Por coincidencia el papado de Francisco, el primer latinoamericano que llega a la máxima jerarquía en la Iglesia católica, y el gobierno de Nicolás Maduro, comenzaron en la misma época. El argentino asumió como papa el 13 de marzo de 2013, a escasos días de que se informara oficialmente sobre el fallecimiento de Hugo Chávez

Pese a que se refirió a la deriva autoritaria de Venezuela en muy escasas oportunidades, prácticamente, causando decepción entre no pocos venezolanos que esperaban una política del vaticano beligerante, el Papa Francisco le dio seguimiento permanente a lo que acontecía en nuestro país.
Ese monitoreo sobre Venezuela que hizo el papa Francisco sobre la crisis de Venezuela sin duda se vio beneficiado con la designación del jesuita y politólogo venezolano Arturo Sosa como Prepósito General de la Compañía de Jesús, una posición a la que en el pasado se le catalogó de “Papa Negro”, por una combinación de dos factores: la enorme influencia que tenía desde Roma “el general de los Jesuitas” y por su usual vestimenta negra para diferenciarla de la blanca que usaba el Sumo Pontífice.
Siendo Sosa uno de los principales estudiosos de la historia política venezolana y siendo Francisco, además de jesuita, el primer Papa latinoamericano, fueron habituales las conversaciones e intercambios entre ambos para analizar la política mundial y en particular lo que acontecía en América Latina. Venezuela y Argentina, se puede suponer, resultaron asuntos habituales en reuniones que se hicieron de forma frecuente al estar ambos en Roma.
Otro interlocutor habitual de Francisco, en relación con Venezuela, fue el actual arzobispo emérito de Caracas y cardenal (sin derecho a voto por la edad), Baltazar Porras. El prelado, quien largamente dirigió la arquidiócesis de Mérida y fue a su vez puente de diálogo entre la Iglesia católica y factores del chavismo, en otros tiempos, estuvo en distintas posiciones dentro de la estructura del Vaticano, sin abandonar su labor pastoral en Venezuela, y especialmente en Caracas en los últimos años.
El Vaticano, ya bajo las riendas de Francisco, como ocurrió con tantas mediaciones internacionales a lo largo de las últimas dos décadas, salió chamuscado ante la opinión pública de Venezuela. Una mesa de diálogo fue instalada el 12 de diciembre de 2016 mediada por El Vaticano y UNASUR, entre representantes del gobierno de Venezuela con miembros de la Mesa de la Unidad Democrática.
El objetivo de aquello era implementar la realización de un referéndum revocatorio, para que la sociedad se pudiese pronunciar sobre la permanencia de Nicolás Maduro en el poder, al cumplirse ya tres años de su elección tras la muerte de Hugo Chávez. Aquella mesa de diálogo, como en ocasiones anteriores y luego posteriores, no fue otra cosa que una estrategia del chavismo para ganar tiempo en lo que en verdad es su proyecto neurálgico: permanecer en el poder.
La diplomacia vaticana salió mal parada de esta experiencia y en los años siguientes Venezuela desapareció de los comentarios públicos del Papa Francisco, salvo algunas ocasiones en que oraba por la paz y la reconciliación en nuestro país. Pero, sin entrar en detalles en cómo se podrían lograr estas condiciones en la vida de la sociedad venezolana.
Venezuela, empero, gravitó sobre el papado de Francisco y no sólo por los diálogos con Sosa y Porras. El sumo pontífice, fallecido este lunes a los 88 años de edad, en 2013 designó al cardenal italiano Pietro Parolin como como secretario de Estado del Vaticano, desempeñando un papel clave en asuntos diplomáticos, incluyendo delicadas negociaciones con China y los gobiernos de Oriente Medio. Parolin, de 70 años, es -por cierto- uno de los nombres que se manejan como eventual sucesor del Papa fallecido.
Parolin fue el embajador de El Vaticano en Venezuela entre 2009 y 2013, y tuvo un papel clave en involucrar a la Santa Sede en el proceso de diálogo de 2016, que el chavismo echó por la borda como opción de una salida pacífica y democrática a la crisis de gobernabilidad y legitimidad que ha acompañado a Maduro en su ejercicio del poder.
“De acá de la Santa Sede fueron dos. Primero fue Monseñor (Emil Paul) Tscherrig y luego Monseñor (Claudio Maria) Celli. Estuvo (El Vaticano) en el grupo de mediación y bueno la cosa fracasó, no anduvo”, dio por cerrado el tema Francisco en 2017.
¿El Papa Francisco definió como dictadura al gobierno de Maduro?
El papa Francisco sí usó la palabra dictadura para responder a una pregunta periodística sobre la crisis posterior al 28J en Venezuela. Aquella fue su posición pública más frontal ante la deriva autoritaria del chavismo y aprovechó, dicho contexto, para darle un respaldo pleno a los obispos católicos venezolanos que en las semanas que siguieron a las elecciones de 2024 emitieron varios comunicados exigiendo se respete la voluntad popular.
El 13 de septiembre, seis semanas después del 28J, el Papa Francisco, de regreso a Roma tras un periplo por el sudeste asiático, conversó con una comitiva de periodistas en el avión que le llevaba de regreso a Roma.
De acuerdo con la reseña periodística del bonaerense La Nación, cuya periodista acreditada ante la Santa Sede viajaba en la aeronave, esa fue la ocasión en la que el sumo pontífice de origen argentino habló de forma más directa sobre Venezuela y su crisis institucional, acrecentada por la ausencia de resultados electorales oficiales o papeletas en manos del chavismo que dieran sustento a la narrativa oficial de que Nicolás maduro ganó el 28J.
Francisco, quien manifestó que no había seguido de cerca los últimos acontecimientos de Venezuela, justamente al estar en su viaje apostólico por el sudeste asiático, aprovechó la pregunta sobre las elecciones venezolanas para darle un espaldarazo a la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), que tuvo una seguidilla de pronunciamientos después del 28 de julio con tres exigencias
- Respeto a la voluntad popular.
- Que se difunda la verdad sobre lo ocurrido en las urnas el 28J.
- Cese la represión y la persecución de la disidencia política.
“Las dictaduras no sirven y terminan mal antes o después, leyendo la historia”, dijo Francisco al contestar una pregunta sobre qué mensaje les daría a los venezolanos en un momento tan dramático como el actual, aunque evitó llamar dictador a Nicolás Maduro.
Francisco no estaba al tanto, según la reseña que publica La Nación este 13 de septiembre, del exilio forzado en Madrid de Edmundo González Urrutia, a quien justamente la CEV había llamado “el candidato con el mayor número de votos” en su quinto pronunciamiento poselectoral fechado el 4 de septiembre.
“No seguí la situación de Venezuela, pero el mensaje que daré a los gobernantes es dialogar y hacer la paz”, afirmó entonces el Papa.
“Yo no puedo dar una opinión política (sobre Venezuela) porque no conozco los detalles, pero sé que los obispos han hablado y el mensaje de los obispos debe ser mejor”, sostuvo el papa al darle un espaldarazo a los prelados venezolanos, que según La Nación estuvieron en constante comunicación con la secretaría de El Vaticano en relación con su posicionamiento público posterior a las elecciones.
La CEV como otras entidades nacionales e internacionales, si bien no tienen potestad de señalar al septuagenario ex embajador Edmundo González Urrutia como presidente electo, si le endilgó la condición de candidato con el mayor número de votos en la jornada del 28 de julio de 2024. Y esta posición fue respaldada por Francisco, estando en vida.
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