una espiral de violencia política que se extendió por años.
A lo largo de la historia, los caminos de la insurrección han demostrado ser rutas de confrontación que, lejos de estabilizar al país, han profundizado las crisis. Desde el proceso de pacificación iniciado por Rafael Caldera hasta los desafíos contemporáneos, Venezuela ha aprendido que la única vía efectiva para el cambio es la electoral y democrática.
La democracia no es una concesión, sino una conquista que debe ser defendida con convicción y compromiso ciudadano. Hoy, en medio de nuevas tensiones políticas y económicas, el país enfrenta retos similares a los de décadas pasadas. La incertidumbre, el descontento y las crisis generada después de las elecciones del 28 de julio del 2024 mantienen en vilo el régimen democrático.
La lección de Carúpano y de otros episodios de nuestra historia es clara: el futuro de Venezuela debe construirse con firmeza en la defensa de la Constitución y en el respeto a los mecanismos democráticos. La verdadera transformación no nace de la violencia, sino del ejercicio consciente del voto y de la participación ciudadana.
En tiempos de crisis, la historia nos recuerda que las soluciones impuestas por la fuerza terminan fracturando más la sociedad. La esperanza sigue viva en cada venezolano que cree en el poder del sufragio como herramienta para recuperar la estabilidad. Solo con elecciones verdaderamente libres y transparentes podremos garantizar el futuro que todos anhelamos
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