Es imperativo que los venezolanos superemos nuestra condición de decadentes monoexportadores de petróleo. Es la hora de enriquecer la oferta energética – tanto en cantidad como en variedad – y de convertirnos en un Hub Energético, es decir en un centro de exportación de todo tipo de energías, hacia América y el mundo.
Tenemos abundante petróleo, gas, ríos caudalosos, sol y viento, que podemos transformar en combustibles, electricidad y otros productos, que exportados masivamente dinamizarían nuestra economía y generarían abundantes divisas que, bien utilizadas, convertirán a Venezuela – por fin- en un país próspero.
Ya está bueno de ser el país de las oportunidades perdidas. No es posible que sigamos desaprovechando tantas bendiciones con que nos ha prodigado la naturaleza. Nos parecemos al hombre de la “parábola de los talentos” que Jesús castigó por haberlos dilapidado. El mundo no sale de su asombro al observar como en medio de tantas bendiciones somos – según la ONU- el segundo país con más hambre en América, luego de Haití. Nos ven como a un limosnero sentado en un barril.
La buena noticia es que tenemos la oportunidad de reparar – con éxito- la monumental “raspada” que nos han dado en la parábola de los talentos. ¿Cómo? Aprovechando la maravillosa oportunidad que – para comenzar- nos ofrecen nuestras potencialidades de avanzar desde exportadores de hidrocarburos, hacia exportadores de muchos tipos de energía.
Estrategia para convertirnos en un hub energético
Pero soplar no es hacer botellas, el aprovechamiento óptimo de las energías requiere de estrategias, planes, inversiones, alta gerencia, innovaciones y tecnología. Nuevos paradigmas y Visión de Futuro, como en cualquier proceso que diste mucho se salir de la chistera de un mago.
Los venezolanos hemos padecido en los últimos 25 años los efectos del descalabro de Pdvsa. De una producción de 3,3 millones de barriles diarios en 1998, hemos pasado a menos de un millón, según las cifras que ofrece la OPEP.
La potencialidad de nuestras reservas nos indica claramente que podemos resucitar la industria petrolera y llevarla a una producción de 3 o 4 millones de barriles, generando al país por lo menos 70 u 80 mil millones de dólares al año. Una fortuna que bien utilizada puede servir en principio para salir del terrible drama social que padecemos, y en el mediano plazo para lograr el desarrollo sustentable de Venezuela. Por otra parte, hay que superar la producción de nuestras refinerías, disminuida en un 70%, lo ha traído inseguridad energética: escasez de gasolina, de gasoil, de gas para la electricidad, las cocinas, las industrias, Guayana y la petroquímica. Venezuela… no merece este panorama.
Este descalabro nos obliga a repensar la industria petrolera. A hacer una nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos que refleje una nueva Visión Petrolera y de país. Que facilite la construcción de una nueva industria con la participación de muchas empresas privadas, donde el gobierno se encargue fundamentalmente de las políticas petroleras y del control del negocio. Una Ley que permita Agencias de Energía que elaboren paquetes energéticos para vender a los inversionistas en Rondas de Licitación.
Los inversionistas requieren confianza para incorporar sus capitales, y la confianza más allá de una palabra esotérica es un coctel integrado por respeto, seguridad jurídica, reglas de juego claras, separación de poderes y todos esos aspectos que constituyen la democracia.
Para lograr las metas petroleras y de gas hacen falta más de 100.000 millones de dólares en cinco o seis años, lo que no es poca cosa. Si los inversionistas no sienten seguridad para el retorno de sus capitales… se van para Brasil, Guyana, Argentina u otros países que sí les garanticen mejores condiciones. Así de simple.
Igual sucede con la industria eléctrica. Venezuela posee gran capacidad hidroeléctrica. La mayoría en Guayana, tales como Guri, Caruachi, Macagua, Tocoma, otras en occidente como Uribante – Caparo. También el país tiene varias plantas termoeléctricas como Planta Centro, Josefa Camejo, El Furrial, etc.
En conjunto el sistema eléctrico opera a menos de 50 % de su potencial, generando cortes de luz que en las casas interrumpen la rutina, dañan los aparatos eléctricos, y en las industrias minimizan la productividad, lo que significa desempleo y hambre. Se requieren inversiones de miles de millones de dólares para la recuperación eléctrica. Al igual que en los hidrocarburos, estas inversiones deberán ser privadas y requieren mucha confianza. La idea es desarrollar el potencial eléctrico para satisfacer la demanda nacional y eventualmente estar en condiciones de exportar, como componente del Hub Energético.
El paquete exportador del Hub energético también requiere de la energía solar, de la eólica, y de otras fuentes que están desarrollando en muchas partes del mundo. En Venezuela están en pañales, otro reto. Son parte de las llamadas energías alternas que bien utilizadas pueden integrarse a la industria de los hidrocarburos contribuyendo a la estrategia de Limpiar el Petróleo, y en el mediano plazo a la exportación.
Hub energético como pivote para el desarrollo nacional
El inmenso potencial energético es una ventaja comparativa de Venezuela. Nuestra obligación – porque ya está bueno – es transformarlas en ventajas competitivas y convertirnos en exportadores de energía. Desarrollar esas industrias que capten cuantiosas divisas que funjan como eje dinamizador del desarrollo del país: vías de comunicación, agua, industrialización, agricultura, pesca, educación (nuestro principal problema), turismo, alta tecnología, ferrocarriles, astilleros…
Una gigantesca gama de posibilidades que están destinadas, no lo dude, a convertir a Venezuela en el mayor proyecto para las américas en las próximas décadas. Como lo lee: el mayor proyecto económico de las américas.
Si nos ponemos las pilas seremos, no lo dude, el principal polo de inversiones del continente.
Visión ganadora
Es hora de ver el futuro con amplitud y autoestima. Ya está bueno de ser perdedores. Tenemos derecho y tenemos con qué. Muy pocos países tienen tantos privilegios naturales. Y tanta gente capaz, como por ejemplo los millones de venezolanos del éxodo, que se han ido físicamente, pero dejando sus espíritus sembrados en Venezuela y están resueltos a participar (presencial o cibernético) en la materialización de un nuevo paradigma de desarrollo.
Los venezolanos de hoy recibimos como legado un país lleno de defectos, pero pujante. ¿Qué le vamos a entregar a las generaciones del futuro? ¿Esto? ¿Cómo pasaríamos a la historia? ¿O peor, a la memoria de nuestros descendientes?
El Hub Energético es un maravilloso comienzo. Exportar energía y en lo interno canalizar nuestra energía creadora hacia un futuro próspero. Es ahora, o no será nunca.
Pilas pues.
https://www.costadelsolfm.org/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario