La razón psicológica permanente para aceptar la dictadura es la circunstancia de que la dictadura exime a los individuos del tormento de tener que tomar decisiones importantes. Arnold Toynbee.
El momento histórico que vive el país es crucial para la vida de todos los venezolanos. Se trata de decidir entre dos visiones del mundo totalmente contrapuestas. Dos formas de organizar la sociedad completamente distintas. Es una lucha entre el colectivismo marxista fracasado en todo el planeta después de sacrificar varias generaciones de seres humanos, y el individualismo democrático que garantice el respeto a la libertad plena, sin más restricciones que el respeto al derecho de los demás, como se estila en toda sociedad moderna, civilizada y educada en valores.
Se trata de corregir el error histórico de haber permitido democráticamente que alguien se apropiara del poder con la intención de destruir la democracia misma y convertirse en dictador. De hecho, las dos únicas ofertas electorales se resumen en la reelección vitalicia, muy propio de los dictadores narcisistas , y la organización de un partido único, con un pensamiento único, típico de la concepción ideológica que pretende que el individuo solamente obedezca y no necesariamente esté de acuerdo con lo que se ofrece.
Vivir en libertad exige de todos y cada uno de nosotros un acto consciente de responsabilidad que se traduce en el voto. Debe ser un acto de libre albedrío, acorde con nuestra conciencia, que exprese con coraje el rechazo a la opresión y el deseo de vivir dignamente en una sociedad que lo estimule y promueva.
Hemos sido testigos excepcionales, en un período fatal para la historia del país, de que no basta con acumular riquezas para crear una patria. Se necesitan ideales de cultura para que haya patria. Hay que taparse los oídos para no sucumbir a la seducción de una perspectiva de beneficio particular. Debemos sacudirnos el miedo que nos hace aferrar a la seguridad de un empleo que nos mantenga genuflexos. A veces por estar pendientes de una sola puerta no nos damos cuenta que hay muchas más abiertas a los lados.
El momento es crucial porque se trata de decidir entre el totalitarismo militarista que encarna el gobierno tiránico y autocrático y la libertad y la democracia representada en la unidad nacional. Recordemos lo expresado por Martí: “el puñal que se clava en el nombre de la libertad, se clava en el pecho de la libertad”. Ese puñal está en manos de los opresores, del atraso y la hipocresía que aspira enseñorearse sobre la ignorancia.
Obviamente, hay otras maneras de salir de esta situación que sólo el tiempo y las circunstancias lo decidirán ya que suponen una tragedia para imponer la democracia que las elecciones del 28 de julio pasado no pudieron. Evitemos lo que Alvin y Heidi Toffler sentenciaron: “Las culturas que predican las virtudes de la pobreza suelen lograr, precisamente, aquello por lo que rezan.
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